Paris, Francia.
Domingo, 11:16 a.m.La verdad...
La verdad duele, sí, pero depende de qué tipo de verdad sea... Hablando de verdad, creo soy muy directo y crudo en cuanto a eso, pero ese no es el punto...
Estaba en la parte trasera del auto, rumbo a la oficina a atender el llamado urgente de mi padre, ya faltaban al menos unos cinco minutos para llegar.
Llevo puesto un traje negro, pantalón de igual color, camisa blanca, zapatos de vestir negros, una corbata azul oscuro bien anudada, y mi cabello negro bien peinado, pero no lo suficiente para decir que "perfectamente peinado", ya que me gusta este estilo de peinarlo para que se vea bien, pero no tan desordenado.
Tengo en mi mano mi celular, revisando unos modelos de mueblería que me llamaron la atención.
Al llegar a la entrada de mi trabajo, el chofer me lo hizo saber, pero cuando alcé la vista vi a un montón de personas con camaras esperando mi llegada, paparazzis, seguro para tratar de sacarme información.
¿Por qué rayos hay tanta gente aquí?
Uno de los de seguridad abrió la puerta del auto para mí, guardé mi celular y bajé. Una vez puse un pie en tierra, los flashes de las camaras comenzaron a verse por doquier, segando me por unos instantes.
Los camarógrafos y reporteros trataron de acercarse a mí, pero los de seguridad los apartaban. Sin darle mucha atención al público comencé a avanzar por el pasillo entre las personas.
De un momento a otro, empezaron a lanzarme preguntas como los entrometidos que son, por supuesto que no respondí ninguna, ya que cierta información aún era clasificada, y del resto ni siquiera estaba enterado.
Seguí caminando a pesar de que las preguntas eran insistentes, y la verdad no me importa, por mí que se vayan a la mierda con sus preguntas.
Llegué a la entrada sin ningún problema, y una vez adentro, me dirigí a recepción, caminando a paso normal con las manos en los bolsillos de mi pantalón.
- idiotas - dije un poco irritado, refiriéndome a los periodistas que siempre buscan meterse en la vida de los demás.
Pregunté por mi padre, la recepcionista me dijo que me esperaba en su oficina.
Fui hacia el ascensor, esperé un rato a que llegara hasta este piso. Luego de unos minutos llegó, una vez adentro, pulse el botón del último piso, en donde se encuentra mi padre.
Posible trabajo en mi día de descanso, allá voy.
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Digno De Ser Llamado El Rey
RomanceParis... La ciudad del amor. O por lo menos para algunos. Cómo lo son los polos opuestos. Él, es un crítico de la moda, totalmente egocéntrico y frío, pero solo con aquellos que aún no se han ganado su confianza total (aunque sigue siendo egocéntr...