12: DESPERTAR Y DUDAS

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Al día siguiente, Kefla se despertaría relativamente temprano. Quedándose en la cama un par de minutos, disfrutando del silencio y la tranquilidad que la envolvía. Aún recostada, dejó que sus ojos recorrieran el lugar apreciando cada rincón de la habitación. Sin duda esta era la cama más cómoda en la que alguna vez se había acostado. Con sábanas suaves y una almohada que se amoldaba perfectamente a su cabeza. Después de perder el tiempo un rato, la saiyajin se levantaría finalmente, poniéndose de pie con calma mientras hacía algunos estiramientos sencillos.


Luego, decidida a tomar un baño para comenzar su día, se dirigió a la bañera la cual era grande y de estilo moderno, rodeada a su vez por toallas perfectamente dobladas, junto a otros productos de aseo que Bulma había dejado con anterioridad. Kefla, por su parte, no estaba muy acostumbrada ni comprendía mucho sobre esto último. Sin embargo, se tomó su tiempo para admirar y revisar cada una de las cosas que Bulma había dejado. Todo parecía estar perfectamente pensado, y eso era algo que de cierta forma la asustaba...


La noche anterior, Bulma le había mostrado y explicado algunas de las cosas principales de dicha habitación. Sin embargo, le tomaría un par de segundos descubrir como encender la bañera correctamente. Y cuando finalmente logro hacer que esta funcionara, no pudo evitar sonreír levemente ante su primera interacción con la tecnología terrestre.


Tras esto, Kefla comenzó a quitarse su atuendo para adentrarse a la bañera de una vez. El agua se encontraba a la temperatura adecuada, ni muy caliente, ni muy fría. Era una sensación demasiado agradable para empezar su segundo día en el planeta tierra.


—Esto es mucho mejor de lo que pensé —dijo Kefla, mientras sentía como el agua relajaba su cuerpo—. Aunque no creo que tantas comodidades sea algo bueno para mí...


Después de un par de minutos donde pudo tomar un baño muy relajante, la saiyajin se vestiría nuevamente para salir de su habitación. No conocía la casa por completo, pero por lo menos sabia como llegar hacia la cocina y sala. Lugar donde pasaron la mayor parte del día anterior. Al llegar ahí en busca de algo para comer, Kefla pasaría varios segundos perdida sin saber que hacer realmente. Dando vueltas por toda la sala hasta que Bulma se apareció ahí también.


—¡Hola, buenos días! —saludo Bulma, alegremente—. No sabía que ya estabas despierta. Espera... ¿acaso estás buscando comida? —preguntó ella, notando como Kefla se encontraba revisando algunos cajones de la cocina torpemente.


La chica saiyajin escucho a Bulma y de forma rápida quito sus manos de los cajones como si hubiera sido sorprendida en un acto criminal.


—No... bueno, tal vez sí. ¿Tendrás algo para comer? —preguntó Kefla, haciendo notar su gran hambre.


—Claro que tengo algo para comer, ¿pero y tus modales dónde están? Al menos salúdame y dime buenos días ¿no crees? —reclamó la científica.


—Perdón... no estoy acostumbrada a hacer eso —respondió la saiyajin.


—Cómo sea, yo tampoco he desayunado, así que de todas formas planeaba venir aquí para comer algo —mencionó Bulma, a su vez que sacaba y servía algo del refrigerador—. Toma esto de mientras —dijo ella, entregándole un vaso con jugo de naranja.

El viaje temporal de Kefla (2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora