Tiene que saberlo, tiene que saber que solo le quiero a ella.

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Marco el número de teléfono que ya me se de memoria mientras sujeto el gran trofeo de oro.

-¿Si?-dice Dani, ahogando un bostezo.

-¿Que hora es allí?-río, sentándome en la cama.

-Las cinco de la mañana.

-Joder, lo siento.-me muerdo el labio.

-No pasa nada.-noto como se levanta.-¿Quieres decirme ya como has quedado?

-Ah si, eso.-río.-Bueno...

-Dilo ya.-susurra.-Que me pones nervioso.

-Haber, de ciento veinte que éramos,hemos quedado terceras.-sonrío.

-Diana.-sopla.-Dime como has quedado tu, en tu solo.

-Pues...-susurro.-Primera.

-¿Enserio?-alza la voz.-¡Eso es genial!

-Lo es.-sonrío.-Pero me gustaría que estuvieras aquí.

-Y a mí estar allí.-admite.-Te quiero.

-Yo también te quiero.-suspiro.-Dani.

-Dime.

-Vuelve.

-Volveré.-promete.-Dos semanas se pasan rápido.

-Dos semanas se pasan rápido.-repito en un susurro casi inaudible.-Tengo que irme, te dejo dormir, te quiero mucho.

-Y yo mi niña.-cuelga.

Dejo el movil en la cama y me subo a una silla para bajar la caja del armario, donde hay cosas de cuando patinaba.

La agarro y bajo hasta el salón donde se encuentra mi padre.

-Hola.-sonrío.-Em.. ¿puedo usar la azotea para mis cosas de patinaje?

A la azotea nunca sube nadie, es mas, creo que esta vacía.

-Claro.-sonríe.-Y es muy grande, si quieres podemos poner muebles y eso y vas ahí con tus amigos.

-Estaría bien.

-Toma la llave.-me la tiende.-Si quieres esta tarde te llevo a mirar los muebles, y dile a Ann que se venga si quieres.

-Vale, cuando vallamos a comer me avisas.

Y subo rápidamente todas las escaleras hasta el ultimo piso.
Meto la llave y abro la habitación.
Por lo que tengo entendido mi madre usaba esta sala para relajarse.

Dejo la caja con las cosas en el suelo y enciendo la luz.
El suelo es de parqué, por lo que prefiero poner una maqueta para que no hagamos ruido al caminar.
Hay unas ventanas en el techo, que dejan ver el cielo.
También hay un piano de cola, que usaba mi madre cuando yo era un bebe.
Y no hay nada mas.
Todo está vacío.

....

-Que guay.-se entusiasma Ann.-Y también puedes poner sofás y una tele para ver pelis allí.

-Buena idea.-digo andando hasta la primera tienda.-Me gusta como piensas, amiga.

Y después de comprar muchas cosas, nos dirigimos a una cafetería a merendar.

-Bueno.-le susurro a mi amiga una vez que mi padre se ha ido a casa.-Tu y yo tenemos que hablar.

-¿Sobre que?-se hace la tonta.

-Idiota.-le doy un suave empujón,mientras andamos por el centro comercial.

-Pues fue.. genial.-se sonroja.-Fue... única.

Mi única verdad. {jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora