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Mis manos sudaban ligeramente mientras leía ese correo. Respiré un poco y terminé de leer. Mi rostro se iluminó al ver que acababan de aceptarme en el trabajo de mis sueños: iba a ser representante de relaciones públicas de un piloto de Fórmula 1.

Toda mi vida soñé con trabajar en algo relacionado con la Fórmula 1, pero el pilotaje no era lo mío; era demasiado para mí. Lo intenté mucho, pero la presión me condenó.

Respondí el correo, y llegamos al acuerdo de que mañana Carlos y yo nos conoceriamos en un restaurante, no veriamos nada del trabajo aún, solo nos conoceriamos.

Después me retiré de mi escritorio, y me dirigí a mi habitación, mi lugar seguro; allí me recosté en mi cama, y no pude evitar sentirme emocionada, como un niño el día de Navidad.

En ese momento, comencé a pensar en cómo sería trabajar con Carlos Sainz Jr.... Me ponía algo nerviosa, aunque a la vez me emocionaba. Él es un buen piloto, aunque apenas lleva 2 años en f1; además, es divertido y un poco lindo, pero eso no importa, solo estaré ahí para trabajar, sin importar el resto.

Sin embargo, mi mente no podía dejar de pensar mas bien, sobrepensar. Pensé en todos los posibles escenarios malos: ¿Y si lo arruino? ¿Y si le caigo mal? ¿Qué tal si me despide al primer día? La ansiedad me estaba comiendo viva. Respiré un poco, y me centré en el lado bueno: estaba por trabajar en algo que amo.

Luego, les conté a mis padres la noticia y les alegré el día. Después de hablar con ellos, me puse a buscar un outfit perfecto para mañana; tenía que causar una buena impresión.

Una vez que al fin lo encontré, me fui a dormir, algo casi imposible, la emoción y la ansiedad no me dejaban en paz, creando falsos escenarios en mi mente hasta que al fin logré dormir.

Después de una noche dificil, me desperté mucho antes de que mi alarma sonara, mucho más temprano de lo usual; enseguida noté cómo mi corazón latía a mil por segundo, causado por las mil emociones que sentía en ese segundo, algo casi indescriptible.

Con el corazón aún acelerado comencé a arreglarme, traté de lucir perfecta, me puse un pantalón de vestir negro con una blusa blanca, y me maquillé de una manera natural, quería lucir un tanto formal y a la vez estar comoda.

Un rato después era hora, agarré mi bolsa para finalmente ir a conocer a Carlos. Mis manos temblaban a la vez que repasaba un millón de veces cómo me iba a presentar

Hola, soy Hailee, un gusto... No, no, no, Hola, soy Hailee, encantada de conocerte, es un placer trabajar con usted —murmuré eso una y otra vez hasta que al fin llegué al restaurante

—Hola, un placer —dijo Carlos y estiró su mano para estrecharla

—Ho...Hola —tartamudeé mientras me sentaba e inmediatamente respiré profundo en un intento de calmarme. —Hola, soy Hailee y el placer es todo mío —dije con una falsa seguridad mientras estreché su mano; es suave.

El acarició un poco mi mano para calmarme y lo logró; su mano era reconfortante o quizás solo estaba buscando consuelo en lo primero que pude.

A pesar de eso, mi mente no deja de divagar: ¿Y si causo una mala impresión? ¿Si piensa mal de mí? Quizás mi outfit no era adecuado; evito el contacto visual a toda costa, pero siento su mirada clavada en mí, analizándome mientras yo sufro internamente por la duda.

Empecé a jugar con mis manos y tomé el valor de mirarlo a la cara; él me sonrió, una sonrisa tranquilizadora. —¿Por qué me tienes tanto miedo? No muerdo — dijo juguetón y solté una suave risita

Perdón, solo estoy un toque nerviosa.

Está bien, pero tranquila, no te haré nada —dice con un tranquilizador y funciona; por un segundo casi olvido porque estaba nerviosa. Yo solo sonreí ligeramente como respuesta.

Hubo un breve silencio incómodo hasta que él decidió hablar: —Me contaron que hacías karting.

¡Sí! Amaba el karting; era increíble —respondí más segura y sentí como mi rostro se iluminó al decirlo. Sigo amando todo lo del pilotaje aunque lo haya dejado.

Quizás en alguna carrera hayamos coincidido, pero me causa curiosidad: ¿Por qué lo dejaste?

Solo era demasiado para mí; no pude con la presión.

Lástima, seguro eras asombrosa.

Oh, gracias.

Seguimos hablando por horas; nos llevamos bien o eso espero. Fue agradable hablar con él; no sé por qué estaba tan nerviosa. Creo que en un futuro podríamos llegar a ser amigos; será lindo trabajar con él.

Sin embargo, mi ansiedad nunca deja de trabajar: "¿Qué tal si le caí mal y solo fingía?" Es la pregunta que pasa por mi cabeza una y otra vez en el camino a casa, pero me llegó un mensaje; era de él, tenía mi número por cosas del trabajo.

En cuanto pude, me detuve para poder leerlo: "Fue lindo conocerte; es divertido pasar tiempo contigo ;)". Inmediatamente sentí como una sonrisa se formó en mi rostro; él no tiene ni idea de cuánto me calmó ese mensaje. Rápidamente respondí: "Lo mismo digo" y volví a manejar.

En cuanto llegué a mi casa, llamé a una de mis mejores amigas, Celeste; es mi mejor amiga desde la secundaria.

Ya ves, te dije que no tenías por qué estar nerviosa —dijo Celeste en cuanto terminé de contarle.

Lo sé, pero no pude evitarlo; ¡es un piloto de fórmula 1!

¿Y eso qué? Sigue siendo un ser humano, como tú y yo; además, eras la chica más increíble que existe. Obviamente causarías una buena impresión.

Te quiero tanto, gracias por siempre estar conmigo

Te quiero más, niña ciudad— Ese es su apodo para mí por mi segundo nombre: París; es un lindo nombre, pero nunca lo usó principalmente porque en primaria me molestaban por ello. —Bueno, adiós a mi ciudad favorita; hablamos luego

Adiós —Respondí y corté la llamada.

El resto del día no paré de pensar en mi encuentro con Carlos y preguntándome qué pasará más adelante...

𝑾𝒊𝒍𝒅𝒆𝒔𝒕 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔 - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora