open me up, tell me you like it (l.s)

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i ; the liar, the fool and the temptation

—¿Louis?— la voz de Nikolai resonó en el auricular descolgado. —¿Estás ahí?

Louis presionó el teléfono contra su hombro, y la voz de su esposo vibró contra la tela de la bata blanca. Frente a él, la figura de alguien se dibujaba en el vidrio esmerilado de la puerta. Louis espero, y un segundo más tarde Emily estaba arrasando por la puerta.

—¿Dr. Tomlinson?

Bajo las luces blancas del hospital, la piel negra de Emily palidecía y la pobre se veía como un fantasma. Las ojeras debajo de sus ojos y el cansancio que pintaban su rostro había sido el resultado de las últimas cuarenta y ocho horas de guardia, y con el bolso colgando del hombro y la carpeta de registros del día en la mano, la pobre de Emily necesitaba dormir.

—Está todo listo,— la chica sacudió la carpeta en el aire antes de entrar en su oficina. —Dejare esto aqui... y me iré.

—Perfecto, Emily. Ve a casa. — Louis asintió, mirando a la carpeta y luego a la chica, antes de señalar a Emily con el dedo. —Y lleva eso a la lavandería en Saint Thomas, diles que lo laven con agua caliente y peróxido de hidrógeno.

Perpleja, Emily miró hacia abajo para ver la mancha de sangre que tenía en el cuello de su camisa, una mueca se apoderó de su rostro. Un quejido apenas audible escapó de sus labios mientras sacudía la cabeza.

La camisa blanca, prístina, era nueva — Louis lo noto cuando la compró la semana anterior— pero Emily era un poco descuidada, y cuando uno trabajaba en un hospital, no se podía ser descuidado. Eso terminaba con ropa sucia o con alguien muerto.

—...Sí. Lo haré— Emily asintió, pasó una mano por su cabello rizado suspiro. —¡Hasta luego, Dr!

Louis se rió entre dientes cuando la chica salió casi corriendo de su oficina. Por lo general, la mayoría de los internos de primer año estaban aterrorizados de interactuar con Louis o el resto de los doctores. A Louis le gustaban los que eran como Emily, con la suficiente confianza para comerse el mundo.

Louis tomó la carpeta entre sus manos y la lanzó sobre el sofá. Iba a pedirle a Liam que se encargará de revisarlo y de que todo estuviera en orden con el expediente, Louis tenía mejores cosas que hacer que estar corrigiendo la tarea de los internos. Se llevó el teléfono a la oreja, esperando que lo recibiera el beep beep del teléfono colgado, pero escucho la estática del otro lado de la línea.

—¿Cuántas veces debo decirte que no me llames a mi trabajo?— Louis siseó, la palma de su mano se apretó con fuerza alrededor del tubo del teléfono. —Estoy trabajando, no jugando. ¿Acaso hay una emergencia?

—¿Qué puedo hacer si no contestas el teléfono?— del otro lado de la línea, la voz de Nikolai no sonaba enojada, pero esta peligrosamente al borde de la irritación. —Escucha...

Louis fijó los ojos en la foto que descansaba sobre su escritorio. Nikolai sonriendo, el cabello rubio suelto y casi por los hombros, sentado en el césped de su antigua casa, con Oliver trepado a su espalda y mostrando una sonrisa desdentada, y Lizzie gateando a su lado. Louis no podía recordar cuando tomó la foto, pero ahora Nikolai llevaba el cabello mucho más corto y había dejado que el dorado puro de sus cabellos se oscureciera, Lizzie había dejado de gatear hace tiempo y Oliver ya tenía dientes permanentes.