Yong miró a su papá con complicidad, mientras este arrullaba a su nieto para hacerlo dormir, dándole un besito en sus largos cabellitos. Nadie se resistía a querer a Mark.
– Diviértete. Pero te quiero aquí a las doce a más tardar. Bueno a las dos.
– ¿Y si mamá pregunta?
– Le diré que estás terminando pendientes en la cafetería. Que estás preparando galletitas de esas que no duran ni dos horas.
El joven se acercó para besarlo a él y a un somnoliento Mark en la mejilla y salió de su hogar sigilosamente, caminando con las manos dentro de los bolsillos hasta donde había acordado reunirse con Jaehyun. Se sentía culpable por dejar a su bebé en casa, pero no podía ni quería dejar de ver a Jae. Y cuando esté lo recibió con un cálido abrazo apenas lo vió sintió que todo estaba bien.
– ¡Qué bueno que llegas precioso! – su nariz se hundió en los rosados cabellos, mismos que besó con ternura. – Te extrañé demasiado mi amor.
– Yo también te extrañé. Y eso que nos vimos ayer. – Taeyong sonrió, dándole besitos por un buen ratito.
Las calles estaban semivacías, pues sus horarios y su relación en sí eran de lo más extraña. Casi como si fuera secreta y el único compromiso que tenían era el que surgiera día con día. Además Taeyong sólo tenía tiempo en sus días libres y durante las noches luego del trabajo, lo que implicaba que tuviera que desvelarse después.
¿Taeyong se desvalorizaba a sí mismo? Claro que sí. Todo el tiempo.
No sólo le había fallado a sus padres, que creían en él, que lo impulsaban a crecer como diseñador de modas. No era todo el esfuerzo tirado a la basura.
Él se había fallado a sí mismo, algo dentro suyo se rompió cuando dejó de quererse. Su corazón se había roto en mil pedazos mientras pasaba su embarazo totalmente solo y llorando todo el tiempo, sin ningún tipo de emoción positiva.
Si su papá no le hubiera hablado con cariño a Mark antes de que naciera, él creía que todo hubiera sido diferente, para mal. Pero el papá de Taeyong se había esmerado en apoyar lo mejor posible a su hijo y en qué su nieto fuera lo más mimado posible, creándole emoción acerca de la llegada del bebé.
Pero era inevitable sentirse culpable cada vez que veía a su bebé a los ojitos y sabía que no le estaba dando todo lo que merecía. No tenían una familia como la que "deberían" de y le dolía porque Mark merecía todo.
– ¿Qué haremos hoy eh?
– Adivina qué. – Jaehyun le mostró sus bonitos hoyuelos, casi haciéndolo suspirar. – Te va a encantar mi amor bendito.
Taeyong sonrió de lado mientras pensaba qué podía hacer ante las emociones tan agradables que Jae lo hacía sentir siempre.
– ¿Vamos a ir a tu departamento? – susurró curioso al sentir los labios del más alto atacando implacablemente su cuello.
– Hoy no, bonito. – los dos se rieron quedito. – Aunque tal vez deberíamos. Pero hoy no.
– ¿Al cine?
– No.
– ¿Al puente?
– No.
– ¿Al mirador?
– No.
– Aaaaaa. No se me ocurre otra cosa ¿Me dices que cosa es por favor?
Jaehyun lo besó en la frente y lo separó un poco de su abrazo, entrelazando sus dedos.
– Primero vamos a cenar pizza. Y después iremos a andar en bicicleta. Hay un paseo nocturno.
– ¿Otro paseo nocturno? Ya ví que te da tantito miedo andar en bicicleta.
Jaehyun se rió apenado, algo defraudado de no haber disimulado suficiente. Y es que la realidad es que es súper ñoño, pero por Taeyong intenta parecer otra cosa.
– Vamos mi vida. Ya quiero comer.
Durante el paseo en la bicicleta doble, Tae se permitió mirar a quienes compartían la actividad con ellos. Se preguntaba que hacían de sus vidas, si se sentían bien o no, que los había llevado a recorrer la ciudad en la madrugada mientras pedaleaban con esmero. Él en realidad sólo abrazaba la espalda de Jaehyun mientras le daba algunos besitos en el hombro y se daba besar cada que se detenían, lo que lo dejaba disfrutar del aire en sus mejillas. No quería que tuvieran que separarse.
– Voy a extrañarte mucho, mi amor. – Jaehyun lo abrazó cuando llegaron a su destino, una cuadra lejos de la casa del pelirosa. – ¿Te veré mañana después de que termine mi tarea del diplomado?
– No sé si pueda mañana. Estoy algo ocupado...
Jaehyun lo interrumpió con un beso deseoso mientras lo abrazaba fuerte.
– Te adoro. ¿Te quedarás a dormir conmigo en estos días? – rozó sus narices mientras Yong intentaba recuperar el aliento. – Te necesito más tiempo.
– T-toda la noche no creo...
– En mi casa tengo dos habitaciones ya lo sabes. En una puede estar tu bebé también ¿Le gustan los tapetes de bebé? El otro día ví uno que...
– Jae no. No voy a involucrarlo en esto.
– Le compré calcetitas.
– Él no necesita que le compres nada, Jae. Por favor entiende...
Taeyong se sintió algo mal al ver el rostro ajeno llenarse de pena.
– Sé que no lo haces con mala intención. Te lo agradezco, pero... No quiero meterlo en esto.
– Perdón. Tienes razón. – Jaehyun se rascó la ceja. – Pero al menos acepta esto. Noté que siempre vistes a Mark con mamelucos de tigre y leones.
Jaehyun buscó en su chamarra un leoncito de hule para baño, perfectamente elaborado. Taeyong lo tomó con una sonrisa y lo observó con atención.
– Le va a encantar. Gracias.
– Espero que le guste.
– Me voy. Ya es tarde.
Quería irse, pero los besos con Jaehyun eran adictivos. Tembló al notar sus labios deslizarse por sus clavículas y luego se apartó toscamente al notar la humedad cálida en su pecho que ocurría cada vez que a Mark ya le tocaba alimentarse. Era como una alarma personal que por suerte nunca había llegado cuando Jaehyun y él se encontraban sin ropa o sería demasiado vergonzoso.
– Jae me voy. Te quiero.
– Ve, bonito. Descansa. Te quiero muchísimo.
Taeyong llegó casi corriendo a su hogar, evitando hacer ruido en su trayecto a su habitación. Sintió pena al ver a su bebé durmiendo solito en la cama con su peluche que respiraba a su ritmo y acarició el leoncito de hule, creándose diferentes escenarios en su cabeza.
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Empezaré a actualizar según las historias que tengan más votos en las actualizaciones, así que ya se la saben jaja ❤️
