Discusión en el pleno

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-¡Ya me tiene harta! No lo soporto.

Lilly gritaba mientras su asistente intentaba calmarla. Acababa de finalizar otra larguísima sesión del Senado de la República, donde una vez más, Lilly había discutido acaloradamente con Gerardo Fernández Noroña, "Llorona" como ella lo llamaba. Uno más de los distintos motes con los que estaba acostumbrada a llamarlo.

Y es que no soportaba el hecho de que, entre toda la gente que podría haber obtenido el puesto, tenía que ser precisamente Noroña el nuevo presidente del Senado. ¡Su peor enemigo! Y encima le había exigido que permaneciera en silencio mientras otros senadores tomaban la palabra. ¡Que no creyera que por su nueva posición como presidente, él iba a poder censurarla y tener control sobre ella! ¡No señor!

Hoy, una vez más la habían silenciado mientras ella gritaba "traidores" y "criminales" a otros senadores. En medio de las discusiones para aprobar la nueva Reforma al Poder Judicial, ¡Noroña inclusive se había atrevido a decir mal su nombre!
"¡BELLACO!" ella le había gritado. Y es que para ella eso era él, un ser ruin, perverso, despreciable y canalla. No podía soportarlo más.

Su escaño normalmente permanecía sin audio, silenciado, pues por lo regular no podía justificar el objeto de su intervención para pedir la palabra. Sencillamente, ella estaba convencida de que el Senado estaba en su contra, e incluso sus propios compañeros de bancada. 
¿Qué podía hacer? No podía evitar vociferar sus opiniones. Era una convencida y nadie la iba a censurar, pasara lo que pasara.
Lilly estaba furiosa, pero sabía que no era la primera ni la última vez.

Aquella noche había una cena para celebrar la inauguración de la nueva legislatura, y desde luego, con Noroña ahora a la cabeza como presidente

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Aquella noche había una cena para celebrar la inauguración de la nueva legislatura, y desde luego, con Noroña ahora a la cabeza como presidente. Realmente Lilly no quería asistir, hubiera preferido irse a casa y no pensar más en el asunto. Después de todo, para ella no había nada que celebrar. Mientras salía de la sala del pleno, perdida en sus pensamientos, escuchó una voz grave y aterciopelada que le dijo:

-Nos vemos en la cena de esta noche, senadora Téllez.

Lilly se detuvo en seco. Era la voz de Noroña, quien estaba justo detrás de ella. Desconcertada ante aquel acercamiento de su enemigo, Lilly respondió:

-Tendré el disgusto de encontrarlo entonces, senador Noroña. Ojalá me toque estar bien lejos de usted.

¿Qué se creía aquel hombre? ¿Qué pretendía diciéndole eso, con esa fingida amabilidad? ¿Acaso la estaba provocando? ¡Qué molestia! "Ahora claro que voy", pensó Lilly, "por supuesto que voy. Que vea que no me intimida ni le tengo miedo".

Noroña la miró alejarse. Parecían estar destinados a estar en constante confrontación, después de todo, él era un convencido de izquierdas y ella una conservadora obstinada. Sin embargo, mientras la veía contonearse por el pasillo, admitió que había algo en aquella mujer, que lo intrigaba e incitaba...

Mi Bellaco Amante (Noroña x Lilly Téllez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora