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Se sentaron en la mesa redonda y Jungwon empujó por tercera vez en lo que va del descanso a Chaewon.

La Alfa no dejaba de querer olerlo de cerca.

—¡Es que hueles tan bien! —Sunghoon rodó los ojos mientras tomaba el cuello de la camisa de la chica y la jalaba fuera del espacio de Yang.

Jungwon sobó su sien. —Creo que extraño los supresores.

—Oh sí —Sunoo se devoró su plátano de una, Heeseung pareció shockeado por un momento gracias a su acción—, ¿cómo te sientes en tu segundo día de libertad?

Levantó sus hombros con algo de desinterés, la verdad era que ayer después del colegio se había encerrado en su cuarto y llorado hasta que se quedó dormido. No podía creer que de verdad todo estaba pasando, que los supresores ya no fueran necesarios o que hiperventilara al saber que muchos sabían que era Omega.

Fue como el golpe de realidad que necesitaba, por fin estaba siendo consciente de su vida como realmente era, un Omega.

Fue como el golpe de realidad que necesitaba, por fin estaba siendo consciente de su vida como realmente era, un Omega.

—¿Bien? Aunque hoy en la mañana fue difícil —sonrió un poco al recordarlo. La confusión, la extrañeza de no saber como actuar—, estoy acostumbrado a tomar siempre una tableta al despertar y como era costumbre casi lo hago inconscientemente —carcajeó un poco antes de negar, todos lo observaban atentos en espera de que terminara su relato—, pero justo entró appa Hyung y casi le da algo al ver que me iba a tomar la pastilla, la arrancó de mis manos junto a las demás que tenía guardadas y salió corriendo como si fuera ladrón al primer piso.

Sunoo se carcajeó con él porque sabía que era algo que su padre definitivamente haría.

—No sé que hizo con ellas pero tengo la teoría de que las quemó. Cuando bajé olía a humo de cigarrillo desde la cocina y mis padres no fuman.

Esta vez todos rieron.

Jake hizo que Sungho dejara de lado su celular, ya que el Alfa estaba esperando un mensaje de su novia, y puso sus brazos sobre la mesa, mirando a nadie en específico pero teniendo la atención de todos en la mesa.

—Voy a decir esto una vez —Sunghoon dejó de prestarle atención porque ya sabía de que iba a hablar y en cambio tomó su celular al ver que tenía un mensaje de su madre—, están invitados a mi cumpleaños, lleven regalos bonitos, nada de feria.

Heeseung se quejó. —Es eso o nada, tómalo o déjalo.

—Lo dejo, tu nunca compras nada bonito

—Touché.

Riki frunció el ceño, estirándose en su sitio. —¿Hay límite de presupuesto?

—Nada menos de veinte dólares.

𝐒𝐎𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀  ﷼ sungwon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora