5- ᴅʀɪꜰᴛᴍᴀʀᴋ

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𝟭𝟮𝟭 𝗗. 𝗖. 𝗗𝗿𝗶𝗳𝘁𝗺𝗮𝗿𝗸

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El viento aullaba a su alrededor mientras Visenya descendía en su dragón, Vyrrax, hacia la fortaleza de Driftmark. Su piel vibraba con la energía de la criatura bajo ella, sus alas poderosas cortando el aire en un descenso controlado. A su lado, su padre Maeghor y sus hermanos Daemond y Aegon realizaban maniobras similares con sus propias bestias. Era un espectáculo imponente, una demostración de poderío dracónico que anunciaba la llegada de la familia Lannister-Targaryen.

Abajo, en el puerto, el barco que transportaba al resto de su familia se acercaba lentamente al muelle. Verena, la madre de Visenya, se mantenía erguida en la cubierta, observando con una calma aparente, aunque Visenya sabía que su madre no amaba el mar. Rhaenys, por otro lado, parecía enfurruñada, su rostro reflejando el rencor que sentía al no poseer un dragón propio. A pesar de ser hija de un Targaryen, su huevo nunca había eclosionado, algo que ella sentía como una sombra que la seguía a todas partes. Jaehaerys, el más introvertido de los hermanos, estaba con ellas, más por obligación que por deseo. Aunque tenía un dragón, rara vez lo montaba; en su corazón, era más león que dragón.

Los dragones aterrizaron con una sacudida controlada en los terrenos frente a la fortaleza. Visenya desmontó con gracia, sus ojos capturando el paisaje antes de dirigir su atención hacia el barco que ahora estaba amarrando en el muelle. Pudo ver cómo Verena supervisaba la descarga, su postura irradiando autoridad. Rhaenys bajó del barco con un aire de resignación, mientras que Jaehaerys caminaba detrás de ellas, en silencio.

Maeghor fue el primero en acercarse al grupo que venía del barco. "Todo bien en el mar, espero," dijo con un tono que no escondía del todo su preocupación por su esposa.

Verena asintió, con una ligera sonrisa. "El viaje fue tranquilo, aunque prefiero la solidez de la tierra bajo mis pies," admitió mientras bajaba del barco, alisando su vestido con elegancia.

Visenya observó cómo su madre mantenía su dignidad, incluso sin un dragón que montara. Había algo en la fortaleza de Verena que siempre admiró, algo que no dependía de la sangre Targaryen, sino de una convicción y orgullo nacidos de su linaje Lannister.

Rhaenys, en cambio, no podía ocultar su malestar. Sus ojos se fijaron brevemente en los dragones, pero rápidamente miró hacia otro lado, como si le doliera la vista al verlos. "Supongo que la próxima vez tendremos que asegurarnos de que haya espacio para mí en uno de los dragones," comentó, con un filo en su voz que no se molestó en ocultar.

Visenya, siempre dispuesta a devolver el golpe, la miró con una leve sonrisa. "Tal vez, Rhaenys. Aunque tendrías que conseguir uno primero."

Rhaenys la fulminó con la mirada, pero antes de que pudiera responder, Maeghor intervino, colocando una mano firme en el hombro de Visenya. "Este no es el momento para disputas familiares."

Visenya asintió, pero no pudo evitar lanzar una última mirada altanera hacia su hermana antes de dirigirse hacia la fortaleza. Sabía que su llegada no pasaría desapercibida, y la presencia de los dragones solo añadía más peso a su entrada. Mientras caminaba, sintió la mirada de su madre sobre ella, como una advertencia silenciosa de mantener su compostura.

El grupo avanzó hacia la fortaleza de Driftmark, con el imponente castillo de piedra recortándose contra el cielo gris. Visenya no pudo evitar pensar en lo que les esperaba en esa reunión, y en lo que su familia, con todas sus tensiones internas, podría enfrentar en los días venideros. Pero en ese momento, mientras caminaba junto a sus hermanos y su padre, con el dragón de su hermano rugiendo en la distancia, sintió una chispa de poder en su interior, un recordatorio de quién era y lo que representaba.

𝖈𝖆𝖗𝖒𝖊𝖓 | ᴠɪꜱᴇɴʏᴀ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora