Capítulo 14. Hilos rotos.

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—Toc, toc —le dije a Namjoon.

—Ah, esa la conozco. —Calló un momento—. ¿Quién es?

—La vaca que interrumpe.

—¿Qué vaca que...

—Muuu.

—... interrumpe? —Continuó mirándome con gesto expectante—. Te toca a ti.

—No, ya he dicho mi parte.

—Perdón, ¿me la he perdido? ¿Probamos otra vez?

—Sinceramente, no creo que sirva de nada. Verás... —dije, empezando a experimentar aquella sensación de desasosiego—, ahora que me veo obligado a expresarlo, empiezo a darme cuenta de que no hemos escogido bien. El chiste de la vaca que interrumpe es una especie de subversión del chiste del toc-toc.

—Ah. ¿Quieres decir como en el Ulises?

—Probablemente. Pero tiene que ver más con una vaca y menos con... No sé si arriesgarme a decir con los irlandeses tristes.

Namjoon reflexionó durante largos instantes.

—Así pues, basándome en las características estructurales intrínsecas del entorno del chiste del toc-toc, ello me lleva a pensar que el remate de dicho chiste vendrá después de que yo haya proporcionado la respuesta que se espera: «¿Qué vaca que interrumpe?», pero como la vaca que interrumpe es una vaca que interrumpe, el remate viene durante dicha respuesta, lo cual confunde mis expectativas de llegar a una consecuencia hilarante.

—Hum. Supongo que sí.

—Es bastante bueno. —Se inclinó hacia un lado—. Eh, Rhys. Entra. 

En la puerta apareció la cabeza de Rhys Jones Bowen.

—¿Qué puedo hacer por vosotros, chicos?

—Toc, toc.

—¿Quién es?

Namjoon me lanzó una mirada de complicidad.

—La vaca que interrumpe.

—¿Qué vaca que interrumpe? —preguntó Rhys Jones Bowen.

—¡Muuu!

Siguió una pausa. Rhys se acarició la barba.

—Ah, me gusta. Es un tanto dadaísta. Esperaba que me interrumpieras en la última frase porque eres una vaca que interrumpe. Pero no lo has hecho, así que me has sorprendido, y eso lo ha hecho gracioso. Creo que voy a pasar el día entero riéndome a causa de ello.

Lo estaban haciendo a propósito, creo yo. Eran dos genios malvados que llevaban años jugando conmigo. Antes de que cualquiera de los tres volviera a lo que jocosamente denominábamos nuestro trabajo, apareció la doctora Fairclough proveniente del piso de arriba y, para mi consternación (pero no para mi sorpresa), Rhys Jones Bowen se detuvo en la puerta y se giró hacia ella.

—Doctora F, tengo un chiste para usted —anunció.

La respuesta de ella fue muda y desalentadora, pero Rhys no se desalentó.

—Toc, toc.

Para mi sorpresa, la doctora respondió de inmediato, con un breve y formal:

—¿Quién es?

—La vaca que interrumpe.

—Gracias, pero los mamíferos no son objeto de mi interés. Un trabajo excelente el de anoche, Park.

—¿Muuu? —terminó Rhys de modo más bien soso.

—¿Gracias? —dije yo intentando sin éxito no dar la impresión de que aquella era la primera frase mínimamente alentadora que le había oído pronunciar jamás.

En búsqueda de un novio. KOOKMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora