¿A dónde van los perdidos?

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Jonathan se la pasó despierto toda la madrugada a partir de ese día, y ese mismo fin de semana tampoco estuvo tranquilo, las primeras horas de clase las pasó con un poco de ansiedad, y al salir a la hora del almuerzo se quedó dormido, cosa que a su amigo le preocupó.

—Jona... Oye... Tienes que levantarte.

—¿Son ellos?

—No, descuida, es solo que te ves terriblemente mal.

—No es para tanto.

—Ya no tienes tu brillo púrpura, ahora pareces un vacío de completa oscuridad y a cada rato te rascas los ojos.

—Estaré bien, no es grave.

—No me convences. Además, te recomiendo estar despierto para la tarde, tienes extraordinario y tengo entendido que van a dar detalles del baile y quizá alguien querrá invitarte.

—Solo me presentaré a la mesa de comida.

—¿Y tu pariente innombrable? Nilo a lo mejor y querrá bailar.

—Eh... 

—Lo siento, voy a fingir que no dije eso.

—A estas alturas creí que tendrías curiosidad.

—No, me dijiste que no querías hablar del tema, y supuse que era de esos parientes que te molestan sin motivo, y que por eso estabas enojado. Suele pasar en muchas familias, o en la mayoría de los que están en nuestro grupo.

—Oh. Bueno, no es eso, es... Mi hermana, pero en mi familia está prohibido hablarle, y a veces siento lástima de que no pueda ser... Ya sabes, una "mujercita".

—¿Por qué las comillas? ¿A caso es más ruda que tú?

—Sí, algo así. No te hagas ilusiones con ella, nunca, te lo juro por tu propio bien. Si ella supiera andar en tacones, te arrancaba un ojo de la cara.

—¿Me lo dices por prevenirme en serio? ¿O son tus celos de hermano protector?

—Lo primero, créeme, lo que menos quieres es involucrarte en algo amoroso o...

—Bien, bien, alto ahí —reía el elfo blanco—. En primera, solo es un evento escolar, habrá mucha gente y quizá ni siquiera nos crucemos; segundo, Sheron Kiona jamás ha caído en encantos de ninguna chica en el colegio, dudo mucho que tu hermana logre mover alguna célula de mí, y no lo digo por ofender.

—Solo quiero prevenirte de cualquier desastre.

—Pff, bah. ¿Qué podría salir mal? A lo mucho me puedo imaginar una apuñalada por manchar su vestido con vino.

—Tampoco es para tanto, además, ella no usa vestidos.

—Da igual. Bien, los dejaré a ambos en la barra de bocadillos mientras busco qué hacer esa noche.

El muchacho suspiró aliviado, así transcurrió hasta la tarde, cuando se presentó en las clases de recuperación, siendo al comienzo más de quince alumnos; la asignatura la impartía el director Horace, quien tras dar detalle del curso, se limitaba a responder preguntas mientras los miraba con frialdad, como si esperara a que uno de ellos se equivocara para regañarles.

—Este tipo da mala espina —pensó el elfo nocturno mientras tomaba apunte y se rascaba—, creo que Sheron no está tan loco al desconfiar de él.

Cuando fue la hora de salida, el director lo detiene antes de que pudiera retirarse, y el ardor en los ojos volvió al igual que antes, por lo que esperó un regaño.

—Jonathan, quisiera platicar contigo, si no es mucha molestia.

—Uh, claro.

La puerta se cerró detrás de él, pero antes de entrar en pánico, una voz resonó en su cabeza.

Moon NymphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora