El amor del Omega desobediente.

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El sonido de las ramas rompiéndose bajo sus pies resonaba como un eco en el bosque mientras el grupo corría con prisa.

— No estamos lejos.—NingNing susurró, apenas lo suficientemente alto para que los demás la oyeran.— XiaoJun debería estar esperándonos con la camioneta, solo tenemos que llegar a la carretera.

Giselle, que seguía vigilando la retaguardia, asintió, sus ojos atentos a cualquier posible movimiento detrás de ellos.

— Espero que XiaoJun haya logrado pasar sin problemas.—JiSung murmuró, su tono grave mientras mantenía su mano entrelazada con la de Chenle.— Si RenJun tiene más hombres cerca, no podemos fallar ahora.

El sonido lejano de un motor acercándose a la carretera rompió la tensión del grupo, dándoles una chispa de esperanza. XiaoJun debía estar cerca, pero justo cuando creían que la salvación estaba al alcance, el crujido de ramas rompió el silencio del bosque, esta vez no desde sus pies, sino desde atrás, en la distancia.

— Nos están siguiendo.—Giselle susurró con dureza, sus ojos escaneando el bosque detrás de ellos.— No estamos solos.

El corazón de Chenle dio un vuelco. Sabía que este momento llegaría, pero eso no lo hacía menos aterrador. Podía sentir la presencia de RenJun acercándose, como una sombra fría que lo envolvía todo.

— Vamos, más rápido.— NingNing ordenó, su tono urgente mientras aceleraba el paso, llevando al grupo hacia la carretera. El grupo apretó el paso, moviéndose más rápido ahora, con el sonido del motor de XiaoJun acercándose y el peligro inminente detrás de ellos. Chenle podía sentir el sudor en su frente y la adrenalina en su cuerpo, pero no podía dejar que el miedo lo paralizara.

JiSung apretó su mano, y eso fue suficiente para mantenerlo enfocado.

Finalmente, el grupo llegó al borde del bosque, y entre los árboles pudieron ver la camioneta de XiaoJun esperándolos. El motor ronroneaba suavemente, la puerta del conductor abierta, y XiaoJun con una expresión seria, haciendo señas para que se apuraran.

—¡Vamos, entren rápido!— gritó XiaoJun, su voz llena de prisa mientras mantenía la mirada en el bosque, sabiendo que no tenían mucho tiempo antes de que RenJun y sus hombres los alcanzaran.

Uno a uno, el grupo comenzó a subir a la camioneta. NingNing fue la primera, seguida de Giselle y el resto. Chenle y JiSung dudaron por un segundo, ambos intercambiando una mirada rápida antes de que JiSung le diera un suave empujón.

— Sube, no te detengas ahora.—le dijo JiSung, su voz firme pero cálida.

Chenle asintió y subió a la camioneta, JiSung detrás de él, sin soltar su mano. XiaoJun ya tenía el pie en el acelerador, esperando solo que la puerta se cerrara.

— ¡Vamos, vamos!—gritó NingNing.

XiaoJun no esperó más, con un rugido del motor, la camioneta se puso en marcha, acelerando hacia la carretera. El sonido de las ruedas sobre la grava rompió el silencio del bosque justo cuando las sombras detrás de ellos se agitaron. Los cazadores estaban demasiado cerca, pero la camioneta ya había tomado velocidad; Chenle se giró mirando por la ventana trasera. Los árboles se volvían un borrón mientras la camioneta aceleraba, y aunque no podía ver a RenJun, podía sentir su presencia, su mirada fija en ellos, como si pudiera alcanzarlos con solo pensarlo.

— Estamos a salvo...— XiaoJun dijo con la respiración agitada.— Pero necesitamos alejarnos lo más posible antes de que intenten algo más.

JiSung se inclinó hacia Chenle, su mano aún aferrada a la de él, mientras ambos trataban de recuperar el aliento.

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⏰ Última actualización: Oct 23 ⏰

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