-PARTE 6 [Enfrentando demonios]

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El sol comenzaba a elevarse, proyectando sus primeros rayos sobre la ciudad en ruinas. La misión de la noche anterior había dejado a Bibi exhausta, pero satisfecha. A pesar de su éxito, había algo en el aire que no podía ignorar. La tensión entre ella y Melodie parecía estar en aumento, y Bibi no sabía si eso era algo bueno o malo.

Esa mañana, el cuartel general estaba más animado de lo habitual. Los oficiales discutían sobre los próximos movimientos mientras Bibi revisaba los informes del último ataque. No era el único problema que debía enfrentar, pero había algo más que la inquietaba: la reciente amenaza que había recibido Melodie. Era claro que alguien estaba apuntando a ella de manera personal, y Bibi no podía evitar preguntarse quién estaba detrás de todo eso.

En medio de la actividad, Melodie entró al despacho de Bibi con una expresión preocupada, pero también decidida.

—¿Tienes un momento? —preguntó Melodie, dirigiéndose directamente a Bibi, que estaba sumida en la lectura de un informe.

Bibi levantó la vista, notando la seriedad en el rostro de Melodie.

—Claro, ¿qué pasa? —dijo Bibi, guardando el informe y mirándola con atención.

Melodie se acercó a la mesa, y por primera vez, parecía realmente vulnerable.

—He estado recibiendo más amenazas. No son solo palabras vacías. Parece que hay alguien que realmente quiere hacerme daño —dijo Melodie, su voz tensa—. Y creo que podrías ser la única que pueda ayudarme a descubrir quién está detrás de esto.

Bibi asintió, sabiendo que no podía ignorar la situación. A pesar de sus diferencias, había algo en la vulnerabilidad de Melodie que la tocaba.

—Dime qué necesitas —dijo Bibi, preparándose para lo que viniera.

Melodie respiró hondo y se acercó más, sacando un pequeño dispositivo de su bolso.

—Este es un rastreador de comunicaciones. Creo que alguien está tratando de interceptar nuestras comunicaciones y enviar mensajes falsos. Necesito que lo revises y determines si hay algo sospechoso —dijo Melodie, entregándole el dispositivo.

Bibi tomó el rastreador, examinándolo con atención. Sabía que sería una tarea complicada, pero estaba decidida a averiguar la verdad. Melodie se dirigió a una de las sillas frente al escritorio y se sentó, mirando a Bibi con una mezcla de ansiedad y esperanza.

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Más tarde, Bibi estaba sentada frente a una pantalla en el laboratorio del cuartel, analizando los datos del rastreador. Mientras trabajaba, Melodie se acercó y se quedó en silencio, observando cómo Bibi realizaba su análisis.

—¿Hay algo? —preguntó Melodie después de un rato, su voz cargada de expectativa.

Bibi levantó la vista, con una expresión de concentración.

—Parece que alguien ha estado manipulando las señales y enviando mensajes falsos —dijo Bibi, frunciendo el ceño—. No es solo una amenaza vacía. Hay un patrón aquí, y parece que el objetivo eres tú.

Melodie asintió, su expresión tensa.

—Lo sabía. Pero no entiendo por qué alguien querría hacerme esto. ¿Qué gano alguien con amenazarme?

Bibi se encogió de hombros, aunque también tenía sus propias sospechas. Había algo más profundo detrás de estas amenazas, algo que quizás se conectaba con el pasado de Melodie.

—Tal vez no es solo sobre ti. Podría ser un intento de desacreditarte o de desestabilizar tu influencia en la causa benéfica —sugirió Bibi, mientras continuaba revisando los datos—. Pero eso es solo una suposición.

Melodie se levantó y caminó hacia la ventana, mirando hacia el exterior con una expresión distante.

—Tal vez tienes razón. Pero necesito saber quién está detrás de esto, y por qué —dijo Melodie, su voz casi en un susurro.

Bibi se levantó, acercándose a Melodie. Sabía que esta era una oportunidad para profundizar en la relación entre ambas y resolver el misterio que las rodeaba.

—Vamos a descubrirlo —dijo Bibi con determinación—. Pero primero, necesitas estar a salvo. No sabemos qué tan lejos puede llegar esta amenaza.

Melodie asintió, y por un momento, hubo un destello de gratitud en sus ojos. Se volvieron hacia el rastreador, y Bibi comenzó a trabajar en un plan para rastrear las señales y encontrar al responsable.

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Esa noche, Bibi y Melodie estaban en el cuartel general, analizando los datos recopilados. Mientras trabajaban, Bibi notó que Melodie parecía más relajada, aunque todavía tensa. La cercanía y la colaboración en la misión habían creado un espacio para que ambas compartieran más de sí mismas.

—¿Sabes? —dijo Bibi de repente—. Nunca te he preguntado mucho sobre tu pasado. Solo sé lo que se rumorea.

Melodie la miró con sorpresa, como si no esperara esa pregunta.

—¿Qué te gustaría saber? —preguntó Melodie, su tono curioso pero cauteloso.

Bibi se encogió de hombros, tratando de sonar casual.

—No sé. Solo... ¿qué te llevó a estar en el mundo de la música y en la lucha? —preguntó Bibi, interesada en conocer más sobre la compositora.

Melodie suspiró y se sentó en una silla cercana.

—Siempre he amado la música. Es una forma de expresión que me permitió escapar de muchas cosas. Pero también enfrenté desafíos en mi vida que me llevaron a aprender a defenderme. La lucha y la música son dos lados de la misma moneda para mí —dijo Melodie, con una expresión nostálgica—. A veces siento que ambas partes de mí están en conflicto, pero también me han dado una perspectiva única.

Bibi asintió, comprendiendo un poco más a Melodie. A pesar de sus diferencias, había una conexión inesperada en sus experiencias.

—Y tú, Bibi. ¿Qué te llevó a convertirte en la luchadora que eres? —preguntó Melodie, ahora interesada en la historia de Bibi.

Bibi se quedó en silencio por un momento, considerando si debía abrirse.

—La lucha siempre ha sido una forma de escapar para mí también. Mi pasado no es fácil de recordar, pero siempre he encontrado consuelo en la acción y en demostrar mi valía —dijo Bibi, con una sinceridad inesperada.

Melodie la miró, con una mezcla de comprensión y admiración. Aunque todavía había muchas cosas no dichas, había un sentido creciente de camaradería entre ellas.

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Al día siguiente, Bibi y Melodie se prepararon para la siguiente fase de su investigación. Sabían que debían estar alerta y prepararse para cualquier eventualidad. La conexión entre ellas había cambiado, y a pesar de las tensiones y conflictos, había un entendimiento emergente.

—Vamos a resolver esto —dijo Bibi con firmeza, mientras se dirigían hacia la siguiente etapa de su plan—. Y luego, tal vez podamos dejar todo esto atrás.

Melodie asintió, con una expresión de determinación y esperanza.

—Sí, tal vez —dijo Melodie, mientras se preparaban para enfrentarse al misterio que aún quedaba por resolver.

Entre Golpes Y Notas [Melobibi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora