Haruhime

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Los recién llegados al levantarse de su caída, la cual fue algo divertida que Chigusa se sonrojo ya que callo en el pecho fornido de Ouka.

Pero cuando se levantaron al ver a tantos presente quisieron saber que estaba sucediendo.

Mikoto: Señora Haruhime... ¿es usted?

Haruhime: ¿Qué... Mikoto? ¿Eres tú?

Mikoto: ¡Señorita Haruhime! -l a samurái corrió hacia la Renard y la tomó en sus brazos, con lágrimas en los ojos - ¡Realmente eres tú, Lady Haruhime!

Haruhime- ¡Mikoto! -respondió ella abrazándola a su vez, también comenzando a llorar, ignorando a los espectadores de la escena que obviamente no sabían dónde pararse.

Pasó un largo e incómodo momento antes de que las dos jóvenes lograran recuperar la compostura. Las lágrimas habían corrido libremente, pero finalmente se habían calmado.

Haruhime: Estoy tan feliz de verte de nuevo Mikoto, siento que estoy volviendo a la infancia, pero... ¿qué estás haciendo en Orario?

Mikoto: Es una larga historia- Mikoto luego explicó cómo ella, Takemikazuchi, pero también otros conocidos del pasado, como Ouka y Chigusa, habían venido a Orario para ganar dinero y con qué propósito.

Haruhime: Ya veo... El templo nunca fue muy rico, el señor Takemikazuchi es un hombre generoso, así que no me sorprende que haya venido aquí a buscar dinero para apoyar al templo.

Mikoto: si, pero- miro al chico peliblanco que estaba cerca de Haruhime y se dirigió a el- ¡explícame por qué Lady Haruhime lleva un collar de esclavo! - gritó enojada al pobre chico.

Bell: ¿Un qué? -preguntó genuinamente sorprendido por sus palabras.

Mikoto: ¡No te hagas el tonto! ¡Estoy hablando del horror que lleva alrededor del cuello!

Haruhime: ¡No! ¡Espera Mikoto, él no sabe nada al respecto! -gritó, agarrando a Mikoto para hacerla soltar a Bell.

Mikoto: ¿En serio?

Haruhime: ¡Sí! - la samurái pudo ver por la mirada sorprendida en el rostro del joven que no parecía saber lo que estaba pasando. ella lo soltó, sus mejillas ligeramente rojas, avergonzada por su comportamiento.

Bell: Haruhime... ¿De qué está hablando? -preguntó Bell, un poco confundido y preocupado al mismo tiempo.

Haruhime: Es... complicado, tiene que ver con cómo llegué a la familia Ishtar- Tristemente, Haruhime comenzó a contar su historia. Cómo había quedado atrapada en el asunto de las ofrendas que supuestamente se habían comido, cómo su padre la había repudiado y la había confiado a un comerciante que se había ofrecido a ser su protector, pero que era sospechoso de haber orquestado todo el asunto, cómo había huido cuando los monstruos los habían atacado, dejándola a merced de los bandidos que la habían vendido como esclava a Orario antes de que Ishtar la comprara de vuelta. Haruhime omitió todo lo relacionado a que sería sacrificada pronto.

Mikoto: Ya veo... ya sabe, Lady Haruhime, he mejorado mucho en la cocina en los últimos años, así que ¿por qué no me presenta a todas estas agradables personas y les muestro mis habilidades cortando sashimi? -dijo la samurái, sacando su espada y poniendo una verdadera cara de psicópata.

- ¡Mikoto! - respondió Haruhime, tratando de calmarla.

Por su parte, Bell estaba profundamente preocupado. Nunca había sabido nada al respecto. Por supuesto, siempre había encontrado esa gargantilla negra un tanto perturbadora y nada apropiada para la bella Renard, pero siempre había atribuido esa elección a su propia falta de comprensión de la moda y los gustos de las mujeres.

Under the courtesan's veil multiversusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora