°•✦II✦•°

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Minho estaba molesto, o sea, él casi siempre está molesto, pero ahora venía suprepamente enojado.

A pesar de ser el alfa de su manada debía seguir ciertas reglas del consejo y asistir a las reuniones multi raciales. No tenía ningún problema con otros alfas de lobo, ni siquiera con los osos, los vampiros le daban igual, pero los fairy eran cuento aparte, malditos gnomos de jardín.

No es como si ellos literalmente parecieran gnomos, algunos eran de hecho más altos que él pero eran sumamente molestos con sus regalos para todos, pasteles horneados por sus esposas y siempre sonriendo.

Que peste más grande.

Lo bueno era que esa tortura había terminado y él iba ahora de vuelta a casa en su jeep amarillo que le costó meses de trabajo sin descanso comprar. No es cómo si él no tuviera suficiente dinero, pero en esa época era un adolescente y hasta ahora no había cambiado su auto.

Cuando su hermosa casa se vio a lo lejos, Minho suspiró, nadie le creería, pero amaba a todos quienes vivían ahí.

- ¿Qué demon...? - De repente comenzó a sentirse pacifico, tranquilo y cálido.

Esto es particularmente raro, sí, estaba feliz de volver a casa, pero este sentimiento era desconocido o probablemente no estaba así desde que era un niño.

Se bajó de un salto del jeep y camino a paso rápido a su casa. Algo estaba fuera de lugar ahí y si era peligroso debía sacar rápidamente a su hermano y su cuñado del lugar.

Por la hora debían estar todos dormidos, incluso la servidumbre, pues la casa cobraba vida hasta las ocho de la mañana y eran las siete con veinticinco.

Efectivamente no había ruidos, el ambiente cálido y de paz continuaba rondando.

- ¿Uh? - Le pareció oír algo en la sala de té.

Avanzó hasta el lugar y al abrir la puerta pudo ver una figura frente a las cortinas del gran ventanal de vidrio que daba vista al jardín que había sido de su madre.

La figura agarró con fuerza las cortinas y jaló de estás a los lados dejando entrar la luz haciéndole sentir a Minho que estaba en presencia de algo divino.

La luz solar le permitió ver a esa extraña persona, cuerpo delgado, cabellos castaños y al parecer suaves, rostro pequeño con labios abultados que tenían forma de "O" por la sorpresa de verle.

Sus ojos también se abrieron y el muchacho perdió el equilibrio, pues estaba sobre una silla de la cual cayó fuertemente al suelo del salón.

- ¿Estás bien? - Minho ni siquiera dio un paso hacia él - ¿Quién eres y por qué estás en mi casa? -.

- ¿Tu casa?... ¡¿Eres el alfa Lee?! - El muchacho tenía la voz gruesa para su aspecto delicado y angelical.

- Sí, lo soy - Rodó los ojos.

El muchacho iba a decir algo más, pero Felix interrumpió en la escena aún con su pijama puesta.

- ¡Minho-Ah! - Lo abrazó un poco - Lamento todo esto, quería presentarlos de una forma más...normal -.

Minho levantó una ceja y volvió su mirada al muchacho desconocido.

- Él es Seo Changbin, el muchacho que llamé para ser mi acompañante - Changbin hizo una reverencia cuando ya estuvo de pie - Bin, este es nuestro alfa, Lee Minho.

- Un gusto alfa, por favor permítame quedarme - Changbin comenzó a hablar y por algún motivo Minho no sintió ganas de gritarle y patearlo fuera como le pasaba con todos.

Alto. Alto ahí vaquero.

- Eres un omega - Soltó simplemente.

- Lo es, ¿Hay algún problema? - Felix, que estaba abriendo la ventanas para comenzar a ventilar la casa, le preguntó - Changbin es excelente compañía - Viento frío comenzó a entrar - Y nos hará bien tener un omega por aquí, te dará estatus al menos hasta que se vaya -.

- No hay problema, si eso quieres, no me importa el estatus - Y era cierto, a Minho no podía importarle menos lo que los demás pensaran.

- Gracias, MinMin - Felix lo abrazó, era probablemente la única persona a quien Minho no le arrancaría los ojos por hacerlo - ¡Vamos Changbin! Te presentaré a los demás que viven aquí -.

Felix salió saltando como un conejo feliz seguido por el tranquilo paso de Changbin, quien se detuvo frente al alfa e hizo una reverencia.

- Muchas gracias por aceptarme aquí, cuidare muy bien de Felix y el bebé - En el mismo instante en que Minho le iba a responder una ráfaga de viento entró por la ventana moviendo los cabellos de ambos.

Al no oír respuesta Changbin sólo se marchó.

¿Cómo podría haber dicho algo? Si se quedó sin palabras en el momento en que el dulce aroma proveniente del cabello del recién conocido Changbin; le inundó las fosas nasales y el cuerpo entero.

Aroma a vainilla dulce y embriagadora que sólo podía pertenecer a su compañero.

Cuando lo vio pensó que era muy bello, que va, precioso como si esos molestos fairy lo hubieran creado a partir de rayos de sol y pétalos de flores. Pero Minho estaba acostumbrado a ver la belleza y no tenerla, apreciarla, pero nunca tocarla y por supuesto desearla, pero jamás merecerla.

¿Ahora que iba a hacer?

Seo Changbin era su compañero, su compañero omega, no habría otro para él en esta vida, como si fuera poco al ser un omega de lobo, Changbin no poseía gran fuerza de pelea, podría convertirse sólo en medio lobo y sería deseado por contrabandistas o secuestradores.

No es que él pensara que no podía tener un omega por compañero, él sabía bien que era algo sagrado y estaba agradecido con la vida por haber nacido en la misma época que su destinado.

Pero, de nuevo, Changbin es un omega y no tiene olfato por lo tanto para él, Minho es solo otro alfa más.

Quizás sea lo mejor.

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°•✦𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝑫𝒆 𝑹𝒐𝒔𝒂𝒔✦•° 《𝕄𝕚𝕟𝕓𝕚𝕟》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora