Capítulo Tres.

315 16 1
                                    

Punto de Vista de Penélope:


Mi llegada se dio antes que la de Colin.

Eloíse y su familia realmente se alegraron de mi retorno, me recibieron con los brazos abiertos y con los días que vinieron retomáramos nuestra cercana amistad. Lady Violet volvió a invitarme constantemente a tomar el té. Finalmente volví a sentirme en casa. Mi cambio exterior sólo me llenó de elogios de su parte. Los hermanos menores Gregory y Hyacinth habían crecido enormemente desde la última vez que les vi ya el tenían el porte de sus hermanos y fue magnifico compartir con ellos las historias que Lord Debling me había comentado de sus viajes.

Fue fantástico leer los panfletos de Whisteldown a través de los ojos de Eloíse. Nadie de Mayfer notó el cambio. Me enorgullecí de mi amiga. Ella podría ser una maravillosa escritora sí se lo proponía.

Colin sorprendió a su familia entera cuando llegó el día que Francesca y Lord Kilmartin. Yo estaba presente cuando entró a la casa. Revolucionó a todos con su llegada. Era otro. Su cabello era más largo. Sus rasgos se habían definido increíblemente haciéndolo aún más guapo de lo que esperaba. La efusividad era parte de la familia Bridgerton, así que no escatimaron en muestras de afecto. Cuando me saludó fue mágico de vivir. Me abrazó de la misma forma que a sus hermanos. Él jamás lo había hecho. No se sí lo hizo por el calor del momento, pero fui yo la que me congelé en ese instante sintiendo su exquisito aroma recorrer cada fibra de mi ser. Según el protocolo fuera de la familia. Una no podía ser abrazada de esa forma. Por un segundo lo miré a los ojos y el me devolvió la mirada y dibujó una magnifica sonrisa.

Nadie lo notó. Todos estaban demasiado felices por su retorno. Lady Violet estaba tan feliz que mandó a traer todas las exquisiteces y adelantaron el brindis por su llegada, y por supuesto, por los novios.

-Debemos hablar, Pen-Me pidió susurrando cuando se alejó.

Yo asentí recobrando mi sensatez y aunque fuera una cobarde apenas tuve un espacio me escabullí con la excusa de darle la debida intimidad para que disfrutaran en familia. Llegué a la casa de mi familia y con rapidez me escondí para poder hiperventilar a aquel abrazo. Nunca pensé poder sentirlo tan cerca.

La sensación de estar en sus brazos me duró días. Esto no era nada bueno para mi juicio actual.

Desde entonces, Colin se ha comportado distinto conmigo y no sabía cómo enfrentarlo y hasta qué punto era bueno eso. Siendo que, para mí, era todo diferente ahora.

Días después nos volvimos a encontrar en un evento social. Elevarían un nuevo artefacto que podría mantenerse en el aire. La reina estuvo presente y todos fuimos testigos de verlo ascender y quedarse en el cielo.

Estando junto a Eloíse y Benedict fue complicado para Colin acercarse mí para hablar a solas, aunque hubo un breve momento caminamos juntos y nos retrasamos de los demás. Apenas él pudo notar que nadie escuchaba me reprochó mi silencio y pidió de favor que nunca, nunca, pero nunca más volviera a desaparecer como lo había hecho, porque si no yo iba a conocer la furia de Colin Bridgerton.

En un primer minuto pensé que lo decía a modo de broma, pero su semblante lleno de seriedad me hizo dar cuenta de que sus palabras iban en serio.

Anonadada le respondí que no había sido intencional, que tal y como le había dicho en mi carta estaba en el campo, que había alargado mi estancia allí y por ello no recibido sus cartas hasta que volví.

Las palabras de Colin me dejaron descolocada ya que nunca pensé que le pudiera afectar tanto mi desaparición de su vida, siendo que, por un momento, había llegado a creer que ni siquiera iba a notar mi ausencia por estar disfrutando de sus viajes.

Colin estuvo de acuerdo en hacerme saber que la palabra para describir su sentir era abandono. Él mismo me aseguró que me había extrañado muchísimo, más de lo que yo me podría llegar a imaginar, que sentía que los días pasaban muy lentos y a pesar de las emociones que le traía conocer lugares nuevos. Me extrañaba.

Me confió también, que había dejado de hacer cosas que acostumbraba, como escribir en sus diarios, que andaba de mal humor, que casi nada le resultaba y cosas por el estilo. Lo único que lo calmó fue tomar el primer barco y volver a Londres.

Su enfado continuó ya que debía hacerme saber que se había imaginado una infinidad de accidentes, secuestros y desastres que sólo a una mujer le podían pasar.

No sé de donde saqué las fuerzas para enfrentarlo, pero lo hice. Le dije a una solterona como yo no enfrentaba ninguno de esos peligros, que no era necesaria su exagerada preocupación.

Colin por primera vez se quedó en silencio examinando mis palabras.

No alcanzó a contra-atacar porque en ese instante nos vio Lady Danbury, nos alcanzó y le pidió a Colin que nos escoltara ambas. Seguramente sospechó de nuestro extraño dialogo y decidió hacer acto de presencia e interrogarnos a cerca de nuestro intercambio de palabras.

Por suerte, mi gran amiga Eloíse vino y me salvó sacándome de escena. Colin no se salvó de la presencia de Lady Danbury y sé que ella más de alguna cosa le dijo. La cara de Colin era un poema.

Eloise estaba empecinada saber de mi experiencia al vivir con tanta libertad. Le repetí que fue lo mejor que me había pasado, que la soledad también había experimentado me había enseñado que una mujer también podía tomar algunas de sus decisiones.

Estábamos hablando precisamente de las decisiones que tomaban las mujeres como nosotras cuando en ese mismo instante me pareció ver una alucinación. Ante nosotras se presentó Lord Debling saludándome directamente con caballerosidad y cercanía. Sorprendida y muy feliz, le presenté a Eloíse y nos acompañó mientras nos explicaba que había llegado en esa mañana a Londres pues tenía que resolver algunos asuntos en la ciudad. También dijo que se había presentado en la casa de mi familia para verme y le informaron de la actividad en la que se encontraba la mayoría de la sociedad de Mayfer. No dudó y vino.

Eloíse no dejaba de hacerme señas, para ella hacerme entender que uno de los asuntos era yo.

No hace muy poco que conozco a Lord Debling y él ya había revolucionado mi vida en varios los sentidos.

Lady Danbury obviamente conocía a Lord Debling, él se alegró de verla saludándole con gran efusividad después de años de no coincidir. Colin que venía con ella. Lo saludó poco interesado. Mientras ella me veía directamente y mencionaba que la mujer que tuviera la suerte de tener a un hombre como Alfred en su vida... sería una mujer muy afortunada.

Me sonrojé y Lord Debling se rio suavemente.

Desde ese momento todo se volvió aún más confuso. Colin también actuó aún más diferente.

Las madres encantadas comenzaron a presentarles a hijas casaderas. De un segundo al otro Lord Debling estuvo rodeado. Él cortésmente les saludó indicando que ya había prometido pasear junto a mí el resto de la jornada. Lady Danbury actuó nuevamente, lo rescató y lo trajo a mi lado.

No había tenido la oportunidad de decirles al resto de los hermanos mayores que nosotros ya nos habíamos conocido y he de admitir que tuve más de una oportunidad para decirles nunca me imaginé que Lord Debling se presentara en Londres y lo que hiciera primero fuera buscarme.

A mi madre se le dibujó una sonrisa que le duró todo el resto de la jornada.

Lady Violet por petición de Eloíse y acompañada deBenedict y Colin me dijo que no había problema en incorporarlo a la celebraciónde matrimonio de su hija sí a mí me parecía invitarlo. Yo sólo asentí y la invitación se dio por hecha. Cuando le dije Lord Debling él aceptó de inmediato asistir a la boda cuando me hizo prometer que bailaría al menos una pieza con él durante el evento.


___________________________________________________

Hola. Gracias por leer y llegar hasta este capitulo. 

Ya saben... gracias por leer.

                                                                                   La autora.

Sentimientos ConfusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora