Me desperté con los rizos más enredados qué nunca y con una sensación de haber no haber dormido mucho, aunque fueran las diez de la mañana, no me alarme, tenía clase hasta después del almuerzo.
Recordé haberme dormido como a las dos de la mañana, encima de mi cama habían restos de frituras y latas de Coca-Cola, y entonces recordé otra cosa, miré hacia el piso. Milly estaba boca abajo en una posición casi antinatural, al lado del pequeño colchón en el que se suponía que debía dormir. Del otro lado de la habitación, la situación de Emma no era mejor, parecía una estrella de mar, con la boca abierta y el cabello rubio enmarañado sobre la cara y tampoco estaba sobre su colchón.
Después de volver de la cafetería nos encontramos en mi casa, y decidimos hacer una pijamada luego de contarles lo del partido en Las Vegas y que mis amigos me prometieron las entradas. Puse al día a Milly sobre Harry y le conté que Lincon la mencionó después de que yo hiciera mi petición. Casi se fundió de felicidad.
- ¿Pero como te lo preguntó? ¿Dijo mi nombre?
- Eeh, me dijo- Traté de imitar la voz del moreno, profunda y tranquila - ¿Hablas de la morenita que estudia contigo?- AAAAAH me dijo morenita- A ese punto su sonrisa se había vuelto más grande que su cara.
- ¿Porqué no le habla?- Preguntó Emma- En varias ocasiones ha dado a entender que le interesa nuestra Milly.
- Ni idea. Varias veces he dejado claro que es más fácil entender a un perro que a Lincon. Además, apenas nos habla a nosotros que somos sus amigos- Milly hizo un pequeño puchero.
- Cambiando de tema. Milly ¿Qué tal el famoso Harry?- Ella
había cambiado de semblante, tal vez decepcionada, y la entendía, no había sido fácil para mi aceptar la forma de ser de Lincon y justo por eso no me terminaba de gustar la idea de que ella estuviera tan obsesionada con el, no es que fuera un chico malo, si no que sus personalidades eran tan diferentes que no me parecían compatibles.- Esta bastante bien, Rush mejoró en sus gustos. Te aseguro que este no parece feto.
- Ya veremos- Sentenció Emma.
Me levanté de la cama, fui al baño, me lavé los dientes y la cara, traté de peinarme un poco pero solo logré aplacar un poco el volumen.
Volví a la habitación dispuesto a despertarlas.Habían cambiado de posición.
Emma abrazó su colchón y Milly se puso boca arriba, y seguían tumbadas en el piso.
- ¡LEVÁNTENSE PAR DE FLOJAS ! ¡ESTO NO SE VA A RECOGER SOLO! ¡TENEMOS CLASE EN LA TARDE! ¡ES TARDE!- Grité todo eso mientras les tiraba los peluches qué tenía al alcance, excepto Po, mi bebé, un panda que mi mama me había regalado cuando tenía 9 años y al que aamaba con todo mi ser.
Casi al instante recibí un ataque de almohadas y de mis propios peluches.
- ¡Vuélvete a dormir enano endemoniado!- Grito Milly lanzando los peluches con una energía no propia de una persona que se acababa de levantar. Me reí con mucha fuerza, era irónico que lo dijera ella, mi escasez de centímetros no se comparaba con la de ella.
- Mira quien habla.
- Tengo tanto sueño que en este momento podría tirarte de la ventana y no arrepentirme.
- Eso, eso- Emma la apoyaba del otro lado soñolienta lanzando peluches con la fuerza de un bebé.
Media hora después estábamos los tres recogiendo el desorden de mi cuarto. La pobre Milly tenia el ceño muy fruncidas, las mejillas sonrojadas y unas ojeras apenas visibles, seguía molesta porque la desperté y Emma ya parecía una rosa, con la cara tan brillante y llena de vida. Y luego estaba yo, aun no conseguía acomodar mi cabello y me estaba desesperando, si mi cabello no está bien, yo no estoy bien.

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MIDNIGHT RAIN
RomanceRush podía definir a Harry en unas pocas palabras: Egocéntrico. Hermoso. Presumido. Perfecto. Insoportable. Injustamente hermoso. Claro que sí, Harry era una extraña mezcla de belleza única y egocentrismo desmedido que en ves de hacer que Rush se al...