Capitulo Dos.

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Punto de Vista de Penélope:


Los primeros días en el campo fueron difíciles de llevar y en más de una oportunidad quise volver, pero resistí llegando a la conclusión de que había hecho lo correcto. Tenía la firme convicción respecto a Colín que en cuanto a mi persona que él por supuesto me estimaba, pero no de la forma en a que a mí me hubiese gustado y tuve que aceptarlo. Me costó. Derramé muchas lágrimas por las noches reviviendo todos nuestros momentos. Era tortuoso, sí, pero me sirvió. Repasé desde el momento en que lo conocí y se cayó del caballo gracias a mi papalina llevada por el viento, hasta los más actuales. Pasando por los momentos gratos, los vergonzosos, los graciosos, los desechables y por supuesto los inolvidables.

Me desconecté y por completo de la vida de Colin y de la mía como Lady Whisteldown.

Fue mejor así.

En Londres, el día de la dichosa fiesta en la que mi prima debía comprometerse con el hombre de mis sueños llegó de improviso a casa de mi madre el hermano de quien había sido el real amor de su vida y padre de su futuro hijo. Si, ese era el secreto de Marina, ella estaba embarazada de otro hombre ese año. Un tal George Crane, quien, ahora sabemos que había tenido un destino trágico en batalla. El caballero recién llegado le ofreció a ella un futuro que sin duda era mejor que el que mi amigo podía aspirar. Ella no lo dudó y en vez de comprometerse con Colin aceptó la vida que Sir Phillip Crane le ofrecía. Él había heredado el título y la posición de su hermano y su objetivo era criar dentro de su familia al hijo de su hermano. Ella se fue con él esa misma tarde dejando a todos estupefactos.

Colin quedó destrozado. No resistió y simplemente se fue. Mi querido amigo se dedicó a viajar por Europa o eso es lo que supe.

Todos estos acontecimientos llegaron a mí un mes después por las cartas que me escribieron Eloise, quien me comentó lo que había pasado en día aquel. Mi madre también me escribió señalándome lo que pasó con Marina y su nuevo status de Lady Crane.

La libertad con la que viví durante ese mes, lo fue todo para mí. No tuve que vivir más tiempo enfundada en el color amarillo y me deshice de todos mis vestidos. Me dediqué a escribir novelas y dar largos paseos por las tardes que me llevaron a perder algunas tallas de ropa sin proponérmelo de ser gorda, pasé a ser ligeramente redondeada. Tuve que pedirle a Madame Delacroix enviarme nuevos vestidos con un estilo completamente nuevo, lo que ahora estuviera de moda me vino bien.

Fue realmente encantador vivir mi vida alejada de Londres y conocer varios parajes que no me imaginé que pudieran existir. No estaba dispuesta a dejar esta nueva libertad para volver al control de mi madre.

Aquellos meses me sirvieron exclusivamente para despejarme y ver las cosas desde otra perspectiva. Gracias a eso y ya no pensando tanto en Colin me di cuenta de que mi vida había sido perfecta a su lado, al lado de su familia y que desear más estaría mal.

Creí que había valido la pena todo mi esfuerzo porque había guardado todos mis sentimientos bajo siete llaves dentro de mi corazón y estaba segura que ahí se quedarían.

Una tarde al octavo mes de mi tranquila vida consideré que había estado toda mi vida encerrada por lo que salí a las afueras del bosque cercano la propiedad de los Thompson me sorprendió lo bonita que era la naturaleza. Nunca lo me había interesado y tener el espacio de poder tener aquella oportunidad me llevó a conocer a Lord Alfred Debling, quien, era un admirador de la naturaleza que de forma inesperada apareció de la nada y me advirtió de una trampa que recién había puesto para ahuyentar a los depredadores de los ciervos que él estaba investigando, y yo, descuidada, estaba por pisar la cuerda que debió haber ocultado antes de mi paso y de no ser por su hábil rescate, en vez de caer en el suelo, como debí, quedé bien acomodada entre sus brazos. Luego de eso, nos presentamos formalmente y estuvimos hablando cerca de una hora y él me comentó estamos cerca de una de sus casas de campo y que también venía llegando de una expedición realizada en los Alpes Suizos, que éste viaje lo había mantenido ocupado casi seis meses y que había sido una gran experiencia y que volvería a repetir encantado. Se ofreció también a acompañarme a la puerta de la propiedad y me cautivó su manera de ver la vida. No habría imaginado su visión fuera tan sencilla considerando que él tenía una excelente posición económica, tener treinta y cuatro años y sus objetivos definidos. Creo que eso fue lo primero que me atrajo de él, a parte de sus hipnotizantes ojos color miel incandescente y su gusto por la lectura geográfica en su caso, pero le gustaba leer y eso era lo importante.

Yo estaba alucinada. Nadie había mostrado tal interés en mi persona. Nunca, quizás porque al no estar en medio de la sociedad pude ser yo misma y me di cuenta que ante su presencia no estaba avergonzada y podía hablar con él sin cohibirme.

Físicamente era mucho más alto que yo, su piel era del mismo tono blanco y una rubia cabellera. Todo esto acompañado de su estructura media-gruesa que estaba demasiado bien tonificada.

He de admitir que en ese lapso de tiempo sólo pensé en Colin un par de veces. No pude evitar compararlos y por un momento estuvieron a la par en cuanto a cualidades.

Mi corazón no dejó de latir fuerte en todo el camino y era peor en los momentos en que sentía su miraba fija en mí. Ponía atención a cada cosa que le decía y después de encontrarnos continuamente se convirtió en un muy buen amigo. Después de un tiempo, me sinceré con él y le conté de mi vida en Londres. Se sorprendió que yo no fuera una mujer casada, pero le confié mis infortunios y que, a estas alturas, mi prioridad no era el matrimonio. Que como era la fea del baile nadie reparaba en mí. Él lamentó no haber estado en la cuidad para conocerme antes y haberme invitado al menos un baile.

Eloíse fue la primera en saber de la existencia de mi nuevo amigo cuando le escribí anunciando mi pronto regreso ya que mi madre me había pedido volver, era hora de regresar y volver a la vida que había dejado. Lo mejor de todo, fue percatarme antes de volver que yo había cambiado, me sentía capaz de manejar cualquier cosa he incluso aspirar a más. Soñar que las cosas iban a cambiar no era tan lejano.

Respecto a mi nuevo amigo me despedí personalmente y le deseé que pudiera completar su estudio de comportamiento de las especies. Me ofrecí a editar su investigación sí alguna vez se atrevía a llevar sus descubrimientos a los libros. Se sorprendió por mi partida y se entristeció al saber que ya no pasaríamos más tardes de conversaciones interesantes. Era muy respetuoso y me pidió que le escribiera para confirmar que llegara bien a mi hogar.

Agradecí la hospitalidad de mi tío con un obsequio que había pertenecido a mi padre y partí de regreso a Londres.

Cuando finalmente regresé de mi viaje, todo lo vi distinto. Mi madre me encontró distinta y no sé por qué, pero respetó mi cambio de estilo al vestir, no me obligó a volver al amarillo. Ella manifestó que, si mi prerrogativa me había hecho cambiar, quizás podría verse beneficiada. Sabiéndome una solterona en la que nadie se fijaría ya tenía claro que mi destino era hacerle compañía en se vejez.

Mis hermanas se casaron recientemente por lo que según el pensamiento de mi madre en poco tiempo estaría ocupada cuando los nietos llegaran. La casa se sentía más tranquila y era excelente para mí y mis actividades.

Cuando llegué a mi habitación le escribí a Lord Debling informándole que mi viaje había concluido bien y sin percances. Luego de ordenar su envió con mi doncella, ordené mis cosas, mis nuevos vestidos, me percaté que en mi escritorio había dieciséis cartas parte de Colin.

Había pasado tanto tiempo sin saber de él que me había acostumbrado a su ausencia.

Me había escrito desde todas las ciudades que estaba visitando. No alcancé a devolver ninguna, en la última me hablaba de su regreso que ocurría en pocos días.

Me prometí a mí misma no volver a ser la misma de antes. Colin era mi amigo. Mi amigo y valoraría sólo su amistad y no esperaría absolutamente nada de él.


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Hola, como señalé cualquier aporte o idea se agradece.

Un abrazo y gracias por leer.

                                                                                  La autora.

Sentimientos ConfusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora