Vampire love (H. S.) ~Editando~

A sus puestos

POV ____.

Dos semanas, habían pasado exactamente dos semanas desde que estoy aquí encerrada sin nada que hacer en este cuarto sin una pizca de luz o vida, dos semanas desde que les conseguí la libertad a mis amigos.

Esperaba sentada en mi cama mientras leía un libro llamado El Perfume: Historia de un asesino, a que Liah como todas las mañanas me trajera un simple desayuno y me hiciera la plática durante uno o dos minutos.

Escuché el tintineo de las llaves y cómo el cerrojo era eliminado, la puerta se abrió y entró el hombre de traje con el que había hablado hace dos semanas, pegué mis rodillas a mi barbilla y abracé mis piernas mientras taladraba a aquel hombre con la mirada.

-¿Sabe usted qué día es hoy Srta Henderson? -preguntó el hombre con su habitual tono seco pero respetuoso mientras me miraba.

-Es huh, Diez de Agosto, eso creo. -contesté. Realmente detestaba cuando ese hombre empezaba a hacer sus malditas preguntas triviales.

-Está en lo correcto, y, recuerda ¿Qué se celebra el día de hoy? -No, y realmente no me interasaba en lo absoluto, negué con la cabeza y alcé una ceja en modo de cuestionamiento, él suspiro-. Es su cumpleaños, usted 910 años, su mayoría de edad en años vampiro.

Abrí ligeramente la boca sorprendida, simplemente lo había olvidado, estaba conmocionada, ahora más que nunca extrañaba a Logan, de alguna extraña manera siempre hacía que mis cumpleaños fueran épicos y especiales.

Miré con rabia a el hombre, había tocado fondo por su culpa, la única razón por la que no me derrumbaba a llorar era porque quería venganza, muchos dirían que eso no hace bien a nadie ni cambia el pasado, no lo dudo pero personas crueles como aquellas necesitan una buena lección, necesitaban tocar fondo.

-¿Cuál es la importancia? -pregunté de mala gana. Era verdad pero, no entiendo a qué viene eso.

-Solo así puedo cumplir mis mayores expectativas, estuve esperando mucho tiempo el día de hoy espero que no se tome la molestia de arruinarlo Srta. Henderson, disfrute su día mientras pueda. -hizo una reverencia y se fué cerrando de un portazo.

¿Qué acababa de ser eso? ¿Cumplir sus mayores expectativas? Bien ahora lo odiaba mas que nunca.

Me tiré a la cama y ahogué un grito de frustración en mi almohada, patalee y comencé a sollozar, mi vida era un asco, mataron a mis padres biológicos, a los adoptivos, a mi hermano, maltrataron y encerraron a mis amigos, ¿Qué clase de gente habita en este mundo? Tantas muertes son enfermisas.

Oí que la puerta se volvió a abrir, me limpié las lágrimas y me senté de espaldas a la puerta, sentí que la cama se hundía a mi lado, los brazos de Liah me abrazaron con fuerza, recargué mi cabeza en su hombro.

-Todo esto termina hoy. Hay que arreglarte, fingiremos hasta media noche, cuando lo veas sabrás que hacer. -se levantó de la cama y caminó hasta mi ropero, sacó un vestido azul marino, largo de atrás y corto de enfrente. -Ven, debes desayunar algo.

La seguí, cruzamos la habitación en donde aquel hombre me amenazó, luego abrió una puerta y pude apreciar el comedor, en esa habitación había una larga mesa rectangular con tres arreglos florales y un plato con fruta en el centro, quedé admirada.

Como desayuno tuve una taza de fresas con crema, un vaso de leche y un pan tostado con mermelada de piña, después Liah me condujo a un cuarto de baño, cepillé mis dientes y tome una ducha, al terminar, regresé a mi habitación tiritando de frío porque solo me cubría una corta bata.