Cap. 3 "El menú de hoy"

10 0 0
                                    

La señorita I. se acercó a paso cuidadoso, como si me fuera a asustar si llegara ha hacer algún movimiento brusco...

El sonido de sus tacones se detuvo, por lo que supuse que se encontraba justo detrás de mí. Sentí que se colocó a mi lado izquierdo, mientras fijaba su mirada en mi deprimente rostro.

En ningún momento aparté la vista de la ventana. Sentí como se inclinó un poco hacia adelante, por lo que supuse que quería ver lo que yo veía.

— cielos, mira a esos niños malcriados, corriendo por las calles sin supervisión adulta — dijo lo que a mi parecer fue lo primero que se le ocurrió —. ¿Qué clase de padres tan irresponsables tienen esas criaturas? — dijo mientras posaba una de sus manos en mi hombro izquierdo —. ¿Isaac?

Volteé los ojos levemente hacia donde ella se encontraba, lo cual ella tomó como señal para continuar hablando.

— vamos, es hora del almuerzo — retiró su mano.

Me enderezo en mi silla, despegando me así de la ventana, tomo las ruedas para mover mi silla y girar con dirección a la puerta. En eso alguien toca la puerta y la señorita Isabel responde con un "pase", a lo que la persona que estaba detrás de la puerta entra.

Y como supuse, es Augusto, mi mayordomo personal. Él saluda a la señorita con una pequeña reverencia, para luego dirigirse hacia mí, y rodar me con todo y silla hacia el pasillo, luego las escaleras, por supuesto que tuvo que cargarme mientras que una sirvienta se encargaba de mi silla.

__________
Augusto Wilson.

Cabello negro un poco pálido, se le notan algunas canas, ojos negros, hasta ahora no se sabe mucho de el, ya que Isaac no habla con casi nadie.
__________


Llegamos al comedor y Augusto me depositó en mi lugar, justo al lado de mi padre, estaba tan concentrado en unos documentos que ni siquiera me notó. Luego de unos pocos minutos, nos traen la comida, colocan un plato en frente mío.

El menú de hoy... Un filete de no se qué, y la verdad tampoco me importa, arroz blanco, con una pequeña hoja de perejil, una especie de ensalada, que tampoco me llama la atención, una copa con agua y en otro plato más pequeño un panecillo parker house roll.

Si les soy sincero, a cualquiera le hubiera hecho agua en la boca, pero a mí, bueno, no siquiera tengo apetito, de hecho nunca tengo apetito, por lo que la señorita I. me obliga a comer aunque sea un poco.

Una vez terminan de servir la mesa, veo por el rabillo del ojo que mi padre deja los papeles a un lado, y nos disponemos a comer, en silencio, como siempre.

Mi padre en la cabecera de la mesa, la señorita I. a su derecha y yo a su izquierda. No levanto la vista de mi plato, tomo un bocado y lo mastico lentamente, no quiero comer, pero es por bien, aún si es obligatorio.

Luego de un rato, aparte un poco mi plato, rodando lo hacia el centro de la mesa, aún queda más de la mitad de la comida, tomo un poco de agua.

— quiero ir afuera — dije colocando la copa en su lugar. Noté que la señorita I. le hecho un ojo a mi plato.

— Isaac, has estado comiendo muy poco, así nunca mejorarás... — hizo una pausa para ver si le respondía, y al no hacerlo siguió — debes tratar de comer más para que te pongas fuerte — finalizó con una leve sonrisa de boca cerrada.

Al cabo de unos minutos le respondí, de manera directa y fría (no me culpen, no me gusta que me lleven la contraria).

— señorita Isabel... — dije su nombre completo. Me dolió decir ese nombre, y ella sabe muy bien el por qué — no tengo hambre, y usted no tiene ningun derecho ha obligarme a comer — la miro fijamente —. Asique, con permiso.

Esa fue la señal para que Augusto se acercara y me tomara en brazos, para luego colocarme cuidadosamente en mi silla. Miro a mi padre que al parecer no se inmutó, como siempre no dijo nada y siguió comiendo tranquilo.

__________
Isabel García.

Cabello negro liso, lo lleva corto a la altura del hombro, ojos azules, al parecer a Isaac no le agrada mucho.
__________


Se preguntarán la razón por la cual me refiero a la señorita por la inicial de su nombre, y no por su nombre mismo.

La razón es que me duele recordar a mi madre, y que la señorita I. tenga su mismo nombre no me cae muy bien. Por eso es lo de la señorita I. Además, el tema de mi madre es algo muy delicado para mí, por eso los de la servidumbre tampoco la llaman por su nombre, o al menos no cuando yo estoy presente.

Augusto empuja mi silla hasta que salimos del comedor, y me lleva al lugar de siempre, cuando quiero tomar un poco de aire fresco...

==========

Pobre Isaac, se menosprecia por sentirse mal y termina sintiéndose peor de lo que ya se sentía, y eso solo hace que se sienta aún más miserable de lo que ya es, y así hasta que empeora, lo que hace que se sienta peor de lo que ya estaba, y ya me perdí...

Si te gustó el cap. vota...

Una Esperanza En Mi VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora