Te odio Goku.

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Al principio los entrenamientos con Vegeta y Goku eran una pesadilla. Gohan había encontrado todo el asunto muy divertido mientras que Milk solo entrenaba pero como mediadora de ambos. Estaba cansada de sus peleas y diferencias, pero debajo de todo eso había un propósito, que estos aprendieran a trabajar juntos de una buena vez cosa que con el pasar de tiempo pudo lograr. La técnica que a Milk mas le costaba trabajo era el sentí el ki

Vegeta le enseñaba la técnica del rayo que consistía de una energía potente disparada de un solo dedo. El principe decía que seria mejor técnica que el Kamehameha de Goku, ya que ese tendría que concentrar mas energía a diferencia de un ataque simple. Milk no estaba preparada aun para ese tipo de energía. En cambio Goku quería llevar a su esposa al límite rápidamente, sin recordar que no era un saiyajin en su totalidad.

Milk si no entrenaba con sus dos maestros aprovechaba para hacerlo con su hijo, resultando mejor maestro que aquellos dos monos.

—Para la próxima se lo pediré a Yamcha— confeso una día Milk tajante mirando a Goku y Vetega comer.

—¡Ja! ese tipo es un insecto— contestaba Vegeta burlándose de su alumna.

Vegeta se había vuelto fanático de la comida que preparaba Milk, cosa que a Goku no le agradaba en lo absoluto ya que estaba mas tiempo en la casa.

—Tienes que enseñarle a mi mujer a cocinar —decía Vegeta devorando su enésimo plato.

Milk pensaba que Vegeta no lo quería admitir, pero comenzaba a sentir siento cariño por su familia y mas por ella tratándola como todo un hermano mayor.

—Tienes mucho potencial mujer, espero que no sigas dejando a este baboso entrenarte— decía seriamente como un profesor le habla a su alumno.

—Oye Vegeta no me digas así— contestaba Goku rascándose la cabeza.

Bulma también se pasaba en su casa hablando con ella y viendo alguno de los entrenamientos. Gracias a la fruta que le había dado MIlk había rejuvenecido también, cosa que la mantenía feliz. Pero honestamente con lo hermosa que era Bulma no era tanto el cambio, aun que mantendría de esa manera por mucho tiempo.

Las heridas de Milk poco a poco comenzaban a desaparecer pero se le hacia bastante difícil el untar el tónico en la espalda. Una noche estaba en el baño tratando de untarse un poco de la crema, cuando su esposo entro precipitadamente. Milk trato de taparse rápidamente con la toalla para que no notara sus marcas.

—Lo siento mucho Milk, no sabia que estabas aquí—comenzó tan sonrojado al verla desnuda tratando de no mirarla.

—DEMONIOS GOKU POR QUE NUNCA TOCAS PRIMERO, O AL MENOS TEN LA DECENCIA DE NO ROMPER LA CERRADURA— grito eufórica dejando escapar a esa Milk del pasado.

—Lo siento de verdad, no te enfades— dijo el moreno, nervioso volteándose de espaldas. —Oye Milk ¿por que no quieres que te vea?

—Por que... —pensó rápidamente poniendo mas la toalla en su cuerpo.

—Vamos Milk, hace mucho que no te veo, extraño ver tu cuerpo. Tienes que estar en mejor forma por los entrenamientos – interrumpió Goku dándose la vuelta para darle una ligada a su esposa.

—GOKU NO— comenzó pero y era tarde, su esposo la miraba como si fuera un signo de interrogación.

—¿Qué tienes el en hombro Milk?-pregunto tomando a su esposa por el brazo para mirarla mas.

Goku se quedo mirando a su esposa detalladamente y comenzó a pensar que ella le ocultaba algo. La agarro por el hombro para ver que seria el golpe que tenia. Al principio pensó que era de los entrenamientos pero esa marca no eran heridas reciente, si no marcas...marcas de...

El rapto de Milk. Parte I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora