8. se me derrite entre los dedos (beltrán/martínez quarta)

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Pensó que nunca iba a ver al defensor tan ido, tan entregado, tan responsivo. Nunca pensó que lo iba a sentir de esa forma.

- Ship: Lucas Beltrán/Lucas Martínez Quarta.

- Tags: smut, established relationship, ass play, oral sex, massage (que se desvirtúa), domestic boyfriends, 3k.

- Comisión #7 escrita para lavenderspiderr 💜


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Era una tarde calurosa en Florencia. Ese día no habían tenido partido y habían entrenado temprano a la mañana. Lucas estaba tirado en el sillón, mirando la repetición de un partido de la Serie B, con relatos en italiano porque tenía que seguir practicando el idioma. El Chino estaba trasteando en la cocina mientras lavaba los platos que habían usado al mediodía y esperaba a que se calentara el agua para el mate.

Al principio, cuando se fue de River y todo parecía demasiado nuevo y desconocido para él, Lucas pensó que nunca iba a poder adaptarse, al menos no tan rápido como solía hacerlo en otras situaciones similares. A veces extrañaba River Camp, las concentraciones en el Monumental, la hinchada roja y blanca, las jodas que se hacían con sus compañeros riverplatenses, las juntadas de prepo para comer asado y jugar al truco... En fin, todo. Lucas extrañaba a River.

Pero había encontrado un pedacito de su club en el Chino. Lo había hecho en esas madrugadas que se quedaban mirando un partido juntos, siempre que no tuviesen que entrenar tan temprano, con el Chino cabeceando en su hombro pero igualmente a las puteadas cuando uno del club Millonario se mandaba alguna. El Chino, con los ojitos todos dormidos y casi cerrados, dándose vuelta para mirar a Lucas y preguntarle ¿vos viste lo que hizo? o ¿cómo nos hicieron ese gol tan pelotudo?, porque él se había ido hace muchos años de River, pero no River de él. En su corazón, él le pertenecía a River, lisa y llanamente.

Lucas lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja, porque nadie era tan pasional y termo como ese hombre. Antes de conocerlo de verdad —en el poco tiempo que compartieron en River antes de que Lucas fuera cedido a préstamo al Sabalero— habían cruzado no más de cinco palabras y eso era todo. Lucas se lo había dicho, le parecía un tipo serio y muy caracúlico, fácil de espantar a una persona con un simple fruncimiento de sus cejas y esa mirada firme y punzante.

Hoy en día, el Chino era un osito de peluche con el cual Lucas amaba dormir.

Aunque no les había costado mucho llegar hasta donde estaban, les había costado. El Chino era muy reservado, más que nada con los desconocidos, y Lucas no era tan hablador en ámbitos nuevos, así que nunca se encontraban en el medio de ninguna forma. Por suerte, verse todos los días e ir saliendo de sus caparazones los había llevado a tener una relación sana. Primero fueron amigos, pero eso no les duró mucho, no después de comerse la boca en el vestuario en el calor de una victoria agónica de la Fiore.

Lucas sonrió ante esa memoria. Se acordó de que empezó con un abrazo, un beso en el cuello, y de repente el Chino lo estaba besando, a escondidas de todos. Lucas lo había mirado con algo de duda cuando se separaron un momento y fue él quien empezó el segundo beso. De ahí en adelante, las cosas fluyeron tranquilamente, ganaron confianza alrededor del otro y era como si se conocieran de toda la vida.

El Chino apareció con el termo abajo del brazo, sosteniendo el mate en una mano y un plato de tostadas con mermelada en la otra. Lucas se apuró a moverse para ayudarlo, pero el defensor negó con la cabeza y quiso hacer todo solo, como siempre.

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