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—¿Cómo te fue?

La pregunta de Nik fue recibida con silencio. La atención del rubio estaba puesta en terminar de emplatar la comida en el plato de Lizzie, con cuidado de que no se mezclara bajo ninguna circunstancia nada que sea rojo con nada que sea verde, pero podía escuchar a Louis moviéndose detrás de él.

Desvió la mirada del plato para voltear a ver a Louis, dándole toda su atención, a la espera de que el ojiazul quisiera contarle algo— cualquier cosa, en este punto deseaba escuchar cualquier cosa menos el sonido de las voces de los niños. Louis se encogió de hombros y sacudió la cabeza.

—Bien— Louis respondió, subiendo las mangas de la camisa hasta los codos. —Lo que pasa en terapia es confidencial.

—¿Hablaste mal de mí?— Nik rio, inclinando la cabeza para mirar a Louis.

Seguía siendo un tipo muy atractivo incluso con la camisa desaliñada y el cabello lleno de broches rosados de Hello Kitty que Lizzie y Oliver habían elegido cuidadosamente. La broma del rubio cayó bruscamente, plantándose de cara en otro silencio. Louis no se rio, antes de que volviera a darle la espalda, abriendo la puerta del refrigerador.

Sacó una cerveza.

—No, — mintió Louis —De hecho, voy a aumentar las sesiones. Estoy muy estresado con el trabajo. Ha sido un infierno.

Mientras estaba destapando la botella con el borde de mármol de la isla de la cocina, todavía dándole la espalda a su marido, Louis sintió la mano de Nikolai recorriendo la espalda. Los dedos del rubio se apretaron con suavidad alrededor de su hombro, y Nik deslizó la mano hacia abajo lentamente, casi de forma reconfortante, por los músculos tensos de su espalda.

La atención de Louis pasó de la cerveza en su mano hacia la presencia de su marido detrás de él.

—¿Sabes que puedes hablar conmigo, verdad?— Nik dijo, suavemente, dándole una sonrisa a Louis aunque este no lo estuviera mirando. —De lo que sea, Lou.

Sí, lo sabía. Sencillamente no estaba de humor para hablar con su marido.

***

Louis se acomodó la corbata, apretando el nudo, y deslizó la mano sobre el abdomen para alisar la tela desaliñada, parado frente a la puerta verde. Su mirada se desvió al cartel impreso que rogaba no molestar, y tocó dos veces antes de entrar. El cartel no aplicaba para él.

Sentada detrás de su escritorio, Marie se giró sobre su hombro para ver quien había entrado, y el ceño fruncido se desvaneció inmediatamente cuando vio de quién se trataba. Louis le dedicó una sonrisa, caminando hacia ella.

—Marie, cariño, — Louis saludo. —¿Cómo estás?

El castaño se inclinó sobre la silla, apoyándose en el respaldo y mirando la pantalla del monitor frente a él. La mujer le dio una sonrisa cansada antes de volver su atención a la computadora frente a ella.

—Trabajando, Louis. — Marie arqueo las cejas, señalando con la cabeza a la pantalla frente a ella, la hoja de Excel abierta —¿En qué puedo ayudarte?

—Necesito que me hagas un favor, — Louis suspiro, las palabras deslizándose casualmente de sus labios. —¿Puedes por favor poner a Styles conmigo, toda la próxima semana?

Marie frunció el ceño, antes de volver la atención a la pantalla del computador y buscar el nombre de Harry entre todos los cuadraditos coloridos y los miles de nombres que componían el horario. Era un caos total, y Louis pensó que Marie debía de ser la única persona que lo entendía.

open me up, tell me you like it (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora