MIDNIGHT RAIN

•IV•

No podía dejar de mirarlo.

Se sentó en la misma mesas que yo, frente a mi Milly que estaba a mi lado derecho. 

Esto no puede ser peor. Pensé.

No había podido poner a Milly al tanto de la situación, pero ella no era tonta, sabía que sospechaba algo y me lo había dejado claro en el momento en que sus ojos se afilaron en mi dirección y luego a la de el, suspicaz, analizando porque me puse rígido en cuanto vi a Harry o porque en ese momento en la mesa había dejado caer varias veces mis útiles. Primero un lapicero, luego un bote pequeño de pintura y luego la actividad en la que trabajábamos, no se daño, pero se cayó cabrón. Ese hombre tenía un poder en mi que no era normal.

- Ya luego me lo contarás- sentenció Milly en cuanto lo  levanté, era un dibujo en el que teníamos que aplicar  técnicas mixtas y gracias al cielo aún estaba en lápiz, teniendo en cuenta que era super elaborado. Un pez Koi, muy clásico pero nunca pasa de moda, a mi me encantaba y eso que apenas lo había pasado a limpio. De verdad esa es mi pasión.

- Como tu digas- saque mis acuarelas, el vinilo y los lápices de colores y comencé a repartir mi "magia" sentía que hacía algo mágico cada que terminaba una obra. Empecé con los lápices a dar sombra, era lo primero que hacía siempre. Para cuando se acabó la clase estaba preparando los pinceles de acuarela.

Me olvide de Harry por un rato, no por completo, a veces sentía su mirada y me entraba el nervio pero durante toda la hora procure no mirarlo.

Eso no sirvió de nada para cuando salimos del aula. Harry no parecía un chico malo, no vestía chaquetas de cuero ni iba por ahí vestido todo de negro. No. De hecho tenía muy buen gusto en lo que a la ropa respecta. Pantalones caqui, camiseta blanca y unos tenis blancos inmaculados, no había ni una mancha, ni en su ropa ni en sus zapatos. Se veía relajado, su cabello era ondulado pero nunca parecía estar despeinado, tenía una caída natural y cualquier movimiento que hiciera, como echárselo para atrás con la mano, solo hacía que se viera mejor. Totalmente injusto.

Estaba parado contra la pared, esperándome al parecer ya que se acercó en cuanto salí con Milly.

-Hola- habló en cuanto llegó, su mirada ya no estaba llena de burla, solo había un chico que parecía genuinamente interesado en hablar. Raro.
- Hola- respondí yo, nos quedamos mirando unos segundos. Yo tenia un problema. Desde que tengo memoria cada vez que estaba nervioso me entraba la risa, sin poder evitarlo me reía y a veces ni siquiera me habían dicho una palabra. Y estaba a punto de soltar una carcajada en ese momento; Milly pareció darse cuanta porque me dio un codazo y logre reaccionar.

El habló de nuevo.

- Ehh...- parecía que estaba buscando las palabras adecuadas- los chicos me pidieron que nos reuniéramos en una cafetería.

- ¿Porqué no me lo dijeron a mi directamente? - no lo entendí, era absurdo que en vez de avisarme a mi, le dijeran a él que me llevará con ellos. Sabía leer entre líneas, eso fue justo lo que él quiso decir. Estaba tratando de no ser estúpido y demostrar mis obvios nervios, pero mis palabras y mis gestos no estaban muy coordinados ese día, aunque mis palabras salían seguras, mi cuerpo demostraba todo lo contrario. Movía efusivamente la pierna derecha y me rascaba el dedo pulgar con el índice aunque no tuviera ninguna picazón
- Revisa tu celular- lo miré confundido pero de todas maneras lo hice. Mis ojos se abrieron exageradamente. Tenía más de 20 mensajes de mis amigos y unas 10 llamadas perdidas. Cuando estaba en clase ponía el celular en silencio y lo ponía lo más lejos de mi que podía.
- Oh- sonrió, y de nuevo mi corazón latió al ritmo desenfrenado de la noche anterior.
- Sí. Oh- Milly se aclaró la garganta
- Ahh, se me olvidaba. Harry, esta es Milly, una de mis mejores amigas. Milly. Harry- Él sonrió de nuevo, seguramente recordando el momento que nos conocimos
- Mucho gusto- Milly extendió su mano y Harry la estrecho.
- El gusto es mío- se suponía que se lo decía a ella, pero lo dijo mirándome a mí.