*CAPÍTULO 6*

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-No deberías estar aquí.
-Lo siento.
-Al parecer mi hermana se olvidó de cerrar tu puerta o te agarró tanta confianza como para no hacerlo.
-Lo siento, estábamos muy entretenidas.
Perdón.
-¡Ya para! No te disculpes más, solo no vuelvas a hacer eso, ipude haberte matado!
-¿Ya me puedes soltar?
-Ah, sí.
Me soltó despacio, y tan rápido como pude me incorporé. Le dije:
-Me voy, descansa.
No me dejó dar ni un paso firme, me tomó de la mano y me acercó a él. Puso su mano en mi mentón y tocó mis labios suavemente antes de besarme con dulzura. Yo respondí a su beso. Sus labios se sentían tan suaves, dulces, tibios... Sentía una mezcla de sensaciones recorriendo mi cuerpo, algo que nunca había experimentado antes. Me subió a sus piernas mientras seguía besándome con pasión y empezó a explorar mi cuerpo, acariciándome. Al poco rato, ya estaba recostada en su cama, y él, posicionado encima de mí, me besaba con más intensidad.

Después de besar mis labios, se deslizó hasta mi cuello. Empecé a sentir una vibración en medio de mis piernas, era una sensación extraña, desconocida para mí. Se separó un poco de mí, pero sin dejar de mirarme, y comenzó a subir lentamente la bata que llevaba puesta. Su mirada tenía hambre. Luego, empezó a besar mis pechos, y pequeños gemidos escapaban de mis labios al sentir su calidez sobre mis pezones.
Bajó lentamente, besando mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, donde la sensación era aún más intensa. Besó mi clítoris con ternura, y no pude evitar gemir, dejando que el placer llenara la habitación. Él parecía saborearme como si mi cuerpo fuera un caramelo. Me llevó al clímax en cuestión de minutos. "¡Wao, Dios mío! ¡Nunca pensé que esto se sintiera tan bien!" pensé.
Subió hasta mis labios, los cuales besó nuevamente, pero esta vez con más fuerza y deseo. Cuando se separó de mí, solo pude decirle:
-No... no lo he hecho antes.
-Tranquila, confía en mí.
Asentí con la cabeza y me dejé llevar. Sentí cómo un dedo mojado entraba lentamente en mí, lo que me hizo apretar su brazo y soltar un pequeño grito.
-Apenas cabe mi dedo -susurró él.

Sacó su dedo, pero no respondí. Mis ojos se perdieron en los suyos, y mi cuerpo le gritaba lo que deseaba; él lo sabía claramente.
-Te va a doler, pero se te pasará pronto - me advirtió.
Sentí su pene rozar mi clítoris antes de que un dolor se apoderara de mi cuerpo mientras lo sentía deslizarse dentro de mí. El dolor se fue transformando en placer conforme él entraba y salía con suavidad.
-¿Me detengo?
-No, quiero más -le dije mientras le apretaba la espalda, llena de deseo.
Ambos alcanzamos el orgasmo, y él me abrazó tan fuerte como un niño a su peluche favorito. Luego, me recosté sobre su pecho, y me sostuvo a su lado hasta que ambos caímos en un profundo sueño.
MATTIA FERRETI
Cuando abrí los ojos, vi su cabello rizado en mi pecho y una sonrisa se dibujó en mis labios. Vaya, esta chica me volvía loco. Si alguien me hubiera dicho que estaría así por una chica tiempo atrás, probablemente me habría burlado en su cara. Me levanté lentamente, dejándo'a dormir plácidamente, y fui a ducharme. Al salir de la ducha, sonó mi teléfono.
-Hola, habla Fudo Tanaka. Necesito un nuevo cargamento, pero debe ser rápido, estoy retrasado.
-Ok, envíame las coordenadas y la cantidad, y hoy mismo lo pongo en marcha.
Fudo colgó sin darme respuesta. No era un hombre de muchas palabras, pero esa llamada me alegró. Logramos el objetivo: los clientes japoneses eran míos, como siempre debió ser. Vi a Milena despertarse mientras me terminaba de vestir. Me senté en la cama, le di un beso en la frente y le dije:
-Cuando estés lista, baja a desayunar.
Quiero que desayunemos juntos. Mientras te preparas, voy a resolver un asunto.
Ella solo asintió con una sonrisa, y yo fui directo a buscar a Alexis. Lo encontré en el laboratorio, como siempre, vigilando que todo estuviera en orden.
一Alexis.
-¿Sí, mi señor?
-Está hecho. Fudo me pidió un nuevo cargamento, y hay que ponerlo en marcha para esta misma tarde.
-¡Jajajaja! Pero eso fue rápido. El marica de Marcos ni siquiera intentó un atentado, y vaya que estaba preparado por si se atrevía.
-Bien hecho, Alexis. Ahora vamos a ver a la chica.

Bajamos de inmediato al lugar oscuro y solitario donde alguna vez estuvo mi Milena, y donde ahora estaba esa chica. Al verla, retrocedió aterrada, con las manos y los pies atados, su cuerpo golpeado y su pelo rubio hecho un desastre.
-¿Entonces, qué hacemos?
-Hay que mandarle a su hija, pero debemos dejarle claro que no se vuelva a meter con mis clientes o le pasará peor.
-¿Y qué sugiere que haga, señor?
-Córtale un dedo y déjala tirada en las afueras de su mansión. Ya tengo lo que quiero, y con eso tendrá claro que con los Ferreti nadie se mete.
-¿No cree que es algo excesivo, señor?
-¿Alexis, estás aquí para cuestionarme?
-Solo decía que...
-Alexis, haz lo que te digo y punto. Cuando esté hecho, me avisas.
-Ok, mi señor.
Al escuchar la respuesta de Alexis, me fui del lugar, mientras él llamaba a dos tipos que estaban en la puerta, probablemente para hacer el trabajo sucio. Cuando llegué al comedor, vi a Milena y Anneta sonriendo mientras conversaban. Por un momento, sentí como si mi corazón se arrugara al verlas juntas.
-Hola, hermosas.
Ambas me miraron riendo, y Anneta con un toque de picardía en su mirada, sabiendo que la palabra "hermosas" era un gesto que no solía dirigir a nadie más que a ella.
-Hola, bombón.
Olivia se acercó y me dio un beso en la mejilla, sonriente y cálido, lo que me irritó, sobre todo al ver el disgusto en la cara de Milena.
-¿Quién es la nueva integrante hoy en la mesa?
-Olivia, eso no te incumbe.
-Pero qué agresivo estás esta mañana, ¿te hace falta cariñito?
Intentó tocar mi cara, pero le agarré la mano.
-Olivia, quiero que te retires en este instante.
-Pero bombón, ¿qué te pasa? ¿Acaso no puedo desayunar hoy con ustedes? A veces lo hago, y nunca estás tan disgustado.
-Olivia, te he dicho que odio repetir las cosas. Lárgate ahora mismo y no estorbes más.
Se giró bruscamente, lanzándonos una mirada de disgusto, pero posando más sus ojos en Milena, quien no mostró timidez a pesar de que Olivia trató de intimidarla con su mirada.

POR ELLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora