*Narrador en tercera persona.*
Varios meses después.
Domingo, 5 de Abril.
Los tímidos rayos de luz empezaban a asomar entre los agujeros de la persiana, colándose a través de las translúcidas cortinas azules. Se giró sobre si misma, admirada por Dani, por la belleza que adquiría el contorno de su cuerpo desnudo gracias a la leve claridad. "Está precioso incluso cuando duerme", pensó mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su cara. Seguidamente, repasó con la mirada cada centímetro de la habitación.
Sigue igual que la primera vez que entró.
Tan grande y decorada a la perfección.
Desde la primera vez que la vio pensó que estaba perfectamente decorada. Pero sin duda alguna, lo que más le gustaba eran ese corcho colgado en la pared con fotos juntos.
De los dos.
Y se dice a si mismo que es lo mejor que le ha pasado nunca.
Esa chica, ella, su chica.
Puede recordarlo perfectamente:
Hacía 7 meses desde aquella tarde en la que decidieron ser una pareja.
Aquella tarde que recordara toda la vida.
Como recordara todos esos momentos que pasó con ella.
Sobretodo la primera vez que lo hicieron, porque a pesar de que ella no fue la primera, fue la única capa de llevarla al cielo.
Ella levantó su mirada hasta encontrarse con la suya, le sonrió tímidamente y le besó con ternura. Él empezó a acariciar su espalda, retirando poco a poco la camiseta. Con cuidado, inocente. Ella se dejó llevar, nerviosa pero segura. Besos. Caricias. Susurros. Miradas complices de un amor que no conoce los límites. Sonrisas. Dos cuerpos desnudos que se escondían bajo aquellas cálidas sábanas. Almohadas que son testigo de la más bonita de las historias. Secretos entre cuatro paredes, entre dos corazones y ahora, una sola persona. Ya no hay dos almas ni dos cuerpos ni latidos diferentes. Van al compás, son uno. Y como dos notas en un pentágrama, se complementan, formando la melodía perfecta. Olvidandose del resto del mundo, siendo ellos los únicos protagonistas de esta película llamada "vida". Amándose como nunca antes, mientras la habitación se convertía en su pequeño Universo.
Ella le regaló una parte de su vida, dejó que fuese él quien la hiciese mujer. Y no se arrepiente. ¿Por qué? No lo sé, quizás sea verdad aquello que dicen de que cuando una chica está enamorada, está segura de que quiere hacer el amor con su pareja y que, cuando un hombre lo está, no piensa sólo en tener relaciones.
Y así fue, como perdidamente enamorada, amaneció junto a él, la razón de cada sonrisa, de cada suspiro. Él, la razón por la que se despertaba cada mañana con ganas de vivir y de amar. Él, el único destinatario de sus "te quiero".
Dani removió la cabeza y volvió a mirar a su novia, que estaba despertando.
Adoraba verla despertar.
Estaba tan guapa que le daban ganas de comérsela a besos.
-¿Me sigues queriendo?-pregunta la chica, como todas las veces que lo ve, para asegurarse, o simplemente para oírlo.
A ella le encanta oírlo.
Dani suelta una carcajada y le abraza tiernamente.
-Sabes que si.-le susurra.-Todos los días de mi vida.
Y se queda abrazándola, ahogado en su cuello, oliendo su aroma.
Esa que le vuelve tan loco.
Y sabe que si le va a querer toda la vida, ahora lo sabe.
Con solo mirarla lo comprende.
Es ella la chica elegida pasa pasar la vida con él.
Diana se levanta y se enrolla en las sabanas, vergonzosa.
Dani nunca entenderá porque hace eso siempre, si ya la ha visto desnuda.
Contempla silenciosamente como se viste, como va tan delicada, como pasa la ropa por su piel suavemente.
Y nunca se cansaría de mirarla.
-Te he dicho que no me mires.-ríe ella, girándose para hacerle una mueca.
Diana siempre se sonroja con una simple mirada, y eso al chico le encanta.
-Y yo te he dicho que nunca dejare de acerco.-ríe.-Eres preciosa.
Diana se muerde el labio y corre hasta él para volver a besarlo.
-Te quiero,niño.
-No mas que yo.-le contesta, abrazándola muy fuerte.
Y Diana no puede ser mas feliz.
Ese chico le hace feliz.
Le quiere.
Le quiere muchísimo.
Y sabe que eso nunca cambiara.
Porque han pasado mucho en estos siete mese, distancia, enfados, y siempre acaban arreglándolo, porque se quieren, y no poco.
Y saben que nunca se separaran, porque superaran todo juntos.
En lo bueno y en lo peor.
Siempre.
-Dímelo otra vez.-pide la chica, sonriendo.
-Eres mi única verdad.-le abraza.
