Capítulo 7

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Oficina de Transmigración

—Es un chico inseguro —asegura el pelinegro que se ha recargado en el estante de libros, .

Shayn se muerde los labios, asiente.

—¿No podría solo... ya saben, poseer su cuerpo y actuar en su nombre? —pregunta arrugando las orillas de su chamarra.

El dueño de la Agencia de transmigración se cruza de brazos, sus ojos felinos en desaprobación.

—Si tú manejas todo su cuerpo y su mente ¿Cuál es el punto de darle un final feliz? No lo habrá logrado por sí mismo. No será él quien se gane esa vida y, al final, no podrá mantener nada de lo obtenido. Ni el amor de un alfa, ni el respeto de sus colegas, porque apenas salgas de la novela, él volverá a ser quien siempre ha sido. 

Shayn sacude la cabeza, no quiere ver a Erynn sufrir otra vez, sería... demasiado para él, más si estará viviendo la historia como si fuera propia, sintiendo lo que Erynn, sabiendo cada pensamiento, cada arrepentimiento y la impotencia de no poder hacer nada le parece terrible.

—¿Entonces qué puedo hacer?

El dueño sonríe, se inclina en el escritorio.

—Trabajaremos juntos, podrás influir, dar empujoncitos. Dale ideas, ayúdalo a recordar esa primera vida y nosotros —dijo refiriéndose a él mismo y su compañero—, nos encargaremos de forzarlo a cambiar. Déjalo en manos de los profesionales.

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El comedor de la tía Lena está decorado con el gusto clásico de una familia omega tradicional. Las cortinas de encaje, el mantel de flores suaves y las porcelanas antiguas evocan un ambiente de tranquilidad, pero para Erynn, la atmósfera es pesada, sofocante. La reunión familiar, que en otro tiempo habría sido un espacio de refugio, se ha convertido en una trampa. Las miradas de sus tías y primos lo siguen como si fuera el protagonista de una historia cuyo desenlace ellas ya conocen, o al menos creen conocer.

—¿Nervioso, pequeño? —pregunta Lena apretujando su mejilla cuando los invita al comedor. 

—Nuestro Erynn, es su última comida familiar como soltero —comenta una de sus primas, una alfa de porte elegante.

Erynn sonríe sin responder, está sentado en una esquina de la mesa, tratando de hacerse invisible. Evade con maestría las preguntas y comentarios redirigiendo la atención a otros miembros de la familia materna. Las risas y conversaciones animadas fluyen a su alrededor, pero su mente está enfocada en las palabras que sabe que pronto vendrán. Kory lo ha estado mirando desde el otro extremo de la mesa, esa sonrisa de suficiencia en su rostro que Erynn conoce demasiado bien. El silencio que sigue después del postre es su aviso de que la tormenta está a punto de desatarse.

—Erynn —la voz de Kory corta el aire con la dulzura engañosa de un cuchillo al filo—. Escuché que has estado inseguro de tu boda. ¿Es cierto?

Las conversaciones se detienen de golpe. Todas las miradas de la mesa, las de sus tías, sus primos, incluso la abuela que casi siempre se mantiene en silencio, están ahora sobre él. Erynn siente cómo el calor le sube al rostro, su piel ardiendo bajo la presión. Intenta mantener la compostura, pero sus manos tiemblan ligeramente sobre su regazo.

—Es algo entre Sekvan y yo —murmura, evitando mirarlo directamente. Sabe que su hermano ha estado esperando este momento, el momento de exponerlo frente a toda la familia.

Transmigré en un omega abandonado | Agencia de transmigración #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora