Simplemente de hablar

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La vio cruzar la puerta y su sonrisa no desapareció. 

No podía borrase porque la había tenido allí, a unos cuantos metros. Y, aunque la cobardía y nerviosismo le habían impedido ser todo lo elocuente que le habría gustado, la sensación de tenerla allí y haber vuelto a sentir la conexión hacía que se sintiese como en una nube. 

Álex se giró a mirarla y al ver el brillo en sus ojos sonrió.

No hacían falta demasiadas palabras para entender la situación. Chiara miraba la puerta como si fuese la chica que se acababa de ir, devolviéndole la ilusión con sus ojos felinos y los labios gruesos un poquito más finos por la sonrisa. 

El moreno se paseó por el estudio y se sentó a su lado en el suelo, cogió la guitarra que descansaba en el soporte y rasgueó las cuerdas mientras la miraba con diversión. 

- Es guapa, ¿verdad? - Chiara lo miró y asintió. Los ojos le brillaban tanto que el verde parecía gris. 

- Es... A fuking godess. -una carcajada y un suspiro de la boca de la morena. 

Para que fingir que no se había quedado hipnotizada con la pelirroja si ya se había delatado ella misma. Si antes era incapaz de no pensarla cada minuto, en ese momento tuvo claro que era imposible pensar si no era en ella. Escuchar su voz la había inspirado para dedicarle una vida llena de música y reafirmarse en que era su musa.  

"Te pido tus palabras porque me has robado las mías y ya no puedo escribir nada que no lleve tu nombre" Buscó la libreta a tientas. Eso le había gustado y merecía la pena apuntarlo para el futuro.

-Lo es. Yo se lo he dicho muchas veces, pero parece que no se lo termina de creer.

- Pues díselo más veces, por favor. - dijo y se escurrió en su sitio, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. 

Álex se dio cuenta de la diferencia. En los días en los que Chiara no podía pensarla o no se lo permitía, también se echaba en el sofá, pero la actitud era bastante derrotista. En esos momentos, Álex sentía el aire pesado, en contraste con la sonrisa imborrable y el ataque de felicidad que parecía estar teniendo solo con verla un par de minutos. 

Hasta él se daba cuenta de que aquello no era normal. En teoría no se conocían de nada, pero la habitación se llenó de un aura diferente en cuanto cruzaron las miradas. 

- ¿Seguimos? - le preguntó. Chiara asintió y cuando se estaba reincorporando le sonó el móvil.  Era un mensaje, de su mánager. 

-Joder, otra vez con lo mismo. 

- ¿Qué pasa? 

- La discográfica quiere que saque la canción del video. Prácticamente me están obligando. 

- Y tú no quieres. - el moreno se sorprendió al ver la duda en su rostro. - ¿Quieres?

- No lo sé. - frunció el ceño y se le arrugó la nariz. - Antes lo tenía claro pero ahora...- miró la puerta un momento y luego negó. - No sé lo que quiero.

Y aunque el moreno tuvo miedo de que la ilusión se escapase por el hueco de la puerta, se dio cuenta de que aquello no iba a pasar cuando lo volvió a mirar y seguían brillando. 

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Violeta entró en el piso con la euforia inundándole el pecho.

Aquel día le había salido todo bien y ella había salido de aquella sala temblando de la emoción. Se había embriagado de ella y la borrachera no la dejaba pensar en otra cosa.

Cuando te encuentre (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora