En un mundo donde el legado del Rey Sombra aún proyecta su oscura sombra, surge Darkness, su hijo no reconocido. Poseedor de una magia única, mezcla de oscuridad y luz, Darkness lucha por redefinir su destino.
Rechazando las huellas de su padre, se...
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**Que Comience El Viaje**
Habían pasado dos meses desde que Crystal había tenido ese inquietante sueño con el Rey Sombra. Decidió no compartirlo con su hijo, creyendo que sería mejor protegerlo de esa sombra del pasado.
En su lugar, se dedicó a una tarea secreta: confeccionar un traje especial para el viaje que se avecinaba, uno que simbolizara tanto su amor como su deseo de que Darkness estuviera preparado para cualquier eventualidad.
Mientras tanto, Darkness disfrutaba de la libertad que le ofrecía el cielo. Con su magia de levitación y aire, se elevaba con gracia, dejando atrás las preocupaciones terrenales.
Al principio, volar le había supuesto un desafío. La levitación era una disciplina mágica que requería un control preciso del aura mágica que cada unicornio poseía.
Implicaba concentrarse en la energía que fluía dentro de él y proyectarla hacia el exterior, creando un campo de fuerza que le permitiera elevarse del suelo.
La magia de aire, por otro lado, era un componente esencial para maniobrar en el cielo.
Darkness había aprendido a manipular las corrientes de aire a su alrededor, lo que le permitía no solo mantenerse en el aire, sino también moverse con agilidad y velocidad.
A través de movimientos sutiles de su cuerpo y un enfoque constante en su respiración, podía dirigir el aire a su favor, sintiendo cómo lo impulsaba hacia adelante, hacia las nubes.
Ahora, volar era para él un acto casi instintivo. La sensación de libertad al deslizarse entre las corrientes de aire era incomparable, un momento en el que podía olvidar las tensiones del mundo y simplemente ser.
Este viaje que Darkness se disponía a emprender no era solo una aventura; era una parte fundamental de su futuro. Anhelaba explorar toda Equestria, descubrir sus secretos y entender mejor su lugar en ese vasto mundo.
Darkness continuó su vuelo hasta llegar a la ciudad, descendiendo suavemente en medio de ella. A su llegada, fue recibido por miradas curiosas de los ponis que transitaban por las calles.
Algunos lo saludaron cortésmente, reconociendo su figura. A pesar de su seriedad y la distancia que a menudo mantenía con los demás, Darkness había ganado el respeto de la comunidad.
Su disposición a ayudar a quienes lo necesitaban había contribuido a hacer de la ciudad un lugar más seguro para todos.
Sin embargo, la atención que recibía también traía consigo una carga emocional complicada. Algunas yeguas lo miraban con admiración, comenzando a halagarlo por su apariencia y elegancia.