¿Qué opinas de la gallina de guinea?

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–¿En serio? Wuau, eso...eso es...genial, asombroso– respondió Freen casi sin aliento por la sorpresa.

Allí estaban, mirándose la una a la otra, casi como evaluando el impacto de la sorpresiva cita que acababan de acordar.

Freen no podía salir de su asombro, y podía sentir sus mejillas teñirse de un rosado intenso, acompañado del clásico calor de la ebullición de sus emociones.

Rebecca le había dicho que sí.

Rebecca Armstrong, una diosa en la Tierra, le había dicho que si a salir esa noche...a ella, a la socialmente torpe y atolondrada Freen Sarocha Chankimha.

Esa noche iba a ser definitivamente única, de esos eventos canónicos que cambian el destino. Una noche que también coincidía con...

–Oh, ¡diantres! Que tonta, hoy es el cumpleaños de mi hermana...se supone que tendremos una cena esta noche– lamentó con un gesto de genuino dolor mirando a Rebecca.

–Oh, ok, está bien– respondió la actriz, sin perturbarse en absoluto.

–No no, estoy segura que podré zafarme de alguna forma– empezó a explicar, casi desesperada porque Rebecca no se arrepienta de decirle que si.

–No, digo, está bien, podría ir contigo, si tu estás de acuerdo...como tu cita– propuso con cautela, pues la idea de pasar una noche junto a esa extraña mujer que le despertaba tantas cosas era intrigante, y aunque no estuviera segura de qué tan buena idea sería estar con más personas, no quería dejar pasar la oportunidad.

Acostumbrada a los chismes y rumores, lamentablemente Rebecca debía pensar muy bien antes de dar cualquier paso...incluso conocer gente nueva. No eran pocas las personas que sólo se acercaban a ella en busca de una tajada de su fama, y se valían de sucios trucos o intimidades que pudieran vender al mejor postor por sus 15 minutos de fama...pero algo en Freen le generaba confianza. Era totalmente inofensiva...sin olvidar el detalle de que fue Rebecca quien la había llamado. Por extraño que suene, la veía como una persona noble, y suponía que su entorno también lo era.

–¿Tú...quieres ser mi cita en el cumpleaños de mi hermana?– preguntó, incrédula.

–Si está bien para tí...– inquirió expectante.

–Claro, si, está bien...Mi amiga Noey cocinará y es reconocida como la peor cocinera del mundo, pero ya sabes, podrías esconder la comida en tu bolso o algo así– bromeó, intentando darse un poco de seguridad ante la perspectiva de pasar la noche con Rebecca en compañía de sus amigos.

La actriz no pudo evitar reír ante la tonta broma, deleitándose nuevamente con la peculiar personalidad de Freen.

–Okay– dijo asintiendo.

–Okay– dijo Freen, con una irrefrenable sonrisa.

Más tarde esa noche, Noey e Irin se encontraban en la casa que compartían, esperando a la cumpleañera y sus invitados.

Noey lidiaba con una salsa de arándanos y echalotes, mientras en el horno se asaba una gallina de Guinea, un festín algo presuntuoso para una persona que una y otra vez demostraba no poseer el don de la cocina.

Irin miraba a su esposa divertida, anticipando el momento en que el caos irrumpiría, como siempre terminaba ocurriendo.

–¿Así que trae una chica?– preguntó Noey, sin apartar su vista de la salsa, como si su vida dependiera de ello.

–Los milagros ocurren...– respondió Irin con ironía mientras terminaba de acomodar la sala de estar, lo cual a veces se dificultaba teniendo que estar en una silla de ruedas.

Nonthada Village | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora