Las primeras luces del amanecer se filtraban a través de las ventanas del cuartel general, iluminando el despacho de Bibi con un tenue resplandor. Ella estaba sentada frente a su escritorio, revisando algunos informes de la misión pasada. La noche había sido inquietante, plagada de sueños inquietantes que parecían estar llenos de melodías distorsionadas y sombras implacables. Aunque había logrado apagar su mente al llegar al cuartel, la imagen de Melodie seguía rondando en su mente.
De repente, un suave toque en la puerta la sacó de sus pensamientos. Bibi miró hacia arriba, encontrándose con la figura familiar de Melodie. La compositora estaba en su habitual atuendo elegante, pero su expresión era menos relajada de lo normal.
—¿Qué quieres? —preguntó Bibi, su tono directo y sin rodeos.
Melodie se acercó a la mesa, sin esperar invitación. Su mirada era seria, algo inusual en ella.
—Necesito tu ayuda con algo —dijo Melodie, sin rodeos.
Bibi alzó una ceja, intrigada a pesar de sí misma.
—¿Y por qué debería ayudarte? —preguntó Bibi, cruzando los brazos.
Melodie respiró hondo, como si las palabras que estaba a punto de decir le costaran trabajo.
—Tengo una presentación de mi nueva composición en una gala benéfica esta noche. Pero algo no está bien —dijo Melodie, mirando a Bibi con intensidad—. Hay algo que no encaja, y creo que podría estar en peligro.
Bibi se enderezó en su silla, el interés y la preocupación comenzando a mezclarse.
—¿En peligro? —repitió Bibi, desafiando la gravedad de la situación—. ¿Qué tipo de peligro?
Melodie se acercó un paso más, su expresión grave.
—No estoy segura, pero he recibido amenazas anónimas y he notado irregularidades en la seguridad del lugar. No puedo descuidar el evento, ya que es para una causa importante, pero necesito que alguien verifique lo que está ocurriendo.
Bibi la miró fijamente. A pesar de que Melodie había sido su rival, también había demostrado ser alguien con sus propios principios. La causa de la gala benéfica era noble, y, a pesar de sus diferencias, Bibi sentía una extraña obligación de ayudarla.
—Está bien —dijo Bibi finalmente, levantándose de su silla—. Me ocuparé de ello. Pero si esto resulta ser una trampa...
—Lo sé —interrumpió Melodie, con una mirada agradecida pero todavía preocupada—. No me hagas arrepentirme de pedir ayuda.
---
Esa noche, el lugar de la gala benéfica estaba adornado con luces deslumbrantes y decoraciones elegantes. La atmósfera era festiva, pero Bibi no estaba allí para disfrutar de la celebración. Se movía con rapidez entre las sombras, inspeccionando cada rincón de la sala con un ojo crítico. La seguridad estaba en un nivel alto, pero algo en la disposición del lugar le parecía fuera de lugar.
Mientras tanto, Melodie estaba en el escenario, preparándose para su presentación. Aunque su rostro mostraba una calma exterior, Bibi podía notar la tensión en su postura. La compositora se movía con precisión, revisando los instrumentos y asegurándose de que todo estuviera en orden.
Bibi estaba en la parte trasera del salón, donde la vista de Melodie era óptima. Todo parecía estar en calma hasta que un grupo de hombres enmascarados irrumpió en la sala, causando caos inmediato. Bibi estaba lista para actuar. Se deslizó entre la multitud, sus movimientos rápidos y precisos mientras neutralizaba a los atacantes uno por uno.
Melodie, en el escenario, comenzó a tocar una melodía tranquilizadora, su música sirviendo como una distracción para la multitud y una forma de estabilizar la situación. Bibi observó, sorprendida por la habilidad de Melodie para mantener el control en medio del caos.
—¡Vamos, rápida! —gritó Melodie a través de la música, su voz amplificada por el micrófono—. ¡Hay más en la entrada principal!
Bibi asintió y se dirigió hacia la entrada principal, donde encontró a más atacantes intentando entrar. Luchó con ellos, utilizando su bate con precisión letal. Cada golpe era efectivo, y pronto los atacantes comenzaron a retirarse, sabiendo que estaban en desventaja.
Cuando la última oleada de atacantes fue derrotada, Bibi regresó al escenario, encontrando a Melodie aún tocando su pieza final. La compositora se veía exhausta pero aliviada.
—¿Estás bien? —preguntó Bibi, acercándose a Melodie con una expresión de preocupación genuina.
Melodie asintió, su respiración entrecortada pero firme.
—Gracias a ti, lo estoy. No sé qué habría hecho sin tu ayuda —dijo Melodie, mirándola con una mezcla de gratitud y sorpresa.
Bibi asintió, sintiendo un peso de alivio en su pecho. La misión había sido más complicada de lo que esperaba, pero también había demostrado que, a pesar de sus diferencias, podían trabajar juntas de manera efectiva.
—No tienes que agradecerme —dijo Bibi, cruzando los brazos y mirando a su alrededor para asegurarse de que no hubiera más amenazas—. Solo estaba cumpliendo con mi parte.
Melodie sonrió, esa sonrisa que ahora parecía menos burlona y más genuina.
—De todas formas, te estoy agradecida. La gala fue un éxito gracias a ti.
Bibi la observó durante un momento, sintiendo una extraña sensación de camaradería. Era una conexión pequeña, pero significativa, que parecía estar construyéndose entre ellas. Sin embargo, Bibi no estaba lista para aceptar ese cambio en sus sentimientos tan fácilmente.
—Bueno, no voy a estar aquí para los agradecimientos —dijo Bibi, comenzando a alejarse—. Mejor me voy antes de que esta noche se vuelva aún más complicada.
Melodie la observó irse, su expresión pensativa. Sabía que había algo más en su relación con Bibi, algo que ambos estaban tratando de entender. Pero por ahora, lo que importaba era que habían superado juntos una crisis.
Cuando Bibi salió del lugar, el aire fresco de la noche le dio una sensación de liberación. Había sido una noche larga y agotadora, pero al menos había logrado hacer lo correcto. Aunque no estaba segura de cómo interpretar los sentimientos que tenía hacia Melodie, sabía que la relación entre ellas estaba cambiando.
ESTÁS LEYENDO
Entre Golpes Y Notas [Melobibi]
FanfictionEn un mundo donde los luchadores más fuertes se enfrentan en combates sin descanso, Bibi, la reina indomable del bate de béisbol, y Melodie, la enigmática compositora que manipula las emociones con su música, parecen tenerlo todo bajo control... exc...