guess four

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Las semanas pasaron volando desde que el culpable de la filtración de la foto de Taehyung fue descubierto y sancionado.

El escándalo, que al principio parecía interminable, comenzó a desvanecerse.

El ojo público se trasladó a Hyungsik, el verdadero culpable, y el nombre de Taehyung fue dejado de lado lentamente. 

Sin embargo, la incomodidad no se había disipado por completo.

Cada vez que Taehyung se cambiaba en los vestidores o se duchaba después de los entrenamientos, sentía las miradas furtivas de algunos compañeros, como si esperaran algo más, como si quisieran verlo desde una nueva perspectiva que antes no existía.

Y en ese grupo de miradas, aunque Jimin intentaba no demostrarlo, estaba él.

El mismo Jimin que desde el enfrentamiento de hacía tres semanas parecía haber cambiado drásticamente su actitud.

Ya no era el Jimin impulsivo, competitivo, y mordaz al que Taehyung estaba acostumbrado. Se veía distante, desconectado, como si hubiera decidido que lo mejor era ignorarlo por completo.

En clases, apenas faltaban cinco minutos para acabar la clase, Jimin desaparecía sin dejar rastro, evitando cualquier posibilidad de encontrarse con Taehyung en los pasillos. En los entrenamientos, se aseguraba de posicionarse en el lado opuesto del campo, y durante las comidas, evitaba las confrontaciones que solían alimentar la rivalidad entre ambos.

Taehyung lo notaba, y más que aliviarlo, lo enfurecía. Esa distancia, esa indiferencia de Jimin le molestaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Extrañaba la tensión constante entre ellos, esa chispa que hacía que cada encuentro, ya sea en el campo o fuera de él, fuera electrizante. Ahora, todo parecía apagado. Jimin lo estaba evitando tanto que ahora parecían extraños

Y le molestaba tanto que así fuera

Esa tarde, al llegar al campo de entrenamiento, Taehyung tenía un plan. Llegó temprano, decidido a analizar la situación con Jimin. Quería entender qué había cambiado, qué había hecho que el chico con quien compartía tantas peleas y discusiones intensa ahora actuara como si no existiera.

— Hoy comienzan los partidos de práctica preliminares al torneo de deportes — anunció el entrenador, reuniendo al equipo en un círculo. — Jimin, guías el grupo A.

El rubio asintió, caminando hacia su lado del campo, su expresión tan fría y calculada como en las últimas semanas. Se concentraba en su papel de líder, organizando las jugadas y dando instrucciones claras a sus compañeros.

— Ah, allá está. ¡Taehyung, ven acá! — gritó el entrenador al ver a Taehyung salir de los vestuarios.

Jimin sintió una punzada en la espalda al escuchar el nombre de Taehyung. Había tenido la esperanza de que sería un día tranquilo, que no tendría que verlo, que podría evitar otra confrontación. Pero Taehyung siempre arruinaba sus planes, intencionalmente o no.

— Diriges el grupo B — continuó el entrenador.

Taehyung asintió rápidamente, reuniendo a su equipo con la misma intensidad. Mientras organizaba a sus jugadores, su mirada se cruzó brevemente con la de Jimin. Un fuego que no había sentido en semanas encendió su interior. Jimin lo observaba, pero no con esa mirada desafiante de antes. Esta vez, parecía distante, como si su mente estuviera en otro lugar.

El partido comenzó y, aunque era solo una práctica amistosa, para Taehyung y Jimin era todo menos un simple juego.

Cada pase, cada movimiento, cada choque físico se sentía como una batalla personal entre ellos. Jimin se movía por el campo con una precisión fría, calculando cada paso. Pero cuando Taehyung le bloqueó el paso por primera vez, Jimin sintió la tensión regresar.

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