Introducción

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Era de noche, y Yuna se encontraba en su habitación, sumida en sus pensamientos mientras escuchaba música en sus auriculares. Había intentado distraerse durante todo el día, ocupando su mente en cualquier cosa que la alejase de pensar en él, pero sin éxito. Sus pensamientos volvían a Yoongi una y otra vez, como una tormenta que no la dejaba en paz. Finalmente, suspiró, cerró los ojos y lo admitió en silencio para sí misma: se había enamorado.

Ese sentimiento la abrumaba, y lo peor era que no tenía idea de cómo librarse de él. De pronto, un suave golpeteo en la puerta la devolvió a la realidad.

Adelante —dijo, quitándose los auriculares.

Su madre entró con una sonrisa y una bandeja en las manos, dejando sobre su escritorio un jugo fresco y unas galletas caseras, sabiendo que eran las favoritas de Yuna.

Pensé que te vendría bien un snack antes de dormir, dijo su madre mientras se acomodaba en el borde de la cama.

Yuna sonrió agradecida y le dio un sorbo al jugo, mientras su madre la miraba con ternura, percibiendo la inquietud en su rostro. Después de unos momentos, Yuna no pudo contenerse más y, algo nerviosa, le lanzó una pregunta.

Mamá, ¿alguna vez te pasó que no podías sacarte a alguien de la cabeza? —murmuró, evitando su mirada.

Su madre soltó una pequeña risa, como si la pregunta le trajera recuerdos.

Oh, claro que sí, respondió, apoyando una mano en el hombro de Yuna. Recuerdo que en la secundaria me gustaba un chico, pero había un problema: él salía con una ex amiga mía. No podía sacármelo de la cabeza, pero sabía que no debía seguir pensando en él.

¿Y qué hiciste?, preguntó Yuna, con los ojos bien abiertos, deseando encontrar una respuesta que la ayudara.

Hice una lista, dijo su madre con una sonrisa traviesa. Anoté todas las cosas que me molestaban de él, cada actitud que tenía que no me gustaba. Mientras escribía, me di cuenta de que en realidad estaba idealizándolo y que... pues, no era tan maravilloso como pensaba. Eventualmente, dejó de gustarme.

Yuna escuchó atentamente, y en su mente, una chispa de inspiración comenzó a encenderse. Quizás hacer una lista era lo que necesitaba para despejar su mente de Yoongi.

¿De quién se trata, Yuna?, preguntó su madre con curiosidad, tratando de ver más allá de la mirada esquiva de su hija.

Yuna se tensó y, riendo para disimular, dijo:

Ah... de nadie, mamá. Solo me dio curiosidad.

Su madre sonrió con picardía, como si no le creyera del todo, pero optó por no presionar más. Sin embargo, antes de irse, se le ocurrió otra pregunta.

¿Por cierto, cuándo viene Yoongi por aquí? Hace días que no lo veo, y ya sabes que me encanta tenerlo en casa.

Yuna casi se atraganta con el jugo, y forzó una sonrisa.

Oh, seguro le diré que pase pronto, mamá. Ya sabes cómo es, siempre ocupado, respondió, intentando sonar casual.

La madre de Yuna le lanzó una última sonrisa antes de salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

Quedándose sola, Yuna se levantó, se acercó a su mesita de noche y abrió el primer cajón. Sacó una libreta pequeña, de esas que usaba para anotar ideas o pensamientos sueltos, y respiró hondo. Tomó un bolígrafo y, casi como si fuera un ritual, escribió en la primera página:

10 cosas que odio de ti ; Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora