Alguien pasa un dedo por mi mejilla, luego a lo largo de mi nariz.
Me revuelvo entre mis sábanas, pensando que es un sueño que acabará en pesadilla.
La mano baja a mi clavícula, y se mete descaradamente debajo de mi ropa.
Chillo mientras abro los ojos y me incorporo en la cama.
- ¿Lilith? - pregunto casi gritando.
Ella estaba sentada en el borde de la cama, a mi lado.
Me estiro para quitarme los últimos signos del sueño, mientras Lilith sonríe y se inclina más hacia mí.
Lo primero que me llamó la atención fue su sujetador translúcido y los dos óvalos rosados, que se abultaban de manera seductora a través de la fina tela.
- En la Tierra, ¿también os gusta dormir tanto? - pregunta mientras me mira con atención.
- ¿Qué hora es? -
- Es hora de actuar. - jugando, pasa los dedos por mi cuerpo y me quita la manta que envuelve mi cuerpo de un movimiento brusco.
- ¡Lilith! ¿Qué estás haciendo? - el corazón me va a mil por hora.
- No finjas ser una chica buena, Genevieve. Los demonios lo tenemos más fácil en este sentido. Si queremos algo, simplemente lo tomamos. - ella abre un poco mis piernas, tocando el interior del muslo, pero de repente duda, mirándome. - Te he estado mirando dormir. Y me dejé llevar un poco. - lo dice mientras se muerde la uña del dedo pulgar. - Y me he dado cuenta de que no solo quiero mirar... También quiero tocar. - su pecho sube y baja por la excitación.
- ¿Y qué pasa con la prohibición? - pregunto confundida.
- Ah, la prohibición... ¿Sabes por qué la pusieron? -
- No... -
- Para los niños, tontita. Nadie nos dirá nada... - sus dedos tocan mi ropa interior, y me estremezco ante el contacto, aspirando aire frenéticamente. - ¿Lo has hecho por miedo o por deseo? - su boca se tuerce en una expresión seductora.
Lilith se echa hacia atrás un poco, mostrando que no quiere presionarme.
- Lo he hecho por miedo. O sea... No estoy lista Lilith, esto es... - digo mientras se me agolpan los sentimientos en la garganta.
Lilith se aparta inmediatamente y se levanta de la cama.
- Como quieras. - se le nota cierta culpa en su voz, sin duda, no quería incomodarme.
- Pero todo está bien, ¿no? - me levanto de la cama de un salto.
- Por supuesto. Esto es una oferta, no un intento de violarte. - ríe de forma suave.
Lilith se acerca al armario y me lanza algunas prendas de ropa.
- Prepárate. - dice mientras sigue rebuscando en el gran armario blanco de madera.
- ¿Para qué? -
- Debido a que los demonios son muy orgullosos e inhóspitos, los ángeles a menudo reclutan a los neutrales. No quiero que te conviertas en una de ellos. Pero si te vistes como una monja, es poco probable que los demonios quieran hablar contigo. - dice poniendo una mueca.
Agarro del suelo una de las prendas que Lilith me ha tirado, es de color negro, aunque no le encuentro la forma de ponerlo.
Cuando consigo ponerlo en mi cuerpo, me doy cuenta de que es un vestido negro, aunque parece que esté formado por dos piezas.
La parte del top es asimétrica. Tiene cuello alto pero sin mangas. Hay un recorte ovalado en el pecho que hace que se vea ese escote.
El top se conecta de forma creativa a la falda, dejando una gran parte del abdomen al descubierto y destacando mi cintura.
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Alas en el cielo
FantasíaNunca supuse que había nada detrás de la muerte, hasta que lo vi con mis propios ojos. Dos alas se desplegaban detrás de mis espaldas, esperando por ser usadas. En el Paraíso solo había una norma, los Inmortales que acababan de llegar, no se podía...