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Taeyong abrió sus ojos con pereza, estirando el brazo para acariciarse el cabello él mismo y luego frunció el ceño al darse cuenta de que eso era algo que Jaehyun siempre le hacía cuando estaban juntos. Ese simple toque lo relajaba y hacía sentir protegido y ahora sólo deseaba olvidar sus ojos, sus bonitos hoyuelos, su preciosa risa y sus manos calientitas y sus abrazos y lo felíz y enamorado que se había sentido durante ese tiempo, pero era difícil.
Le había fascinado conocerlo y no se arrepentía de haberse enamorado en tan poco tiempo.

– ¡Babi!

Mark pataleó alegremente junto a él, al parecer habían despertado al mismo tiempo. Taeyong sonrió y se acercó a su linda bolita de carne, besándole la mejilla. No tenía tiempo para estar triste mientras su bebé dependía de él.

– Buenos días mi precioso bebé. – Mark frunció el ceño y le acarició la cara torpemente, soltando una carcajada. – ¿Cómo despertaste eh?

A Taeyong le llenaba el corazón ver que su Makku siempre despertaba con una sonrisita en su adorable rostro.

– Baaaaa.

– Estás contento hoy mi cielito. Qué precioso mi angelito.

El pelirosa se acurrucó a su lado para seguir dándole besitos, dispuesto a qué durmieran otro ratito porque le dolían los pies por lo agotadora de su jornada en la cafetería la noche anterior, pero Mark tenía otros planes. Rodó torpemente para quedar justo frente al pecho de su papi y hundió la nariz ahí, emitiendo tiernos ruidos para demostrar que quería atención y comida.

– Awww ¿Tienes hambre ehhh?

Taeyong se descubrió el pecho, dejando que Mark se alimentara como prefiriera. Rió al ver los cabellitos desordenados de su hijo tan cerca y le acarició la espaldita, sintiéndose adormilado casi de inmediato. Cuando abrió los ojos otra vez, Mark dormitaba a su lado, exhausto de comer tanta leche. Si fuera por él se quedaría todo el día en la cama juntos pero no podía. Tenía que exprimir al máximo su día libre y dejar todo listo para una semana más de trabajo y le parecía perfecto levantarse temprano para ello.

Salió de la cama, acomodando a Mark en medio de ella. Besó su frente antes de volver a arroparlo y decidió comenzar ordenando su recámara y decidiendo qué ropa tendría que lavar. Claramente la suya era la que más se acumulaba, pues la de Mark siempre estaba recién lavada y oliendo a suavizante para bebé.

Perdió la noción del tiempo mientras se aseguraba de dejar los muebles relucientes y oliendo a lavanda gracias al limpiador.

– Hasta que por fin limpias mi corazón. El pobre Mark ya tenía el pelo lleno de polvo.

Minji abrazó a Taeyong por la espalda y le besó la mejilla. Admiraba a su hijo por ser tan trabajador y buen papi.

– Estuve muy cansado toda la semana, pero hoy aprovecharé para dejar todo organizado.

– Me imagino qué si corazón, ahora la cafetería es casi toda tu responsabilidad ¿Cómo está el nene?

La mujer se sentó junto a Mark, mirándolo dormir.

– Muy bien. Ya no tiene nada de moquitos ni tos. Sólo está muy lloroncito.

– Tu papá pudo poner el cobro del hospital a seis meses. – los ojos de Taeyong brillaron con emoción. – Así ya no vas a estar tan presionado mi cielo.

– ¡Qué bueno! En verdad que casi no podía dormir. No sabía cómo iba a pagarlo.

El joven detectó que su madre quería decirle algo más, por lo que apartó la mirada y fingió estar muy ocupado revisando el cajón de mamelucos de su hijo.

– Yong...

– ¿Si mamá?

– Hay muchas sudaderas que no son tuyas aquí. – señaló con la cabeza una prenda azul, que Jaehyun le había dado un día que salieron de madrugada de su departamento. – ¿Puedo saber que tan lejos llegaste con ese jovencito?

– Mamá...

– ¿Quieres tener otro hijo tan pronto? ¿No te respetas a ti mismo? Dime qué hizo cuando se enteró de Mark.

El pelirosa bajó la mirada, humillado. Sentía una enorme culpa y pesar en su pecho.

– Ten respeto hacia ti, hacia tu cuerpo. Ya eres papá. Si no te tomas enserio a ti mismo ¿Quién si lo hará?

Taeyong suspiró y asintió sin decir nada más. Esos comentarios le dolían en el alma.

– Buenos días bonitos. – el padre de Taeyong irrumpió en el lugar, apenas despabilandose de su profundo sueño. – Mujer te estaba esperando. Dijiste que volvías pronto.

– Quería ver a Taeyongie. Hijo, tu padre y yo decidimos que desde hoy Mark tendrá que ir contigo a la cafetería. A menos que consigas quien pueda cuidarlo.

El pelirosa palideció. La vida le parecía cada vez más injusta.

– Mi amor no lo hacemos porque nos moleste. Sólo que nosotros estamos muy ocupados con el inventario y no queremos descuidar al niño.

– Está bien. Yo entiendo.

Yo siempre entiendo.

No le quedó de otra más que poner su cara más sonriente hasta que sus papás salieron de ahí. Y Mark abrió sus traviesos ojitos listo para vivir un nuevo día junto a su amado papi.

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Taeyong estaba exhausto, pero al menos esa jornada había consistido en preparar americanos fríos y rebanadas de pastel debido a una reservación para una junta de profesores universitarios, por lo que no tenía demasiado por limpiar. Tamborileó en la barra con el brazo que no sostenía a Mark y hundió la nariz en el cuello de su bebé, haciéndolo reír y canturrear.

– Babi.

– Te amo muchísimo mi gordo.

– Goi.

– Qué bonito ¿En serio te hice yo? Awwww.

Sonrió amplio al verlo acurrucarse con ternura y lo rodeó con ambos brazos. Creía que Mark era mucho más de lo que se merecía. Miró de reojo a nuevos clientes entrar al local y dejó al bebé en su corral, quien se quedó mirándolo con anhelo mientras preparaba las bebidas.

– Buenas noches ¿Qué puedo servirle?

Sus mejillas se inyectaron de sangre cuando notó los hoyuelos que se formaban ante sus ojos. No lo había reconocido porque el muy listo se había puesto una gorra y lentes oscuros para evitar ser indentificado a simple vista.

Quería pedirle que se fuera, pero le devolvió la sonrisa naturalmente, confiado. Se sentía atraído hacia él como si fuera un imán.

– Un beso estaría bien.

– Jaehyun... ¿Cómo estás?

– Tengo que volver a la oficina. Pero necesitaba verte. Contesta las llamadas ¿Si?

El pelirosa suspiró y asintió, recibiendo el papel que el más alto le extendía. Únicamente tenía dos palabras escritas ue lo hicieron sonreír un largo rato.

Te extrañé.

Coffe rose - Jaeyong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora