Borrón y cuenta nueva

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No supieron por cuánto tiempo estuvieron dormidos

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No supieron por cuánto tiempo estuvieron dormidos. Ya habían perdido la noción del tiempo, en aquella habitación que parecía una cápsula espacial, lejos de todo. Se despertaron y sonrieron al encontrar el rostro del otro, estaban bastante cómodos y permanecieron abrazados un rato más. Lilly se sentía feliz y protegida, en los brazos de Noroña.
Pero en el baño se encontraba una enorme tina blanca, la cual se apresuraron a preparar. Se morían de ganas por meterse juntos y conversar... aunque ahora que habían liberado toda esa pasión arrolladora, no podían evitar sentir un nudo en el estómago.

–Fue increíble, Gerardo. Nunca había hecho el amor tantas veces en un solo día, ni tantas veces con el mismo hombre.
–Me pasa lo mismo. Eres tan dulce, y tan sensual. No podía parar de mirarte, ni de tocarte.
–Es increíble que en la Cámara siempre nos hemos llevado como perros y gatos, incapaces de trabajar juntos.
–Y en cambio aquí, en la penumbra de este cuarto, nos entendimos a la perfección. ¿Cuántas veces lo hicimos?
–Perdí la cuenta después del 20.
Se miraron y rieron, aún no podían creer que aquello hubiera pasado de verdad.

Sin embargo, una incómoda interrogante pendía en el aire. 
–... ¿Y ahora qué pasará con nosotros, Gerardo? Es obvio que tú y yo jamás podríamos hacer público algo como esto, todo se complicaría demasiado.
–Por más que me gustaría que no fuera así, reconozco que tienes razón. Además tú estás casada, tu hijo es muy joven todavía y ya me dejaste clara tu posición: no dejarás a tu marido, y lo entiendo. Es un buen hombre.
–Sí, un buen hombre al que le he mentido demasiado, y que seguramente me dejará cuando se entere de lo que hice... –contestó Lilly con la voz quebrada, a punto de llorar. Noroña la abrazó, y le dijo:
–No te preocupes, mi asistente ya se encargó de todo. Cobré algunos favores y si alguien hace preguntas, a nadie le quedará duda de que sí estuviste en Hermosillo. Tu esposo no se enterará nunca, a menos que no sea lo que deseas realmente...
Lilly lo miró con unos ojos que brillaban tristemente.
–No, no es lo que deseo. Ahora sé que sólo junto a ti yo podría ser feliz. Pero nuestros antecedentes y nuestras circunstancias nos separan, Gerardo. Y tú y yo no podemos volver a encontrarnos así.
Noroña la miró con desconcierto y consternación. La sujetó por los hombros para mirarla frente a frente.
–Lilly, no me meteré en tu matrimonio ni te causaré problemas, pero por favor no me pidas que deje de verte.
–No es solamente el hecho de que estoy casada. En el fondo somos demasiado parecidos, y por eso chocamos tanto. No nos podemos controlar, y de seguir así un día terminaremos por odiarnos de verdad o hacernos daño. Y eso es lo que menos quiero. Es necesario alejarnos mientras aún estamos a tiempo.
–No te resistas a lo que sentimos, Lilly. Este loco amor sólo se encuentra una vez en la vida.
–Y por eso quiero mantenerlo así, como lo más hermoso que me ha pasado. Pero no podemos cambiar la realidad. Tiene que ser así. –respondió Lilly, mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Noroña la miró desconsolado y conmovido. No estaba de acuerdo, pero entendía. La tomó entre sus brazos y acarició su cabello, mientras sentía cómo a sus ojos acudía también el ardor de las lágrimas.

Lilly continuó:–Seguiremos viéndonos en el Senado, pero no hablaremos más que cuando sea estrictamente necesario, por motivos de trabajo

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Lilly continuó:
–Seguiremos viéndonos en el Senado, pero no hablaremos más que cuando sea estrictamente necesario, por motivos de trabajo. Ante los medios y las bancadas, lo manejaremos como que pactamos una tregua indefinida. Y júrame aquí y ahora, que pase lo que pase, nunca usaremos esto que ha sucedido entre nosotros para perjudicarnos.
–Te lo juro Lilly, será como tú digas. Pero sólo quiero que sepas, que este amor es sagrado para mí y lo mantendré vivo en mi interior...  y te voy a extrañar. No me hago a la idea de estar sin ti.
La besó nuevamente, cerraron los ojos e hicieron el amor tres veces más en la bañera, sin despegar sus labios. Lilly lloraba y él la abrazaba fuertemente contra su pecho. Fue tan placentero, como desolador.

Al salir del baño, se vistieron en silencio y se dispusieron a emprender el camino de regreso. Ninguno pudo articular palabra durante todo el trayecto. Se morían por tomarse de la mano, pero comprendieron que era necesario comenzar a poner distancia ya.
Noroña encendió la radio para hacer más llevadero el momento, y ambos se sobresaltaron al reconocer la melodía que sonaba. Se trataba de Secreto de Amor, de Joan Sebastian.

Inspirado por la música, Noroña finalmente rompió el hielo:
–Esa será nuestra canción, Lilly. Júrame que cuando la escuches pensarás en mí y en este amor, aunque pase mucho tiempo.
–Te lo juro, Gerardo. Nunca podría olvidarla, ni a ti tampoco.
–¿Olvidaremos todas las ofensas pasadas? Después de todo, es necesario para nuestra "tregua".
–Sí Gerardo, todo ha quedado olvidado y perdonado. Tomémoslo como un borrón y cuenta nueva.
Ambos sonrieron más tranquilos, y prosiguieron el camino.

Momentos después, llegaron al sitio donde Noroña había recogido a Lilly el día anterior.
Le hubiera gustado dejarla frente a su casa, pero comprendía que ya no era posible.
Lilly bajó del vehículo, y se despidió de Noroña:
–Le agradezco, senador Noroña, hasta pronto y buenas tardes.
–Buenas tardes, senadora Téllez.
Intercambiaron una última mirada sonriente, de cómplices, y separaron sus caminos.
Noroña no se atrevió a mirarla alejarse, y dejó escapar una lágrima, ardiente y dolorosa, mientras sentía cómo el corazón se le desgarraba. Jamás había sentido un dolor tan insoportable y aceleró, sintiendo ganas de mandar todo al demonio...

Lilly entró a su casa, su marido e hijo no estaban. Más tarde podría explicarles que su viaje terminó antes de lo previsto. Se dejó caer de bruces sobre su cama... y rompió a llorar desconsoladamente, dejando escapar violentos sollozos.
Lloraba a gritos, como si fuera una niña pequeña que ha perdido el peluche, la cobijita, el amado objeto de su adoración, para siempre.

Mi Bellaco Amante (Noroña x Lilly Téllez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora