Capitulo 17

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El hombre del equipo europeo que había intentado acercarse a Jeong Tae-iu titubeó por un momento, pero tras intercambiar una mirada con sus compañeros, cruzó los brazos y retrocedió. Al verlo, los compañeros de Jeong Tae-iu, que estaban listos para ayudarle en caso de necesidad, también se relajaron y se retiraron.

"Vaya... no me importa ponerme en peligro, pero caminar sabiendo que puedo ser la chispa que lo encienda todo es otra cosa".

Jeong Tae-iu chasqueó la lengua en silencio. La camaradería de compañeros con los que no tenía una gran relación le resultaba incómoda, casi como si llevara una ropa ridícula, y no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica.

Después de pasar por un par de situaciones similares, Jeong Tae-iu finalmente llegó a su habitación. Como estaba en una zona más apartada del pasillo, no había nadie cerca. Ni siquiera había rastro de sus compañeros ni de los hombres del otro equipo. Solo un miembro del equipo europeo lo observaba desde lejos, pero no parecía tener intenciones de acercarse o crear problemas. De hecho, lo miraba con una expresión extrañamente perturbadora.

Jeong Tae-iu le lanzó una mirada de desconcierto antes de abrir la puerta.

—Esto... caminar por un campo de espinas sería mejor que esto.

Murmuró con un suspiro mientras chasqueaba la lengua y abría la puerta, preparándose mentalmente. Si solo caminar por el pasillo podía provocar un conflicto, se preguntaba qué pasaría al encontrarse con alguien en la misma habitación. Tal vez la advertencia de Tou sobre la invasión de territorio no era una broma, y podría acabar convirtiéndose en un problema real. "Si las cosas se ponen feas, será mejor que agarre un libro y salga corriendo."

Se preguntaba qué tipo de persona intimidante estaría usando su habitación, y con esa mezcla de nervios y una pizca de curiosidad, Jeong Tae-iu entró. Pero cuando vio quién estaba dentro, se detuvo en seco.

Había solo una persona en la habitación.

El hombre estaba cómodamente tumbado en la cama de Jeong Tae-iu, como si hubiera estado ahí desde siempre, pasando las páginas de un libro. Cuando oyó el sonido de la puerta, levantó la mirada solo por un instante para observar a Jeong Tae-iu.

"Ese libro que tienes en tus manos cuesta 3,500 dólares. No deberías tratarlo así."

Sin embargo, esas palabras se quedaron atascadas en su garganta. Lo reconoció de inmediato.

Los ojos de Jeong Tae-iu se clavaron en su rostro. Tenía un semblante tan pálido y transparente que parecía enfermizo, como si fuera un espectro. Sus delicadas facciones se distinguían claramente a pesar de las gruesas gafas de montura de cuerno que llevaba. Con ese aspecto, podía parecer un investigador tranquilo y dedicado a su trabajo en algún laboratorio, pero al mirar esos ojos entrecerrados, un escalofrío recorrió su columna.

Jeong Tae-iu lo conocía. Era una imagen profundamente grabada en su mente, una cicatriz de color rojo oscuro.

―Rick Riegrow.

El mismo hombre cuya imagen había bañado la pantalla de sangre, ahora le sonreía suavemente, casi con dulzura.

Jeong Tae-iu, distraído por la sorpresa, cerró la puerta detrás de él. No se dio cuenta hasta que escuchó el ruido de la puerta cerrándose, y en ese momento, lo lamentó. "¿Por qué cerré la puerta?" No tendría mayor importancia, pero si la hubiera dejado abierta, habría sentido al menos una conexión con el exterior, lo que le habría dado un poco más de tranquilidad. O al menos habría sido más fácil salir corriendo.

Ahora entendía la expresión perturbada del europeo que lo miraba antes de entrar. Él ya sabía quién estaba en esa habitación.

"Maldito. Aunque seas del equipo enemigo, si sabes que la vida de alguien está en juego, deberías advertirlo como ser humano."

Lirios RojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora