Epílogo: Miradas lejanas

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Habían pasado casi 5 años. Hacía tiempo que Noroña ya no era el presidente de la mesa directiva del Senado, y Lilly se había retirado para dedicarse a su hogar, y a otros proyectos personales. 
Ante el público, resultaba cuando menos interesante el hecho de que Noroña no se había vuelto a postular como candidato a la presidencia del Senado, cumpliendo tan sólo el año mandatorio en el cargo, y que Lilly se había retirado tras el mismo lapso, abandonando ambos la Cámara al mismo tiempo.
Durante todo ese año, no volvieron a protagonizar ningún otro escándalo, aparentemente apegándose a una presunta tregua indefinida que habían pactado. Se habían portado sorprendentemente civiles uno con el otro, respetando sus participaciones en las sesiones del pleno y sin volver a mencionarse en X ni en ninguna otra red social. Tal y como lo prometieron, jamás utilizaron el tema de su aventura clandestina en contra del otro. Todo el mundo comentó el cambio radical de Lilly, tan repentino como inesperado.
Eventualmente, el hype murió y todos los medios y las redes los dejaron en paz, volcando su atención hacia los nuevos escándalos y chismes que iban surgiendo en la farándula política mexicana.

A medida que se acercaban los tiempos de campaña, se supo que Noroña era el destapado de Morena para la Presidencia de la República. Lilly se enteró de la noticia en su casa, mientras veía la televisión con su esposo.
–Mira mi amor, el changoleón ese ¿para presidente? Jaja, qué mal está este país. –comentó su marido.
–Mmm... sí, qué mal, ¿no? –respondió Lilly, intentando evitar el tema.
La relación con su marido había mejorado significativamente después de aquel romance desenfrenado y fugaz con Noroña. Desde entonces, Lilly había mantenido vivo el fuego de aquel amor dentro de ella, aunque con menos intensidad, como una flama de boiler.
Entonces su teléfono comenzó a sonar. Número privado, pero decidió contestar.
–¿Bueno?
–¿Lilly? ¿Eres tú? Qué alivio que tu número siga siendo el mismo.
Casi soltó el teléfono de la impresión que le dio escuchar aquella voz, que evocaba en sus adentros constantemente.
–Ho-hola.
–Seguramente ya sabes la noticia. Mi nombramiento como candidato será en unos días. Y me gustaría que estuvieras presente, como antigua colega del Senado. ¿Qué dices, aceptas?
Lilly titubeó por unos instantes, pensó en negarse. Después de todo, ella ya había dado cierre a ese asunto, pero un súbito impulso la hizo decidir que iría.
–Claro, Gerardo. ¿Puedo ir con mi marido?
–... Sí, claro, no veo porqué no. Mi asistente te llamará para darte los detalles. Nos vemos, Lilly.
–Hasta entonces, Gerardo.
Había sido una llamada muy breve, pero habían revivido muchas emociones dentro de ella.
Habló con su marido para que ambos asistieran al evento. Aunque no sin cierta reticencia, él accedió, y Lilly se dispuso a pensar qué usaría. Después de todo, era la primera vez que lo vería en años...

...

Unos días después, Lilly asistió al evento del nombramiento. A última hora, su esposo había decidido no ir.
El corazón de Lilly se aceleró al ver a lo lejos a Noroña, vistiendo una de esas guayaberas bordadas que acostumbraba usar. Se veía más guapo ahora que era candidato.
Él también la miró, arreglada discretamente estaba muy linda, igual que siempre.
Se detuvieron y cruzaron su mirada directamente por unos segundos. Se saludaron tímidamente con la mano, mientras a Noroña lo seguía un mar de reporteros. Lilly ocupó su asiento, expectante.
El evento comenzó de forma ordenada, aunque para nadie pasó desapercibido el hecho de que Lilly Téllez estaba presente. Aunque ella ya no estaba en el medio político, no dejaba de asombrar a la concurrencia el que alguien como ella se encontrase precisamente en un evento de Morena, y además viendo a Noroña rendir protesta como candidato, después de haber sido férreos enemigos en las Cámaras.
Pero ella ni notaba aquellas miradas, porque observaba a Noroña sonriente desde su asiento, con una mirada serena, mientras él le devolvía la misma sonrisa desde el podio donde pronunciaba su discurso. Al verlo así, se sentía orgullosa de él. Durante los instantes en que sus miradas se cruzaban, era como si sólo existieran ellos dos en aquel recinto.

 Durante los instantes en que sus miradas se cruzaban, era como si sólo existieran ellos dos en aquel recinto

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Al terminar el evento, Lilly decidió esperar pacientemente cerca de la salida. Sabía que Noroña tendría que hablar con muchas personas antes de irse. Después de un rato, salió acompañado de su equipo, y al ver a Lilly en la puerta, los despidió diciéndoles que enseguida los alcanzaba.
Se colocó frente a ella, y le dijo:
–Dijiste que vendrías con tu marido.
–Al final ya no quiso venir. Le caes mal, lo sabes.
–Igual que a ti y a medio país y mira, aquí estamos.
Ambos rieron cándidamente. La luz moribunda de la tarde perfilaba sus rostros, mientras se miraban con ternura.
–En verdad me da mucho gusto volver a verte, Lilly. Desde que salimos de la Cámara, constantemente me he preguntado cómo estás, pero no me atrevía a llamarte. Dime, ¿eres feliz?
–Sí Gerardo, más que feliz. ¿Tú, lo eres?
–Puedo decirte que sí. Pero ya veremos cómo me va ahora que empiecen las campañas.
–Sabes que yo te estaré apoyando con todo mi corazón, ¿verdad?
–Sí, y saber eso es mi mayor fortaleza.
Nerviosos y sonrojados, enmudecieron durante unos instantes.

De repente, él volvió a hablar:
–¿Sabes? Desde hacía tiempo buscaba una excusa para verte. Hay algo que cargo conmigo esperando dártelo cuando te viera, si lo aceptas.
–¿Qué es?
Noroña sacó de su bolsillo una piedra, aparentemente común y corriente.
–¿Una piedra?
–La encontré en un viaje a Macuspana.
–Qué interesante Gerardo, pero está rota.
No, no estaba rota ni era una piedra común y corriente. Noroña le mostró su brillante interior, se trataba de una geoda partida a la mitad. Pero al poner lado a lado ambas partes, formaban un corazón.

–Te parecerá muy cursi, pero creo que así se cristalizó el amor que hubo entre nosotros

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–Te parecerá muy cursi, pero creo que así se cristalizó el amor que hubo entre nosotros. Permanecerá ahí siempre, petrificado pero brillando en nuestro interior. Yo me quedaré con una mitad, ¿aceptas la otra?

Lilly asintió, conmovida y emocionada. Al extender su mano para recibirla, Noroña aprovechó para tomarla entre las suyas.
Casi al contacto, se dieron cuenta que aún existía un leve chispazo de electricidad que tiempo atrás, los había incitado a liberar un torbellino de pasión reprimida. Sostuvieron sus manos por unos segundos, mirándose a los ojos trémulos de nostalgia. Sus rostros volvían a acercarse peligrosamente... cuando los interrumpió uno de los asistentes de Noroña, obligándolos a apartarse de inmediato.
–Disculpe candidato, es hora de irnos. Tiene la reunión con los secretarios del partido.
–Sí ya voy, un momento.

Se dirigieron una última mirada suplicante, ansiosa y cargada de sentimiento.
–Te deseo toda la suerte del mundo, Gerardo.
–Gracias Lilly, yo también te deseo que seas muy feliz.
A lo lejos se escuchaba una bocina, tocando una tonada por demás conocida para ellos, "...eres secreto de amor, delante de la gente no me mires, no suspires, no me llames, aunque me ames..."

Ambos caminaron en direcciones contrarias, mientras Secreto de Amor seguía sonando a lo lejos y derramaban una lágrima, presintiendo muy profundamente que quizá no volverían a encontrarse.
Pero siempre les quedaría el recuerdo de aquel día, allá en la soledad de aquella cabaña en Cuernavaca, baluarte de su gran pasión, que los uniría y los acompañaría para el resto de sus vidas.

--FIN--

...o continuará?

Mi Bellaco Amante (Noroña x Lilly Téllez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora