En aquel momento me golpeó la realidad que incluso cuando el doctor me vio a los ojos y dio su diagnóstico no me había golpeado, cuando masajeaba sus pies y notada esa rigidez, cuando revisaba su estómago y la inflamación ya era demasiado evidente, cuando su piel iba perdiendo su color natural y se teñia de amarillo, mi viejita se me estaba yendo y no podía evitarlo, aún así delante de ella fingía que todo estaba bien y le pedía a un dios en el que no estaba segura que creía que recordara que ella le había dedicado gran parte de su vida y que me dejara tenerla ahí un poco más al mismo tiempo que le gritaba qué como podía permitir su condición, era demasiado injusto y sentía que el reloj solo se reía de mi, cómo extrañaba verla de buen humor, sin dolor, con esa valentía tan suya, sabiendo que siempre tomaba al toro por los cuernos y ahora sus fuerzas desaparecían al levantarse de la cama, cómo me costaba aceptar que habría un final, cuando el humo característico de su cocinar se apagara para siempre y la verdad no sabía cómo lo iba afrontar, cómo podría vivir en un mundo donde nunca más la pudiera abrazar, dónde esa dulce viejecita no me volviese a contestar...
~Moonlight~
~Daniela B.P~