Parte parte 10.5

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[hola, la verdad esta es la parte que mas estupor me genero, siento que mi persdonaje principal tiene mucha suerte, me encargare de compensarlo en el futuro por lo mientras no quiero incluir tanto al sistema hasta que sea absolutamente necesario puesto que quiero que mi personaje principal no dependa de su sistema,principalmente porque la mayoria de protagonistas con sistema son casi miserables sin el.]

El aroma a café recién molido llenaba el aire de El Grano Dorado cuando Nube entró, sus ojos escaneando el local hasta encontrar a su objetivo. Daiki estaba sentado solo en una mesa del rincón, absorto en su taza de café. Nube se acercó con paso seguro, una sonrisa deslumbrante en su rostro.

"Disculpa," dijo con voz melódica, "¿ese es el blend de Ethiopia que están promocionando?"

Daiki levantó la mirada, sus ojos abriéndose de par en par al ver a la hermosa chica frente a él. "S-sí," tartamudeó. "Es... es muy bueno."

"¡Oh, qué coincidencia!" exclamó Nube, sentándose sin esperar invitación. "He estado deseando probarlo. Soy Nube, por cierto."

"D-Daiki," respondió él, aún aturdido por la repentina compañía.

"Encantada, Daiki. Dime, ¿eres un aficionado al café?"

La conversación fluyó con sorprendente facilidad. Nube se aseguró de mantener a Daiki en el centro de atención, haciendo preguntas y mostrando un interés genuino en sus respuestas.

"Wow, Daiki, tu conocimiento sobre café es impresionante," dijo Nube con admiración. "Nunca había conocido a alguien que supiera tanto."

Daiki se sonrojó, una sonrisa tímida formándose en sus labios. "Gracias, es solo un hobby..."

"Un hobby fascinante," insistió Nube. "Oye, ¿te gustan los videojuegos por casualidad?"

Los ojos de Daiki se iluminaron. "¡Sí! Especialmente los juegos retro."

"¡No me digas! Hay una arcade vintage en el centro comercial Sakura. ¿La conoces?"

"¡Claro! Voy allí todo el tiempo."

Nube sonrió, sus ojos brillando con emoción fingida. "¡Qué coincidencia! Tal vez podríamos ir juntos algún día."

Así comenzó una amistad que, para Daiki, parecía demasiado buena para ser verdad. En los días siguientes, Nube se aseguró de estar presente en todos los lugares que Daiki frecuentaba.

En la arcade, Nube demostró una habilidad sorprendente en Pac-Man, dejando a Daiki boquiabierto.

"¡Increíble, Nube!" exclamó Daiki. "Nunca había visto a nadie jugar así."

Nube rio, un sonido que hizo que el corazón de Daiki saltara. "Oh, es solo práctica. Pero nunca es tan divertido como cuando juego contigo, Daiki."

Con cada encuentro, cada conversación, Nube se aseguraba de hacer sentir a Daiki especial y único.

Mientras tanto, en las sombras de la ciudad, Nube se movía con la gracia de un gato, recopilando información sobre los Ryuujin no Ikari. En un bar de mala muerte, se acercó a un miembro de bajo rango de la pandilla.

"Hola, guapo," ronroneó, sentándose junto a él. "Te ves como alguien que sabe cómo divertirse en esta ciudad."

El hombre, cautivado por su belleza, no tardó en soltar la lengua. Entre risas y coqueteos, Nube obtuvo información crucial sobre las operaciones de la pandilla.

A medida que pasaban los días, Nube comenzó a sembrar las semillas de la paranoia en Daiki. Una tarde, mientras compartían un helado en el parque, Nube suspiró dramáticamente.

Un artista marcial promedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora