01: Sin Corona.

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Wade Wilson no veía razón alguna por la que aquel hombre, con su mente agrietada por el dolor y su cuerpo curtido por mil batallas, se lanzara a sacrificar su vida por alguien que, a ojos de Wade, no valía nada. Después de todo, Wade Wilson era un hombre roto. Tenía tantas cicatrices en el alma como en la piel. Pero Logan... Logan lo veía de una manera distinta. Aun así, Wade no se engañaba. Tenía mucho por lo que vivir, mucho caos por desatar y tantas bocas que callar con un comentario inapropiado.

Maldición. ¿A quién estaba engañando? Wolverine egoístamente quería verlo vivir. Quería despertar cada maldita mañana a su lado, escuchar sus chistes absurdos y sentir la calidez de su cuerpo cuando el resto del mundo era frío y distante. Había tantas cosas que aún debían hacer juntos, tantas peleas, tantos momentos de silencio compartido. Ambos estaban rotos de distintas maneras, pero eso hacía que encajaran a la perfección.

Sin embargo, ahora lo odiaba. Logan quería poner sus manos en el cuello de Wade y estrangularlo hasta que su risa insolente se apagara para siempre. Porque Wade Wilson, el condenado Deadpool, estaba robándole cada latido de su corazón, de la manera más cruel posible. Estaba sacrificando su mundo. Después de haber invadido cada rincón de su ser, después de haber hecho que Logan se atreviera a sentir de nuevo, Wade ahora estaba eligiendo otro camino. Uno en el que Wolverine no tenía cabida.

Logan apretó los puños con fuerza, sintiendo las garras metálicas asomar debajo de su piel, listas para salir. No era justo. No después de que Wade se había colado en su vida, poco a poco, como una sombra que de repente se hacía esencial. Esa estúpida sonrisa que desarmaba su dureza, lo suave que se volvía su mirada cada vez que Wade lo observaba, esos pequeños gestos que lo hicieron suyo sin que Logan siquiera se diera cuenta. Y ahora, todo eso se desmoronaba porque Wade, en su infinita estupidez, estaba dispuesto a sacrificar lo único que Logan quería: la oportunidad de ser algo más.

—Maldito idiota... —murmuró Logan, con la voz ronca, conteniendo la rabia.

Wade estaba sacrificando toda esperanza de lo que pudieron haber sido. Lo estaba haciendo por la felicidad de alguien más, de su maldito mundo. Wolverine no estaba en ese cuadro, y eso lo destruía. Pero también sabía que no iba a permitir que Wade se fuera solo. No iba a dejarlo morir, y si Wade creía que podía hacerlo sin más, estaba muy equivocado.

El metal resonó con un eco sordo cuando Logan golpeó la puerta, una y otra vez. Sus nudillos se desgarraron al golpear con fuerza bruta, pero no le importaba. Tenía que llegar a él, antes de que fuera demasiado tarde. Cuando finalmente rompió la puerta de una patada, el calor lo golpeó de lleno. El aire estaba cargado de cenizas y humo, el suelo cubierto de polvo negro y restos quemados. Lo que una vez fue un cuarto ahora era un paisaje post-apocalíptico en miniatura.

Pero Wade no estaba allí.

El corazón de Logan se detuvo un instante, incapaz de procesar lo que veía —o más bien, lo que no veía. No había cuerpo, ni rastro de Wade entre las cenizas. Sus ojos buscaron frenéticamente alguna señal de él, cualquier indicio de que no estaba muerto. Entonces, su mirada se fijó en algo pequeño, una fotografía sucia y quemada, tirada entre los restos.

Logan se agachó lentamente, sus garras retrayéndose mientras levantaba la imagen con manos temblorosas. Era una foto de las personas que Wade consideraba su mundo. Logan casi sonrió, aunque era un gesto torcido y amargo. En el fondo de la fotografía, apenas visible entre los garabatos, había un intento patético de dibujarlo a él. Wade lo había hecho parte de su mundo, aunque de una manera ridículamente infantil. Logan tragó saliva, la amargura y la frustración llenándole el pecho. Así que Wade lo consideraba su mundo, después de todo. Qué irónico. Porque ahora, al hacer esto, Wade había destruido cualquier mundo al que Logan pudiera aferrarse.

Enamorado Tuyo (Poolverine).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora