Prólogo

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Tras fracasar en su último intento de convertirse en la villana más poderosa de Gotham, Harley Quinn fue a parar nuevamente al Asilo de Arkham. No estaba muy preocupada. Había perdido ya la cuenta de las veces que la habían internado allí y las veces que había logrado escapar, sola o en compañía de Hiedri o (el antes amado y ahora odiado) Mr. J.

Aún así, de haber podido evitarlo, Harley no habría vuelto a poner un pie en aquel asqueroso, lúgubre y (sobre todo) aburrido lugar. Para colmo, su amiga Hiedri no estaba allí, con lo cual las horas se le hacían interminables en su pequeña celda.

Por eso no se lo pensó dos veces cuando una tía fea, con cara de empollona y amargada, le ofreció la oportunidad de participar en un experimento.

"Es un programa de reinserción" dijo la mujer durante una visita "Si funciona podría suponer un cambio en el funcionamiento del sistema penitenciario."

"Vale, me apunto" dijo Harley entusiasmada.

"Pero..." la mujer parpadeó un par de veces como si no entendiese algo.

"Que sí, que me apunto," insistió Harley "¿donde hay que firmar?"

Los siguientes recuerdos de Harley eran un poco borrosos. Una especie de laboratorio en un lugar recóndito del Asilo de Arkham. Una máquina. Un tanque de privación sensorial. Cables que entraban y salían de su cuerpo.

Recordaba vagamente haber visto la desagradable cara de aquella mujer... ¿como se llamaba? Harley no era capaz de recordar su nombre. ¿Había llegado a decírselo?

"Cuenta hacia atrás desde diez," le había dicho la mujer.

"Diez, veinticinco, ocho..."

Lo siguiente que recordaba era estar de vuelta en Gotham. Pero aquella Gotham tenía algo diferente... A ver, era la vieja y apestosa Gotham y parecía ser siempre de noche. Era bonita a su manera, aunque también daba mal rollo.

Entonces empezó a darse cuenta de algo. Lo de que siempre era de noche era algo real, no una especie de recurso literario o artístico. No había gente "normal", todo el mundo pertenecía a alguna banda o era algún criminal.

¡Genial! Pensó. Al fin las cosas empiezan a hacerse a mi modo. Robó una moto y se peleó con un grupo de pandilleros que decían trabajar para Dos Caras.

"Me quedaré con esto", dijo mirando un bate de beisbol que le había quitado a uno de los chicos malos.

Miró a su alrededor. Gotham había caído en el caos y la anarquía. Exactamente lo que ella y el maldito y odioso Mr. J. habían pretendido siempre. Y lo mejor de todo es que no había ni rastro de ese entrometido, fascista, falócrata y mal nacido de...

Entonces lo vio. Recortado sobre el cielo nocturno, el emblema del murciélago. Y el jodido Batman no estaba lejos. Primero escuchó el insoportable ruido del motor del Bat-coche. Luego vio al propio Batman salir ejectado y planear con su bat-capa o como coño se llamase.

Estaba dispuesta a darlo todo para no dejarse capturar y ser devuelta al Asilo de Arkham.

"Te vas a enterar bat-tarado." susurró Harley con fiereza. "Esta vez no me cogerás".

Pero Batman pasó planeando a varios metros sobre la cabeza de Harley. Lanzó una cuerda con garfio a un edificio cercano y salió disparado para allá.

Halrey se sintió algo decepcionada. ¿Desde cuando Batman pasaba de ella de esa manera? Arrancó la moto y siguió a Batman.

No tardó mucho en ver a Batman descender sobre un grupo de aterrados pandilleros. La paliza que les dio fue tan terrible que Harley se tuvo que tapar los ojos. "Holy Cannoli! Al puto Batman se le ha ido la olla del todo." Aquello no era para nada divertido. Por algún motivo, a Harley se le habían pasado las ganas de que Batman la persiguiera.

Harley Quinn & Izuku Midoriya. En el Universo de Madam Ironfist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora