Parte 8. Ahora estás en el negocio

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La situación se había descontrolado con mucha rapidez. Harley había dejado fuera de combate a aquellos dos camellos y, pocos minutos después, habían llegado cuatro chicos en un deportivo azul. Iban vestidos con colores azul neón y eran de aspecto asiático. También llevaban armas automáticas y katanas y mierdas tecnológicas que Harley no entendía para que servían.

Ella solo quería hablar con ellos y explicarles que había decidido hacerse con el control de aquella parte de la ciudad. Y ellos habían respondido liándose a tiros. Había conseguido hacerse con un par de pistolas de los camellos, pero no era suficiente. Se veía ampliamente superada en número y potencia de fuego.
Su plan se había ido al garete. Bueno, para eso debería haber tenido algún plan y no haber ido improvisando sobre la marcha.
Harley se puso a cubierto detrás de un coche aparcado y devolvió el fuego con sus pistolas. Las balas rebotaron en la carrocería del coche y oyó los chillidos de dolor de uno de sus atacantes.

De repente, un nuevo vehículo azul eléctrico apareció haciendo chirriar los neumáticos al girar la esquina. Aquello empezaba a adquirir un cariz inquietante. De su interior se bajaron tres chicos más y una chica muy mona y muy moderna con ropa de color azul neón y una katana de un material raro (y también azul neón).

Harley se preguntó qué pasaría antes: ¿la matarían o llegaría la policía y mataría a todo el mundo (incluida ella)?

Visto con perspectiva, quizá no había enfocado aquel asunto de la mejor manera.

Harley trató de evaluar su situación. Los atacantes restantes intentaban flanquearla, mientras que los recién llegados le disparaban y la obligaban a permanecer agachada. Y la chica de la katana... mierda, la había perdido de vista. Y eso siempre era mala señal.

Mientras encogía el cuello en un acto reflejo cuando las balas se estrellaban a su alrededor, vio por el rabillo del ojo cómo tres de los chicos se movían a su izquierda. No podía permitir que la rodearan. Tenía que salir de allí.

Salió de detrás del coche gritando como una loca y disparando las dos pistolas al mismo tiempo, hasta agotar el cargador. Uno de los flanqueadores se desplomó.

«¡Has ganado 1PX!», dijo alegremente una voz femenina en su móvil.

«¡Pues que bien!», pensó Harley antes de echar a correr.

Sonaron varios disparos más.

Uno de los tiradores consiguió disparar limpiamente y alcanzó a Harley en el hombro. Ella soltó un gruñido de dolor cuando la bala rebotó en el hueso y le produjo un dolor agudo que le recorrió todo el cuerpo. Pero eso no la detuvo.

«Nivel de estrés crítico. Herida grave en el brazo izquierdo», dijo ahora la voz.
«¡No me jodas!», dijo Harley, escondiéndose tras una esquina mientras notaba cómo le palpitaban las venas del cuello a punto de estallar. «No me había dado cuenta».

Ahora no tenía tiempo para preocuparse por eso. Los tiradores seguían avanzando y los idiotas de color azul neón intentaban rodearla. Harley respiró hondo. Necesitaba concentrarse. Era necesario un plan inteligente. Tenía que haber una solución. Mientras pensaba en ello, la mano izquierda le empezó a doler cada vez más.
«¿Qué cojones...?» susurró.

«Penalizador a todas las tiradas de habilidad por herida grave. Nivel de estrés al límite».

La chica guapa de la ropa azul, que seguía escondida, decidió aprovechar el momento. Cargó contra Harley con su katana, moviéndose a una velocidad increíble.

Harley pudo verla venir, pero su brazo izquierdo la estaba matando y no pudo reaccionar lo suficientemente rápido como para esquivarla. Recibió un tajo en el abdomen, aunque por suerte no era muy profundo.

Harley Quinn & Izuku Midoriya. En el Universo de Madam Ironfist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora