༺ Defensor de la Justicia.

100 12 0
                                    

La tensión en la sala de reuniones del Cuerpo de Cazadores era palpable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La tensión en la sala de reuniones del Cuerpo de Cazadores era palpable. Los pilares estaban reunidos para discutir varios asuntos cuando el conflicto estalló inesperadamente. Sanemi Shinazugawa, conocido por su carácter explosivo, había comenzado una discusión con Tanjiro y Nezuko Kamado, quienes habían estado en el centro de un reciente incidente con los demonios. Sanemi, conocido por su falta de tacto, no escatimó en insultos.

—¡¿Qué mierda creen que están haciendo esos demonios cerca de ustedes?! —gritó Sanemi, su furia evidente—. ¿Acaso piensan que pueden confiar en ellos sin consecuencias? Mi familia murió a manos de demonios, y ahora ustedes quieren tratarlos como si fueran amigos.

Nezuko, con lágrimas en los ojos, se mantuvo en silencio, mientras Tanjiro intentaba defenderla. La situación parecía descontrolada cuando [T/N], la Pilar del Dragón, intervino con determinación.

—¡Eso es suficiente, Sanemi! —exclamó [T/N], su voz llena de autoridad—. No tienes derecho a juzgar a Nezuko y Tanjiro sin conocer toda la verdad. Ellos han demostrado su valía y sus intenciones son puras.

Sanemi se volvió hacia [T/N] con desdén, sus ojos brillando con una mezcla de enojo y burla. Con furia se acerco hasta ella y se agachó levemente hasta su altura, provocando que rozaran sus narices. Mitsuri ahogó un pequeño grito con sus manos ante la escena y Giyu se tensó al verlos tan cerca. Ambos se miraron fijamente con el ceño fruncido.

—¿Y tú qué? ¿Crees que defender a estos demonios te hace una heroína? ¡No puedes proteger a todos los demonios solo porque sientas lástima por ellos! ¿Acaso te has olvidado de lo que le hicieron a tu familia, Pilar del Dragón... o acaso tengo que ser yo quien te lo recuerde?

Las palabras de Sanemi fueron como cuchillos, pero [T/N] no se dejó intimidar. Frunció más el ceño y tomó una postura recta.

—Lo que estamos tratando de hacer es encontrar una solución que no implique más sangre innecesaria —respondió [T/N], su mirada firme—. No es justo juzgar a alguien solo por su raza. Cada demonio es diferente, y algunos buscan redención.

Sanemi rió con desdén, cruzando los brazos con una actitud desafiante.

—¡Oh, por favor! ¿No te das cuenta de que ellos solo están jugando contigo? ¿O es que te gusta ser la tonta que cree en cuentos de hadas?

Giyu, quien había estado observando desde un rincón, no pudo soportar más. Con una expresión severa, se interpuso entre Sanemi y [T/N], colocando a la joven detrás de él en señal de protección.

—Eso es suficiente, Sanemi —dijo Giyu con voz grave—. No permito que faltes al respeto a [T/N] de esa manera. Ella tiene su propia forma de hacer las cosas, y no tienes derecho a ridiculizarla por ello.

Sanemi, al ver la intervención de Giyu, frunció el ceño y se acercó con una sonrisa desafiante.

—¿Ah, sí? ¿Y tú qué vas a hacer al respecto, Tomioka? ¿Vas a seguir defendiendo a tu querida Dragoncita? ¿Crees que puedes intimidarme con tus miradas amenazantes?

Giyu se acercó a Sanemi, su rostro enrojecido por la ira contenida.

—No estoy aquí para intimidarte, Sanemi —dijo Giyu con voz baja y tensa—. Estoy aquí para proteger a [T/N]  y a los que no pueden defenderse por sí mismos. Y si tienes un problema con eso, tendrás que enfrentarte a mí.

La tensión entre ellos creció a medida que las palabras se volvían más ásperas. Sanemi se inclinó hacia adelante, provocador.

—Vamos, Giyu. ¿Realmente crees que puedes hacer algo más que ser un héroe barato? ¿O es que el único motivo por el que la defiendes es porque estás enamorado de ella? No me sorprendería, considerando cómo te la pasas suspirando por ella.

Giyu, furioso, dio un paso hacia Sanemi, pero el combate físico no había comenzado todavía. Sus compañeros miraban con preocupación, sabiendo que cualquier cosa podría desatarse.

Finalmente, Giyu perdió la compostura y lanzó un golpe a Sanemi, que fue esquivado con dificultad. La sala se convirtió en un caos mientras los dos luchaban, sus movimientos rápidos y brutales. Sanemi, con su habilidad para el combate, se movía con agilidad, pero Giyu estaba decidido a no dejarlo ganar.

Durante la pelea, Sanemi continuó con sus provocaciones, tratando de desestabilizar a Giyu.

—¡Vamos, Giyu! ¿Eso es todo lo que tienes? ¡Demuéstrame que no solo eres un paladín de la justicia y que puedes hacer algo más que proteger a tu querida Dragoncita! ¿O tal vez eres solo un perdedor enamorado?

Giyu, con cada golpe que daba, se sentía impulsado por la rabia y el dolor. Cada movimiento estaba cargado de su furia por la injusticia y su desesperación por proteger a [T/N].  El enfrentamiento llegó a su clímax cuando Giyu logró un golpe decisivo, haciendo que Sanemi cayera al suelo, agotado y humillado.

—Nunca dejaré que nadie trate a [T/N] de esa manera —dijo Giyu con voz firme, su respiración agitada—. No importa lo que digas, la respeto y la protegeré, sin importar el costo.

Sanemi, aún en el suelo, miró a Giyu con una mezcla de furia y resentimiento. No podía entender por qué Giyu estaba dispuesto a arriesgar tanto por [T/N], pero las palabras de Giyu le dejaron claro que el conflicto no era solo una cuestión de orgullo, sino de algo mucho más profundo y personal.

La sala se llenó de un pesado silencio después de la pelea. La joven, observando la escena con lágrimas en los ojos, se acercó a Giyu con una expresión de agradecimiento y preocupación.

—Gracias por defenderme —dijo con voz quebrada—. No sé cómo agradecerte, pero me alegra saber que estás a mi lado.

Giyu asintió, su rostro mostrando el dolor y la determinación que sentía en su interior. Miró a [T/N] con una mezcla de tristeza y amor.

—No tienes que agradecerme. Solo estoy haciendo lo que creo que es correcto. La verdadera fuerza viene de proteger a los que amamos, y no voy a dejar que nadie te falte al respeto.

El conflicto entre Sanemi y Giyu había dejado cicatrices visibles y emocionales, pero también había revelado la profundidad del compromiso de Giyu hacia [T/N] y la verdadera naturaleza de su valentía.

La lucha no solo había sido por respeto, sino por el amor y la lealtad que Giyu sentía hacia ella, y el dolor que experimentaba al ver el mundo de una manera tan cruel.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐓𝐎𝐌𝐈𝐎𝐊𝐀 𝐆𝐈𝐘𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora