4. Bill clave.

83 10 0
                                    

Mientras Ford seguía en el suelo, La risa de esa presencia parecía envolverse en un eco interminable, distorsionando cada pensamiento y ahogando su claridad.

De repente, la atmósfera cambió drásticamente. El ambiente que antes estaba lleno de sombras y ruido se volvió silencioso, como si todo el mundo hubiera dejado de existir. Una presencia ominosa y palpable llenó el espacio.

Ford levantó su vista y Allí estaba el, un Triángulo flotante, con un ojo brillante, su ojo único brillando con un resplandor malévolo. Su sombrero de copa alta parecía aún más imponente en el vacío de la mente de Ford. 

- ¡Bill! - gritó con sus fuerzas y tapó nuevamente sus oídos cuando la risa de Bill retumbó en el ambiente.

- Ah, Stanford - dijo Bill en un tono burlón y juguetón, su voz resonando en la mente de Ford como un eco distorsionado. - Debo admitir que ese "amuleto" que le diste a tu...- hizo una pausa y chasqueó los dedos, haciendo aparecer una figura etérea que se parecía a Juliette. —Nueva amiga, qué adorable eres - dijo con un tono sarcástico

- ¿De verdad crees que puedes protegerla de mí con ese pequeño amuleto? - continuó Bill con su tono burlón. -Sabes, Stanford, siempre has sido fuerte... pero hay una diferencia entre la fuerza física y la fuerza mental - Bill flotó alrededor de Ford mientras su ojo brillaba con malicia.

De repente, Bill se detuvo frente a él, su mirada fija, y la atmósfera en la mente de Ford se tornó pesada. Antes de que Ford pudiera reaccionar, Bill chasqueó los dedos una vez más, pero esta vez, una oleada oscura salió de su cuerpo, envolviendo a Ford.

Ford luchó, tratando de resistir, pero era como si algo invisible tirara de su conciencia hacia el abismo. Su cuerpo temblaba mientras intentaba mantener el control, pero Bill se coló dentro de su mente, atravesando cada barrera mental que Ford había construido a lo largo de los años.

- No te preocupes, Ford. Solo quiero conocer a tu amiguita - dijo Bill con una risa perversa mientras la conciencia de Ford se desvanecía. —Lo prometo. - terminó riéndose. 

La visión de Ford se puso borrosa, su control sobre su propio cuerpo desvaneciéndose mientras sentía cómo Bill se apoderaba de él por completo.

-Ah... ¡esto es mucho mejor! - dijo Bill, ahora hablando a través de la voz de Ford. Se miró las manos, flexionándolas como si probara un traje nuevo. -Me queda perfecto-río.

Mientras tanto, Stanford estaba atrapado en un vacío, pero podía ver su propio cuerpo, era como un espectador distante. Bill ahora controlaba cada movimiento, cada gesto. Lo veía caminar con su cuerpo, lo sentía reír con su propia voz. Era una tortura ver cómo su peor enemigo manejaba lo que alguna vez fue suyo, como si Ford ya no fuera más que una sombra, si no un fantasma. 

"¡No, aléjate!", intentó gritar, pero su voz estaba muda en ese vacío. El eco de su desesperación era absorbido por la nada. Solo Bill podía escuchar sus pensamientos, y ese demonio lo hacía con una risa resonante que perforaba la poca paz que le quedaba.

"Stanford, no seas dramático." se burló Bill con su tono juguetón pero venenoso. "Creo que es hora de una pequeña visita a tu 'adorable' amiga... ya sabes, la nueva que estás protegiendo." 

Bill sonrió y se admiró frente al espejo. "Iré a donde está comiendo esa amiga tuya y.... veremos si sigue usando ese pequeño obsequio que le diste."

Ford sintió un escalofrío recorrer lo poco de su ser que aún podía percibir. Sabía lo que Bill era capaz de hace y la idea de que Juliette pudiera estar en peligro lo llenaba de una desesperación abrumadora. Cada músculo de su cuerpo, cada pensamiento de su mente estaba siendo manipulado por Bill. No podía evitar que se acercara a su objetivo.

Más allá del Misterio | Stanford PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora