Pensamientos

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Había despertado, pero no quería levantarme de la cama; no paraba de pensar en Luan mientras me mordía el labio inferior. Estaba recordando ese beso que me dejó hechizada.


-¿Monja Zhoy, está enferma? -preguntó la Madre al ver que seguía tirada en la cama -¿Y a qué se debe esa enorme sonrisa? -añadió. Enseguida me puse nerviosa, no sabía qué decirle.


-¡No! ¡No estoy enferma! -afirmé levantándome rápidamente.

Mi sonrisa es porqué un chico lindo me besó y no paro de pensar en él.

-Sonrío porque ya me estaba gustando este lugar -añadí, evadiendo lo que realmente pensaba mientras me colocaba las telas en la cabeza.

-Qué bueno, termínate de arreglar y busca a Sara para que bajen -dijo, refiriéndose al baño.

Asentí con la cabeza.



-Vamos, Sara, que solo nos quedan dos días en los baños -dije. Ella estaba en el comedor comiendo algo de pan; también tomé uno. Teníamos que aprovechar estos dos días ya que luego veríamos a los chicos en el recital, pero por ahora no iba a pensar en eso.



-¡A los baños! -dijo Sara con tono gracioso.



-También iré, voy a supervisar hoy -confesó la Madre Gretel con una sonrisa falsa -Así que vamos -añadió. Volteé a ver a Sara; estaba nerviosa porque los chicos iban a venir. Esto no puede estar pasándonos.



Suspiré y bajamos a los baños. La Madre estaba en la puerta y no paraba de mirarnos. Sara trataba de decirme algo con señas, pero no podía entender nada. Fui a limpiar los lavamanos que quedaban cerca de la ventana e intenté mirar disimuladamente.



-¿Qué tanto miras por la ventana? -preguntó la Madre Gretel refiriéndose a mí; se dio cuenta de que casi saco la cabeza tratando de ver.



-Nada, Madre, solo que... -no sabía ni qué decirle. Tragué grueso. -Es un lindo día hoy, ¿no es cierto? -dije clavándole la mirada a Sara para que me ayudara.



-Sí, sí, es cierto, es un lindo día -tartamudeó Sara completamente nerviosa.

-¡Continúen! -dijo la Madre Gretel mientras chocaba ambas manos como si fuéramos sus sirvientas o algo así. Estaba comenzando a creer que estaba viviendo como en el cuento de Cenicienta; claro, yo era ella, encerrada y encargándome de la limpieza.



-Hola chi...



-¡Aaaaah! -gritó la Madre Gretel. -¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí? -preguntó molesta dirigiéndose a los chicos que estaban en la ventana.



Oh, oh... los chicos... Más castigo... cálmate Zhoy, esto va a pasar.



Vi a Sara de reojo; noté que estaba asustada como yo y traté de decirle entre los labios que se calmara.



-Disculpa Monja, nos equivocamos -confesó Luan guiñándome un ojo. Estaba sudando de lo nerviosa que estaba.



-¿Ustedes se conocen? -preguntó la Madre Gretel clavando su mirada en nosotras.



-Co-como cree; recuerda que no nos dejan salir de este lugar -dije tartamudeando. Miré a Sara y ella estaba en shock.



-Eso espero. Ahora ustedes se van, ¡chu chu! -dijo la Madre mientras los espantaba con una escoba como si fueran animales; esa actitud me molestó mucho.



-Usted no debería ser Madre -le grité a la "Madre Gretel".



-No tiene modales -afirmó Sara clavándole la mirada.



-Una verdadera Madre no trata a los demás como animales -añadí. Ella solo se me quedó mirando de mala manera mientras Sara y yo salíamos de ahí; corrimos hacia las escaleras y nos detuvimos para tomar aire, ya que casi nos descubren.



-Eso estuvo cerca -dijo Sara con una cara de alivio.

10 Razones por las que me enamoré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora