13. Idea.

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Stanford y Juliette caminaron hacia la cocina, donde se encontraron con una escena hogareña. Mabel, con su delantal y un gorrito de chef, estaba frente a la estufa, moviéndose con energía mientras preparaba la cena. Dipper, sentado a un lado, leía absorto un libro de la vasta biblioteca de Ford, ignorando todo el bullicio a su alrededor. Stanley, cuchillo en mano, ayudaba a su sobrina a cortar papas para freír, aunque no podía evitar hacer bromas entre cada corte, provocando risas esporádicas en la cocina.

-¡Ah, por fin!- dijo Mabel con una sonrisa triunfante cuando vio a su tío Ford y a Juliette entrar. -¡La comida estará lista en nada!- gritó tan fuerte que dipper se tapó los oídos.

Stanley levantó la vista y le guiñó un ojo a Ford, luego miró a Juliette, con una sonrisa traviesa.

-Bien, espero que no tengan un pedazo de dedo - bromeó Stanley con su habitual tono sarcástico, mientras levantaba el cuchillo para darle más dramatismo a sus palabras.

Ford se llevó una mano al rostro, suspirando ante el comentario de su hermano, mientras Juliette giraba su mirada hacia Mabel, visiblemente preocupada.

-¡Es broma! - intervino rápidamente Mabel, dándole un codazo a Stanley con una sonrisa divertida.

-¿Qué? ¿Ahora no se puede bromear?- replicó Stanley fingiendo inocencia, encogiéndose de hombros

Mabel, decidida a romper la tensión, se movía con agilidad por la cocina, tarareando mientras manejaba ingredientes y sartenes con una destreza sorprendente. Mientras tanto, Juliette y Ford se sentaron junto a Dipper, quien permanecía callado, observando a ambos con esa mirada inquietante que no podía ocultar.

Cada vez que Juliette reía o sonreía ligeramente, Dipper no podía evitar fruncir el ceño, como si intentara descifrar si esa "amistad" que su tío había mencionado era realmente solo eso. Se llevó una mano a la barbilla, como si estuviera en medio de una investigación compleja.

-¿Sucede algo, dip?- preguntó Ford algo preocupado.

Dipper se enderezó rápidamente y agitó la cabeza, disimulando su preocupación. -¿Eh? No, nada... solo pensando en... ya sabes, cosas.-  dijo aclarando su garganta.

-Cosas de qué tipo?- preguntó Stanley dejando una bandeja de papas fritas en la mesa.

-¡Ah!- gritó dipper dando un pequeño salto, claramente sobresaltado, lo que provocó una risa inmediata tanto de Ford como de Juliette.

-No es tan gracioso... -murmuró Dipper, tratando de recomponerse, aunque con una sonrisa de vergüenza en los labios.

-Oh, vamos, muchacho. Estás más tenso que un gato en una tienda de porcelana- bromeó Stanley, dándole una palmada en la espalda antes de tomar asiento.

Mabel se sentó junto a Stanley, tomó un sorbo de agua y dejó el vaso en la mesa, observando a Juliette y Ford sentados juntos. Una sonrisa se formó en sus labios, no pudo evitar notar lo cómodos que parecían.

-Y bien, cómo estás Juliette?- Preguntó Mabel mirando a Juliette guiñando el ojo.

La muchacha quedó algo nerviosa por el guiño de Mabel, miro a Ford pero el pareció no haber escuchado esa pregunta. Miró nuevamente a Mabel y aclaró su garganta.

-Em,me encuentro muy bien- respondió con una sonrisa pareciendo natural.- dijo con una sonrisa, tratando de parecer tranquila a pesar de la situación.

-¡Qué bueno!- exclamó Mabel, claramente satisfecha con la respuesta. -Me alegra escuchar eso.-  sonrió y siguió comiendo las papas.

Al terminar de comer, Juliette se estiró y bostezó. Mabel, siempre enérgica, se levantó con entusiasmo para empezar a limpiar, mientras Dipper y Stanley charlaban animadamente sobre el día.

Más allá del Misterio | Stanford PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora