15- ᴀ ᴡᴀʀ?

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𝟭𝟮9 𝗗. 𝗖. 𝗞𝗶𝗻𝗴'𝘀 𝗟𝗮𝗻𝗱𝗶𝗻𝗴

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Visenya despertó lentamente, su cuerpo hundido en la suavidad de las sábanas. El frío de la mañana apenas rozaba su piel desnuda, cubriendo sólo lo necesario para mantener un poco de calor. Aún medio adormilada, sintió una presencia en la habitación, esa extraña sensación de ser observada. Abrió los ojos despacio, sus pestañas aún pesadas, y ahí lo vio. Al pie de la cama, en una pose casual pero intensamente fija, estaba Daemond, su hermano mellizo, mirándola con una mezcla de curiosidad y algo más indescifrable.

"Te buscan nuestros padres," dijo en un tono que era más un susurro que una orden, pero tan familiar que le erizó la piel.

Visenya, aún aturdida, se sentó y miró a su alrededor en busca de ropa. No le dio importancia al hecho de que Daemond siguiera ahí, observándola con esos ojos que todo lo analizaban. Se levantó, con la piel fría al contacto con el aire matinal, y comenzó a vestirse, ajustando el vestido sobre su cuerpo. Sólo cuando ya estaba abrochándose los últimos botones, notó que él no se había movido ni un centímetro.

"¡Daemond!" exclamó con una mezcla de sorpresa y molestia. "¡Sal de aquí!"

Lo empujó hacia la puerta, aunque sabía que él apenas hacía esfuerzo por resistir. Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de su hermano mientras se dejaba llevar por su impulso, cruzando el umbral con una carcajada contenida.

"Siempre tan puritana, Visenya," comentó con sorna antes de que ella le cerrara la puerta en la cara.

Visenya salió poco después, encontrándose con él esperando en el pasillo, sus ojos aún brillando con esa chispa juguetona que tanto la exasperaba. Caminaron juntos por los interminables corredores de la Fortaleza Roja, cada paso resonando en las paredes de piedra como un recordatorio de la tensión que había en el aire. Lo sucedido la noche anterior no era un tema que pudiera ignorarse fácilmente, y todos sabían que algo grande se estaba gestando.

Finalmente, llegaron a la habitación de sus padres. La puerta se abrió con un crujido lento y pesado, como si incluso la madera estuviera cargada de la seriedad del momento. Dentro, Verena y Maeghor los esperaban, con las miradas fijas en ellos. Pero no estaban solos: Rhaenys y Jaehaerys también estaban allí, sentados en silencio. Sin embargo, la ausencia de Aegon, el mayor de todos, era notable, casi inquietante.

Visenya frunció el ceño, la ausencia de su hermano, haciéndose un nudo en su estómago. Algo no estaba bien. "¿Dónde está Aegon?" preguntó, su voz cargada de sospecha.

Maeghor fue el primero en responder, su voz grave y autoritaria llenando el silencio de la sala. "Aegon ha partido hacia Winterfell."

Winterfell. La palabra cayó pesada en los oídos de Visenya, un lugar distante y gélido, alejado de las intrigas de la corte. ¿Qué hacía Aegon en Winterfell? "¿Por qué?" insistió, su confusión evidente.

Verena intervino entonces, con su mirada afilada y su voz calculada. "Fue a reunirse con su esposa y con el Lord de Invernalia. Los Stark serán aliados cruciales si la guerra estalla."

La mención de una guerra hizo que el corazón de Visenya diera un vuelco. "¿Qué guerra?" preguntó, incapaz de comprender del todo lo que se estaba gestando.

𝖈𝖆𝖗𝖒𝖊𝖓 | ᴠɪꜱᴇɴʏᴀ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora