Parte 7. ¡Has ganado 2PX!

33 4 0
                                    

Izuku salió corriendo a la calle para alcanzar el taxi.

«¡Qué rapidez!» pensó. Hacía solo un minuto, más o menos, que había usado la aplicación de contactos de su móvil para llamar a la empresa de taxis de Steelport.

Se deslizó en el asiento trasero y se dejó caer pesadamente mientras el conductor le miraba por el retrovisor.

«¿Adónde vas, chaval?», le preguntó con cara de pocos amigos.

Izuku se puso muy nervioso mientras buscaba en su móvil la localización que le habían enviado de la empresa de lucha libre.

«Tengo la dirección por aquí», dijo mientras notaba la desagradable sensación de una gota de sudor bajando por su columna vertebral.

«No, chaval», dijo el conductor. «Me refiero a qué coño haces entrando en mi taxi».

Izuku se quedó mirando perplejo al conductor a través del espejo retrovisor.

«Te-tengo una entrevista», consiguió tartamudear. «Tengo que llegar a tiempo».

El conductor suspiró, poco impresionado. «Ya, bueno. Pero las cosas no funcionan así. Para poder viajar en taxi necesitas dinero. Y según tu cuenta de usuario, tienes cero dólares. Baja del taxi y no me hagas perder el tiempo. Yo también tengo cosas que hacer».

Izuku sintió que le invadía una oleada de desesperación. «¡Pero...! ¡Necesito llegar hasta allí!».

El taxista lo miró por el retrovisor. «Mira, chaval. No me importa si te estás muriendo y necesitas un trasplante de corazón».

Izuku comprendía perfectamente que el taxista no quisiera llevarle, pero también tenía la sensación de estar en una pesadilla en la que todo confluye para hacerte las cosas difíciles y ponerte de los nervios.

No tenía dinero.

Y no tenía forma de ganarlo.

Toda su vida había oído decir que para conseguir dinero, había que trabajar. Pero para conseguir aquel trabajo necesitaba llegar a tiempo. Y para eso necesitaba el taxi. Y para coger el taxi necesitaba dinero.

Era un círculo vicioso.

Mientras Izuku pensaba todo esto, el taxista seguía mirándolo con cada vez peor cara. Izuku sintió cómo se le formaban más gotas de sudor en la espalda, la frente y la sien. Un sudor frío y espeso.

¿Cómo sabía el taxista que no tenía dinero?

«Sí que tengo dinero», mintió sin pensar.

«Mentira», dijo el taxista, conteniendo su rabia a duras penas.

Izuku quería morir. Cerró los ojos y respiró hondo. Tenía que haber alguna forma de salir de aquella situación, de romper aquel círculo de locura en el que se había metido sin saber cómo. Alguien tenía que echarle una mano. ¿Qué haría entonces con tres manos? No lo sabía. Lo que sí sabía es que nunca antes había estado en una situación así.

No es que su familia fuese rica precisamente, pero nunca se había encontrado sin absolutamente nada de dinero.

«Por favor», dijo mansamente tras quedarse sin ideas. «No tengo a nadie más. Soy nuevo en la ciudad».

El taxista resopló con fuerza, pero tras un momento de silencio, habló. «Muy bien, chaval. No sé si te voy a dar un buen consejo, pero allá va. Cuando alguien está tan desesperado como tú, puede merecer la pena pedir un préstamo. Pero piénsalo bien. Las personas que hacen esos préstamos no se lo toman bien cuando no puedes pagarles».

Harley Quinn & Izuku Midoriya. En el Universo de Madam Ironfist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora