A la mañana siguiente Pope se encargo de levantarme amablemente enrollandome en la manta y tirándome al suelo. Kie y Pope estaban desayunando así que yo entré a bañarme para ir perfecta a mi primer día de clases, no sabía bien que ponerme pero elegí algo cómodo con ayuda de Kie.
Salí del baño, vi a Pope que intentaba despertar a los chicos con esa cosa de latas que hicieron, me acerque a JJ y le bese el cachete pero este no pareció sentir nada, el castaño se estaba despertando de apoco.
—Debemos ir al colegio. Tenemos un examen de geometría en media hora– hablo Pope perdiendo su poca paciencia mientras el castaño se sentaba con los ojos aún cerrados–¿Esta vivo?– pregunto refiriéndose a JJ que no se despertaba.
—No lo se– respondió mi hermano frotándose los ojos y yo me reí.
—JJ, busca tus zapatillas– le decía Pope al rubio que apenas abría los ojos y yo reía viendo como Pope parecía una madre.
—¿Que haces hoy?– le pregunto John B a Kie.
—Por este lado– Pope agarro al castaño del brazo ya que se iba hacia la cocina.
—Em, los veré más tarde– contesto la morena.
—Que hambre. Necesito pizza– fue lo primero que dijo JJ mientras apenas podía caminar y yo lo sostenía.
—No, ya no hay más– respondi yo tomando mi mochila y la del rubio con una mano mientras con la otra lo guiaba hacia afuera.
Subimos a la van, Pope manejaba, John B estaba sentado en el suelo de esta mirando su celular cada dos segundos, JJ estaba acostado en mis piernas durmiendo con la boca abierta y yo le acomodaba el cabello lo mejor que pude. Llegamos al colegio y Pope freno del golpe haciendo que JJ salga volando dándose la cabeza contra el asiento delantero super fuerte pero el no pareció notarlo ya que como se cayo se quedó.
—¡JJ!– me acerque a él mientras reía– ¡Despierta de una vez!– lo agarre de su camisa y sacudí de atrás para delante.
—¡Vamos!– dijo Pope bajándose de la twinkie–¡Vamos chicos!– abrió la puerta de esta, John B se bajo y los dos me dejaron sola con JJ que no se despertaba más, en un colegio que no conozco.
—¡Maybank!¡Despierta!– le grite y gracias a dios despertó.
—Hola– dijo en un tono seductor mientras sonreía descaradamente.
—¡Hola!¡Ve a tu salón!– lo agarre del brazo, le puse la mochila y bajamos de la van– Ah, y apuremos el paso por fis, no quiero llegar tarde.
—No le hago favores a los que no me saludan– dijo haciéndose el enojado.
—¡Por dios!– lo agarre del cuello y lo bese, luego de eso sonrió agarro mi mano y me guió dentro del colegio.
—Aquí es, Princess– señaló la puerta del salón que tenia enfrente.
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Hilo rojo | JJ Maybank
RomanceValentina Routledge vuelve a la vida isleña después de 11 años en New York y con ella algunos sentimientos reviven...